Amenaza nuclear
La custodia del uranio amenaza el pacto nuclear
Irán propone depositarlo en su aliada Rusia, a lo que se niega Washington
A un día de que venza el plazo para alcanzar el ansiado pacto nuclear con Irán, las negociaciones se han topado con un escollo inesperado en la recta final. El grupo 5+1, que lidera las conversaciones, integrado por Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Reino Unido, no había previsto todavía a dónde se iban a enviar las reservas de uranio enriquecido iraní. Teherán propuso que estaría dispuesto a enviarlo a Rusia, pero su oferta no agradó en absoluto a EE UU ni al resto de potencias occidentales. Ante esa desavenencia, el viceministro de Relaciones Exteriores de Irán, Abbas Araqchi, y negociador en Lausana, fue tajante: «La exportación de reservas de uranio enriquecido no está en nuestro programa. No hay posibilidad de enviar las reservas al extranjero».
Este revés pone un aura de suspense al último acto de estas larguísimas negociaciones que empezaron una década atrás y aún no han visto la luz. La marcha repentina ayer del ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, podría ser otro indicador de que el histórico acuerdo con Irán no será tan inmediato. Su portavoz, Maria Zakharova, anunció a la Prensa que «Lavrov se ha marchado a Moscú y, probablemente, si hay un entendimiento realista sobre el acuerdo, hoy vuelva a Lausana». A pesar de las diferencias sobre el almacenamiento de uranio, la delegación iraní sostuvo ayer que el acuerdo sigue siendo posible. La parte estadounidense también quiso restarle importancia. Según fuentes occidentales citadas por «The New York Times», « hay otros modos de gestionar las reservas de uranio que seguirían permitiendo alcanzar un pacto con Teherán».
Irán sostiene que el 90 por ciento de los detalles técnicos y legales estarían resueltos, pero «hay dos o tres problemas que siguen sin resolverse», indicó Araqchi. Se trata de las actividades nucleares que Teherán estaría autorizado a desarrollar y el levantamiento de las sanciones que pesan sobre la República Islámica y que lastran su economía. Sobre este asunto, el viceministro subrayó que para el Gobierno de Teherán, la mayor exigencia es que todas las sanciones y resoluciones de Naciones Unidas que imponen restricciones al país deben ser eliminadas como parte de un acuerdo nuclear y no como una consecuencia de la aplicación del mismo. «Ya es hora para el Grupo 5+1 de tomar decisiones duras y levantar todas las sanciones», sentenció. El tema de las sanciones se ha visto como el gran obstáculo que impide la firma de un acuerdo en la ciudad suiza de Lausana. Los iraníes exigen que el levantamiento de las medidas punitivas sea inmediato, mientras que las seis potencias se oponen con mayor o menor hincapié a esta opción. Además, los países occidentales desean implementar un mecanismo todavía por definir para reinstaurar las sanciones de Naciones Unidas rápidamente en caso de un posible incumplimiento iraní del acuerdo.
La duración del propio acuerdo es otro de los temas que lastran la negociación, aunque se entiende que será un mínimo de diez años para la capacidad de investigación y desarrollo (I+D) nuclear que tendría Teherán, existen otros aspectos que tendrían otro tipo de duración.
Los escollos de un pacto histórico
- Sanciones. Las potencias occidentales defienden que sólo se levantarán las sanciones económicas a Irán cuando se demuestre que están cumpliendo el pacto. Teherán reclama que se anulen desde la entrada en vigor.
- Tiempos. EE UU pide que, durante 10 años, se garantice que Irán necesitará al menos 12 meses para conseguir el material preciso para producir la bomba nuclear.
- Almacenamiento. Irán propone que sus reservas de uranio se guarden en Rusia, algo a lo que el grupo 5+1 se niega.
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