Parlamento Europeo
Jean Claude Piris: «No es serio que Reino Unido se convierta en un paraíso fiscal»
Exdirector del Servicio Jurídico del Consejo Europeo. El Gobierno británico tiene mucho más que perder que la UE si opta por un Brexit duro, especialmente en aspectos como seguridad y economía, asegura el veterano negociador
El Gobierno británico tiene mucho más que perder que la UE si opta por un Brexit duro, especialmente en aspectos como seguridad y economía, asegura el veterano negociador
Desde hoy la Unión Europea se adentra en el terreno de lo desconocido. Para aportar algo de luz a un proceso con más sombras que luces, LA RAZÓN habla con Jean Claude Piris, ex director general del Servicio Jurídico del Consejo y partícipe en la redacción de los tratados de Maastricht, Ámsterdam, Niza y Lisboa y de la fracasada Constitución europea. Actualmente trabaja como consultor privado especializado en Derecho Comunitario e Internacional.
–Reino Unido pretende que mientras se negocia la salida de la UE, comiencen las negociaciones de un nuevo acuerdo comercial con los 27 para ganar tiempo. La Comisión se niega, pero ¿se puede negociar de manera simultánea?
–No, no es posible negociarlo legal ni formalmente, porque el artículo 50 es lo que llamamos en nuestra jerga «la base legal». Eso significa que la Unión Europea no tiene poder hasta que ese poder se lo otorgue un tratado. Hasta que el tratado no te dé un nuevo poder, no te dice cómo es el proceso para adoptar leyes y artículos. El artículo 50 está pensado para que un Estado miembro abandone la UE. Es un proceso muy específico y único en el tratado y está limitado a la salida. Cuando hablamos de las relaciones en el futuro, reconstruyendo relaciones con el país que se va, hablamos de otra base legal, otro artículo sobre tratados internacionales con terceros países que es pertinente (art. 216 o 217 del Tratado de Funcionamiento de la UE). Hay una frase en el artículo 50 que habla de «tener en cuenta el futuro estatuto», pero «tener en cuenta» significa no poder poner en marcha relaciones legalmente vinculantes. La Comisión, el señor Barnier, lo sabe. Es imposible.
–Pero entre la ruptura y la nueva relación, ¿habrá un periodo transitorio con ciertas cláusulas que habrá que negociar?
–Para mí es absolutamente imperativo, absolutamente necesario, porque no empezaremos a negociar el futuro tratado al menos en dos años. En ese tiempo puedes discutir informalmente sobre futuras relaciones, pero no puedes hacerlo obligatoriamente, legalmente. Hay una parte que es la demandante, Londres, que está en posición de pedir algo, pero depende de la buena voluntad de la UE.
–El Tratado de la UE asegura que la política comercial es una competencia exclusiva de la Unión. Londres no puede negociar mientras sea miembro de la UE acuerdos comerciales con otros países. Pero, ¿qué puede hacer Bruselas si lo hace en estos dos años?
–No olvide que es Reino Unido el que debe pedir. Si no hay buena voluntad por parte de la Unión Europa, el país atravesará una situación horrible desde el punto de vista económico si empieza a firmar acuerdos con EE UU o China. Además, estos países no lo van a hacer. Es más, creo que las relaciones comerciales entre Washington y Londres van a difíciles.
–¿Seguro?
–Sí, la razón es que Reino Unido vende más a EE UU que viceversa. La balanza es negativa y Donald Trump dice que quiere ser libre ahora en ese aspecto.
–May ha amenazado de manera velada con convertir a su país en un paraíso fiscal. ¿Es posible?
–Eso es un posición negociadora. No es posible para Reino Unido hacer eso. No es serio. Todo el mundo lo sabe.
–La semana pasada Londres vivió un brutal ataque terrorista. Con el Brexit, el país tiene que salir también de Europol. ¿Cree que se puede lograr un buen acuerdo?
–Depende de lo que se considere un buen acuerdo. Dinamarca también ha abandonado esta agencia y está luchando para volver porque no tiene completo acceso a la información. Eso lo sabe Reino Unido. Y si vuelven, tendrán que aceptar la jurisdicción del Tribunal de Justicia de Luxemburgo. La señora May dice que no quiere aceptarlo, pero tendrán que hacerlo.
–Los servicios secretos británicos son reconocidos por su solvencia. ¿No puede utilizar esto Londres como baza? El resto de Europa necesita esta información...
–Absolutamente, tienen uno de los mejores servicios secretos y uno de los mejores ejércitos del mundo y necesitamos buena colaboración. Pero dada la futura posición de Reino Unido, van a tener que quedarse fuera de todas las decisiones que se tomen en exteriores, defensa... No van a tener acceso a esas reuniones. También hay intercambio de información a través de un sistema secreto de correo al que sólo tienen acceso los Estados miembros. Va a ser muy difícil.
«Hay que reconocer a los residentes»
Uno de los puntos fuertes de la negociación será el de los derechos de los europeos que viven en Reino Unido y viceversa. En eso, Piris cree que «todo el mundo tiene buena voluntad. Para decidir a qué residentes en Reino Unido puede afectar el Brexit, no se sabe si se puede aplicar la fecha del 23 de junio de 2016 (día del referéndum), o la del día de hoy, por elegir un límite. Pero hay un problema propiamente británico. Allí no hay carné de identidad y no hay obligación de inscribirse ni tener papeles. Es muy difícil para ellos determinar quién estaba allí en una fecha precisa», dice. Es ésa la razón por «la que no eran capaces de dar cifras sobre inmigración legal porque no tienen los mismos medios que otros Estados de la UE», añade.
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