Encuestas.

Tsipras pierde fuerza ante las urnas del 20-S

La fecha satisface al ex primer ministro porque apenas deja margen a los críticos

La primera ministra interina, Vasiliki Zanu (dcha), y el presidente de la República, Prokopis Pavlópulos.
La primera ministra interina, Vasiliki Zanu (dcha), y el presidente de la República, Prokopis Pavlópulos.larazon

El 20 de septiembre. Esa es la enésima fecha en que los griegos están llamados a las urnas, por cuarta vez en tres años y tras ocho meses de Gobierno de Syriza. La primera ministra en funciones, Vassiliki Thanou, anunció ayer la convocatoria de elecciones anticipadas para ese día, el preferido por el ex primer ministro Alexis Tsipras para no dejar tiempo a sus opositores a organizarse, pese a los intentos de éstos por retrasar una semana la celebración de esos comicios.

Tanto los conservadores de Nueva Democracia (ND) como la nueva lista izquierdista Unidad Popular agotaron sus tres días respectivos para tratar de formar Gobierno, una hazaña descartable de antemano. Tras ese preámbulo el procedimiento legal se ha producido en apenas dos días: nombramiento de Thanou, la hasta ahora presidenta del Tribunal Supremo, como premier helena –la primera mujer en ocupar esa posición–, jura del cargo, disolución del Parlamento y convocatoria de elecciones anticipadas. Todo a un ritmo acelerado que varios líderes de la oposición han calificado de «anticonstitucional». Entre otros motivos, porque el presidente de la República, Prokopis Pavlopoulos, hizo un llamamiento a formar Gobierno de coalición a las diferentes fuerzas, por teléfono, ya que Syriza, los ultranacionalistas de Griegos Independientes y los comunistas del KKE se negaron a participar en una reunión presencial.

La disolución del Parlamento y la convocatoria de elecciones marcan el inicio de campaña, de manera formal, aunque esa pugna electoral se inició de inmediato tras la dimisión relámpago de Tsipras, justo el mismo día en que Grecia recibió parte del dinero del tercer rescate y cumplió con los compromisos de deuda con los acreedores. «¿Por qué Tsipras no convocó elecciones antes de sellar el tercer memorándum?», se preguntaba el líder de ND, el conservador Vangelis Meimarakis, en tono electoralista.

A pesar de su giro reformista y el incumplimiento de las promesas electorales, las encuestas previas al anuncio de comicios anticipados situaban al líder de Syriza por delante en las encuestas. El objetivo de Tsipras, sin embargo, es alcanzar la mayoría absoluta, como dejó entrever en su última entrevista televisada en que descartó pactar con los partidos tradicionales (ND y los socialistas del Pasok) ni con los liberales de To Potami. «Lo que no voy a hacer es meter por la ventana a los que el pueblo echó por la puerta. Tampoco voy a ser primer ministro en un Gobierno con Vangelis Meimarakis y Stavros Theodorakis (líder de To Potami)», señaló para añadir que tan sólo está dispuesto a «cooperar» con otros partidos, como Anel, el hasta ahora socio menor de coalición.

La abrumadora ventaja de Syriza –un 20% por encima de ND– se ha recortado en las últimas semanas. Los primeros sondeos auguran la caída de Tsipras. Mientras que el Think Thanks Bridging Europe les da un 26,8% de intención de voto frente a Nueva Democracia que conseguiría un 18,3%, el análisis publicado por Vergina TV indica que los izquierdistas obtendrían un 24% de votos, por un 22% para ND, apenas dos puntos de diferencia. Dejando de lado las encuestas, a veces poco significativas en un país con un voto tan volátil, lo cierto es que Meimarakis ha logrado devolver la compostura al partido conservador en un tiempo récord, después del varapalo electoral de enero y la crisis de liderazgo posterior, que le llevaron a asumir el cargo hace tan sólo dos meses.

El líder de ND antepuso los intereses nacionales a los partidistas al dar su apoyo al Gobierno izquierdista para aprobar en el Parlamento los paquetes de medidas necesarios para sellar el tercer rescate y evitar la salida de Grecia del euro. Unos votos imprescindibles tras la fisura interna de Syriza. Fuentes cercanas a la Cámara aseguran que con Meimarakis, sustituto de Antonis Samaras, mejoró notablemente la relación entre las fuerzas políticas helenas, muy deteriorada tras la convulsa etapa posterior a la caída del Ejecutivo de Samarás. También se ofreció para formar un Gobierno de coalición nacional y sortear un nuevo período de incertidumbre política con la celebración de comicios anticipados. Meimarakis ha demostrado la confianza en su figura al retar a Tsipras a al menos dos debates televisados. Un desafío que el líder de Syriza planteó a Samaras en enero y que ahora podría rechazar. La posición del principal líder de la oposición puede reforzarse a medida que avanza la campaña, pues el ex primer ministro ha agotado gran parte de los argumentos para defender su candidatura.