Brexit
Johnson reabre la crisis en los «tories» al criticar el acuerdo con la UE
El expremier británico asegura que «le resultará difícil» votar a favor del texto en el Parlamento
Desde que el premier Rishi Sunak firmara el pasado lunes la ansiada fumata blanca con Bruselas respecto a la polémica de los controles aduaneros en Irlanda del Norte -el gran escollo que aún quedaba pendiente por cerrar tras el Brexit- se había apoderado una inusual calma dentro del Partido Conservador.
Ningún tory euroescéptico había criticado públicamente el nuevo pacto, que lidia con las dificultades que plantea la única frontera terrestre -junto con Gibraltar- que existe ahora entre Reino Unido y la UE. Y eso se consideraba ya un gran logro.
PeroBoris Johnson vino a romper este jueves la paz. La ambición rubia rompió su silencio y aseguró que le “resultará difícil” votar por el nuevo Acuerdo Marco de Winsor cuando se someta a escrutinio en la Cámara de los Comunes.
“Soy consciente de que no me agradecerán por decir esto, pero creo que es mi trabajo hacerlo: debemos tener claro lo que realmente está sucediendo aquí. No se trata de que Reino Unido recupere el control, y aunque hay concesiones, esta es realmente una versión de la solución que se ofreció el año pasado a Liz Truss cuando era ministra de Exteriores. Esta es la UE inflexible que nos permite ahora hacer lo que queremos hacer en nuestro propio país, pero no por nuestras leyes sino por las suyas”, aseguró durante un discurso pronunciado en la llamada `Cumbre sobre poder blando global´ organizada en Londres por la consultora Brand Finance.
Pese a que Sunak es considerado ahora el gran héroe al haber conseguido grandes concesiones de la UE para eliminar gran parte de los controles, estaba claro que Johnson no iba a ser especialmente amable con el actual inquilino de Downing Street, ya que de alguna manera le ve como responsable de la rebelión que el verano pasado acabó forzando su dimisión.
Admitir ahora que el nuevo pacto viene a solucionar los problemas políticos y burocráticos que existían en la provincia británica sería admitir que el Protocolo de Irlanda del Norte que él mismo negoció en su día con la UE no funcionaba, algo que más que una opinión es un hecho.
Johnson quiere pasar a la posteridad como el hombre que consiguió ejecutar el histórico divorcio. Y no quiere, por tanto, que Sunak te arrebate ahora el título de “Mr. Brexit”. Pero lo cierto es que cada vez se encuentra más aislado. Confiaba en que Sunak fracasara en las últimas negociaciones con Bruselas para poder regresar cual héroe. Pero el actual primer ministro ha conseguido por parte del bloque una flexibilidad no mostrada hasta la fecha, gracias a un pragmatismo y seriedad que nunca mostró su predecesor.
Durante su esperada intervención, Johnson confió en que los unionistas norirlandeses del DUP puedan “reconciliarse” con el nuevo acuerdo y reanuden el Gobierno de coalición en Belfast, desbloqueando así una parálisis que se alarga ya por un año. “Tenemos que esperar que el nuevo acuerdo funcione”, dijo la ambición rubia. Pero, si no es el caso, abogó por seguir adelante con el proyecto de ley que planteó en su día para violar unilateralmente lo pactado con Bruselas. La polémica normativa ha sido ahora retirada por Sunak como acto de buena fe.
¿Vuelve entonces Johnson a abrir una guerra civil en el Partido Conservador por puro interés personal? Si bien el ex primer ministro dijo ayer que le sería complicado votar por el nuevo pacto, eso aún deja la opción de abstenerse en lugar de votar activamente en contra. En cualquier caso, una clara mayoría en Westminster -y una clara mayoría dentro del propio Partido Conservador, ahí la clave- se muestra ahora a favor del nuevo acuerdo que, aunque legalmente no tiene que ser votado en la Cámara de los Comunes, se someterá a escrutinio de los diputados puramente para sellar un consenso político. De momento, sigue sin haber fecha para la votación.
Los comentarios de Johnson podrían aumentar ahora las dudas que algunos miembros del núcleo duro tory euroescéptico. Con todo, en caso de que hubiera rebelión, ésta sería menor. Nada comparado con los tiempos de Theresa May en los que sus propias filas tumbaron hasta tres veces lo que había pactado con Bruselas. La mayoría de los `Brexiteers´ son conscientes que apenas representan ya una minoría sin interés ante un electorado fatigado con esta cuestión. No hay apetito ya entre los votantes por recrear las guerras en Westminster. El divorcio con la UE ha quedado ya fuera de los diez principales temas de preocupación para el ciudadano. Y las guerras internas solo empeorarían aún más la imagen de la formación, a la que la oposición le saca más de veinte puntos de ventaja de cara a los próximos comicios previstos para el próximo año. Por lo tanto, tarde o temprano, Johnson tendrá que admitir que su momento ha pasado.
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