Oriente Medio
Israel liquida la cúpula militar y científica iraní y exige al régimen aceptar el acuerdo nuclear
El régimen iraní contraataca con docenas de misiles que dejan al menos 40 heridos en Tel Aviv
En plenas negociaciones nucleares con la Administración Trump -el presidente había jugado claramente al despiste en la víspera al asegurar que no habría ataque “pronto”-, Israel descabezó la cúpula militar y científica de la República Islámica y causó serios daños a instalaciones militares y nucleares del régimen -como las instalaciones de Natanz-repartidas por toda Irán en una operación sin precedentes en la que participaron 200 aviones de combates y numerosos drones.
Al cierre de esta edición y mientras las Fuerzas de Defensa seguían llevando a cabo nuevas rondas de bombardeos en Teherán, Oriente Medio y el resto del mundo contienen la respiración ante la más que probable respuesta de un régimen herido que pelea en estos momentos por su supervivencia tras largos meses de sanciones económicas y reveses estratégicos. El lanzamiento de varias decenas de drones -la interceptados casi en su totalidad, una parte de ellos por Jordania- no parece la respuesta digna de la retórica del régimen tras los golpes sufridos durante el día de ayer. Con todo, el líder supremo, el ayatolá Alí Jameneí, advirtió de que Israel “no saldrá ileso” de sus ataques en una alocución pública efectuada en la noche de ayer. “El pueblo iraní puede tener la seguridad de que no habrá tregua en este aspecto”, afirmó el veterano líder iraní, añadiendo que las fuerzas armadas de su país “actuarán con determinación y harán miserable” a Israel.
Así, y de manera casi simultánea, las fuerzas israelíes acababan a lo largo del viernes con el comandante en jefe de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria desde 2019 Hossein Salami, con el jefe del Estado Mayor del Ejército iraní desde 2016 Mohammad Bagheri y con el líder del comando Khatem al-Anbiya de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Gholam Ali Rashid.
Los mandos militares israelíes revelaban horas más tarde el asesinato del jefe de la Fuerza Aérea de la citada Guardia Revolucionaria Amir Alí Hayizadé. Ya durante la tarde, las FDI anunciaban la eliminación del comandante de la Fuerza Qods, el cuerpo de élite de la Guardia Revolucionaria, Esmail Ghaani. El sucesor de Qasem Soleimani, abatido por Estados Unidos a comienzos de 2020.
Al tiempo que la inteligencia y fuerzas armadas israelíes iban eliminando, uno a uno, a los líderes de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria, asesinaba a al menos seis científicos vinculados a la proliferación nuclear. Y golpeaba sucesivamente las instalaciones para el enriquecimiento de uranio de Natanz, un centro de investigación nuclear situado en Tabriz, y las instalaciones de Isfahán, Arak y Kermanshah.
El mensaje de Netanyahu y su ejecutivo ayer fue nítido: se les ha acabado la paciencia con el régimen, que puede estar agotando sus últimas oportunidades de supervivencia si no se aferra a la propuesta de acuerdo remitida recientemente por la Administración estadounidense. Si es que no es ya demasiado tarde. “Israel no quiere un contrapeso en la región. Ahora con el ataque y el visto bueno de Trump la amenaza militar contra Irán es una realidad”, resume a LA RAZÓN el analista hispano-iraní Daniel Bashandeh. “Pero Tel Aviv necesita el apoyo de EEUU para dominar los tiempos de la escalada contra cualquier acción de Irán”, precisa el especialista.
Tras la primera ronda de ataques, el Gobierno de Netanyahu prosiguió ya bien entrada la tarde con nuevos bombardeos en lo que desde Tel Aviv se definió como una nueva fase dentro de la operación bautizada como León Naciente. “La Fuerzas de Defensa de Israel continúan atacando objetivos en territorio iraní”, anunciaba el mando militar israelí en su cuenta oficial en X. Horas antes del anuncio, medios iraníes informaron de ataques contra la base aérea de Nojeh, en la provincia de Hamadán, en el noroeste del país, de momento sin víctimas. En la tarde de ayer, fuentes militares israelíes aseguraban haber infligido serios daños a lanzamisiles del ejército iraní.
Con las negociaciones nucleares rotas -la sexta ronda de diálogo indirecto entre representantes iraníes y estadounidenses prevista para este domingo en Omán quedó suspendida en la mañana de ayer--, el presidente estadounidense Donald Trump aseguraba en la tarde de ayer que al régimen le queda aún una “segunda oportunidad” para un acuerdo que a esta hora parece más lejano que nunca.
“Hace dos meses le di a Irán un ultimátum de 60 días para llegar a un acuerdo. ¡Lo tendrían que haber hecho! Estamos en el día 61. Les dije lo que tenían que hacer pero no fueron capaces. Ahora puede que tengan, quizás, una segunda oportunidad”, escribía el inquilino de la Casa Blanca en las redes sociales. Entretanto, el jefe del Consejo de Seguridad Nacional israelí Tzachi Hanegbi admitía en la tarde de ayer que solo empleando la fuerza es “imposible” destruir del todo el programa nuclear de la República Islámica.
“Las negociaciones están en el aire. El ataque demuestra la trampa de estas negociaciones nucleares para Irán. La coordinación entre EEUU e Israel debilita la capacidad de respuesta de Teherán. Si Irán responde, EEUU defenderá a Israel. Pero si Irán no responde, Israel podría seguir con los ataques”, abunda a LA RAZÓN el analista político Daniel Bashandeh.
La situación de tensión regional se dejó ayer notar desde primera hora también en el ámbito económico y financiero. Wall Street abrió este viernes en rojo tras los primeros ataques israelíes en Irán. Igualmente la ofensiva de las FDI y la eventual respuesta de Teherán se manifestó en forma de subida de los precios del petróleo en los mercados internacionales.
Tras una jornada aciaga, las autoridades iraníes prometían una “poderosa respuesta” a lo ocurrido horas antes. La situación era también de máxima tensión en el Líbano, donde opera desde hace cuatro décadas la otrora más poderosa de las fuerzas proxy de la República Islámica en la región, Hizbulá, entre llamadas de las autoridades locales a la organización chií a que se abstenga de involucrarse en un eventual frente libanés en defensa de Teherán. Desde Yemen, la otra gran estructura política y militar vinculada al régimen de los mulás, los conocidos como hutíes, lanzaban a última hora de la tarde un misil contra suelo israelí que acabaría siendo interceptado.