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La OTAN, la defensa europea y España

España tiene unos sistemas de armas homologables a los países más avanzados de la OTAN; sobre todo cuando se completen los programas en marcha: submarino S-80, fragatas F-110, carros 8x8, etc.
España tiene unos sistemas de armas homologables a los países más avanzados de la OTAN; sobre todo cuando se completen los programas en marcha: submarino S-80, fragatas F-110, carros 8x8, etc.larazon

Como un ciclón, fiel a su estilo, apareció Donald Trump para asistir a la cumbre de la OTAN, ir a Londres y poner de paso en su sitio a Theresa May, para finalizar su periplo con una visita a Vladimir Putin, amigo y enemigo a la vez. Con malos modos, como es habitual en él, señaló a España por su limitada contribución al presupuesto de la organización, y se ensañó con Alemania llegando a faltar incluso el respeto a Angela Merkel, a quien se dice que agarró por los hombros por detrás cuando la canciller estaba hablando. El presidente Trump reclamó, insultos incluidos, que los países europeos incrementaran hasta el cuatro por ciento su contribución a la defensa. Y acabó su paso por la cumbre atacando a Europa como uno de sus enemigos. Lo que no dijo, aunque se da por supuesto, es que el exigido aumento de las inversiones en defensa europeas deberían hacerse comprando tecnología militar norteamericana.

De acuerdo con la propia OTAN, la contribución a la defensa y seguridad europeas se basa, sin embargo, en el concepto de las tres Ces. En ingles: Cash, Capabilities y Contributions. Es decir: inversiones, capacidades en sistemas de armamento y contribución a las misiones de la OTAN. Todo lo cual, sumado, debe alcanzar ese dos por ciento del Producto Interior Bruto que se reclama. Y en esto España, aunque debe pasar del 0,91% actual al 1,53% en poco tiempo, sólo es deficitaria en su contribución financiera, que compensa largamente con su participación en muchas misiones de la OTAN, a la vez que tiene unos sistemas de armas homologables a los países más avanzados de la Alianza; especialmente cuando se completen todos los programas en marcha: submarino S-80, fragatas F-110, carros 8x8, etc. A lo que habría que añadir, porqué no, otras inversiones dedicadas a la seguridad de Europa como puede ser el sistema Frontex de la Guardia Civil.

Conviene resaltar que, con el Brexit en marcha, España es ya económicamente el cuarto país de la Unión Europea. Y, para ser más precisos, dada la situación peculiar de Italia en este momento, España, con Francia y Alemania, forma el tercer pilar en la defensa y seguridad europeas, siendo además el tercer pilar político y económico, lo que debe asegurarnos la participación en el programa de defensa y seguridad que Macron y Merkel han puesto en marcha. Como es sabido, Francia y Alemania se han lanzado a un programa de defensa paralelo a la actual PESCO, la Cooperación Estructurada Permanente. Una iniciativa incluida en el Tratado de la Unión que busca coordinar los esfuerzos en materia de defensa; lo que incluye la adquisición de material bélico así como el desarrollo de operaciones conjuntas de seguridad y de misiones para la paz. Actividades en las que la Agencia Europea de Defensa, dirigida hoy por un diplomático español, tiene un relevante papel.

La iniciativa lanzada por Macron y Merkel persigue una mayor integración en la política europea de defensa, con un mayor impacto en los mercados globales, lo que no ha conseguido el Eurofighter. De ahí que se busque concentrar los esfuerzos en el desarrollo industrial de sectores críticos: aviones no pilotados (drones), helicópteros de nueva generación, misiles tácticos, mayor cooperación en las actividades de ciberdefensa o el desarrollo de capacidades europeas comunes en la vigilancia espacial. Un esfuerzo que muestra la voluntad de construir una Europa de la defensa que la presión de Donald Trump, con la salida de Reino Unido de la Unión Europea, hacen cada vez más urgente. A la vez que es urgente el desarrollo de una Europa más comprometida con la nueva economía digital; que sea menos dependiente de las multinacionales norteamericanas del sector. Aspecto que quizás empiece a cambiar con las decisiones que se han tomado para que éstas paguen los impuestos que les corresponde y dejen de ser monopolios de facto.

Nos consta, por otro lado, las buenas relaciones que existen entre el presidente Macron y el presidente Sánchez, que en el corto tiempo que lleva en la Moncloa ha tenido al menos tres oportunidades de verse en privado con el mandatario francés. A lo que hay que sumar las evidentes diferencias que existen entre la visión de defensa y seguridad de España y Francia respecto de Alemania. El sur de Europa no tiene las mismas amenazas a su seguridad que el este o el centro. Como tampoco tiene la misma visión económica. De ahí que sea imprescindible un mayor equilibrio que facilite una sólida cohesión europea fuera del dominio alemán. Algo que España y Francia están llamadas a llevar a cabo. Para Francia, España es el aliado esencial en esta política; siendo España, además, el imprescindible aliado en una política atlántica que mire a Asia desde Latinoamérica. Al igual que para España, Francia representa el eje fundamental que le permita consolidar el papel que por tamaño económico y posición geoestratégica le corresponde. Circunstancias olvidadas por el Gobierno anterior que quedó anclado en Alemania, sin percibir que Europa es mucho más, y que está llamada a tener un papel clave en los nuevos equilibrios mundiales ahora que Estados Unidos ha decidido ir contra Europa y contra China. Una nueva oportunidad de consolidar con el gigante asiático un frente común y darle a Europa el papel global que ha de tener. Ahí España tiene una enorme oportunidad. Y Francia es su mejor aliado. La defensa y seguridad europeas pueden ser la clave en esta nueva oportunidad.