Brasil

La renuncia del ministro de Hacienda asfixia a Rousseff

Las diferencias de Joaquim Levy con la presidenta sobre los recortes precipitan su caída

Rousseff, ayer, durante un acto en el Palacio Planalto de Brasilia
Rousseff, ayer, durante un acto en el Palacio Planalto de Brasilialarazon

Las diferencias de Joaquim Levy con la presidenta sobre los recortes precipitan su caída

El ministro brasileño de Hacienda, Joaquim Levy, renunció ayer a su cargo y confirmó así los rumores que apuntaban a su salida del Gobierno de la presidenta Dilma Rousseff, en medio de la crisis económica y política en el país, informaron hoy fuentes oficiales. El Gobierno anunció en un comunicado que relevará a Levy en la cartera de Hacienda el actual ministro de Planificación, Nelson Barbosa. En la nota de prensa, Rousseff agradeció «la dedicación del ministro Joaquim Levy, que tuvo un papel fundamental en el enfrentamiento de la crisis económica» y le desea «mucho éxito en sus desafíos futuros».

Levy se había negado a confirmar por la mañana su dimisión, aunque confesó que siente una cierta «decepción» con el Ejecutivo y el Parlamento por la «falta de respaldo» a algunas medidas que propuso para ajustar las cuentas públicas y recortar el gasto. Tras el encuentro con periodistas, el ministro emitió un comunicado en tono de despedida en el que afirmó que llega al final de 2015 «preocupado con la situación del país», pero confiado en que «la economía brasileña tiene fundamentos positivos y sólidos». Levy aseveró que «Brasil es mayor que cualquier gestión política o percance a corto plazo» y defendió que «nadie quiere el ‘‘impeachment’’ (como se conoce al juicio político que amenaza a Rousseff con la destitución) como primera opción».

El ministro entró en el Gobierno en enero a raíz de la reforma ministerial impulsada por Rousseff de cara a su nuevo mandato y el nombramiento de Levy, un economista independiente con fama de ser defensor del recorte de los gastos públicos, fue recibido de forma positiva por el mercado. Levy provenía del sector bancario, ocupó la titularidad del Tesoro Nacional y asumió la cartera de Hacienda con el objetivo de liderar un polémico ajuste fiscal para enderezar las maltrechas cuentas públicas, un proyecto que ha tenido dificultades para avanzar en un Congreso fragmentado incluso entre la base aliada.

El paquete de medidas rubricadas por el equipo de Levy incluye una fuerte reducción del gasto público y el aumento de la recaudación por la vía tributaria, lo que ha hecho enfriar la economía nacional. La aprobación del ajuste era una de las condiciones de las agencias de calificación de riesgo para mantener a Brasil su grado de inversión, pero el sello de buen pagador fue retirado esta misma semana ante la paralización de las negociaciones en el Congreso, centrado en los trámites para iniciar el juicio contra Rousseff.

La cartera económica será asumida ahora por NelsonBarbosa, un político más identificado que su antecesor con las políticas de la mandataria brasileña, con quien además mantiene una excelente relación. Barbosa ha protagonizado algunas sonadas discrepancias con Levy sobre la aplicación del ajuste fiscal y su perfil, de cariz más político que su antecesor, llega en un momento en el que la presidenta busca tejer una red de apoyos en el Congreso para sacar adelante los proyectos del Ejecutivo. De acuerdo con el comunicado de la Presidencia, Barbosa será sustituido en el ministerio de Planificación por el actual titular de la Contraloría General de la Unión, Valdir Simão, quien a su vez será relevado interinamente por Carlos Higino Ribeiro de Alenca. Efe

El último rifirrafe con la presidenta

La buena sintonía que existió entre Levy y Rousseff durante los primeros meses de gobierno comenzaron a torcerse a la hora de elaborar los presupuestos. El ministro de Hacienda defendió las políticas con las que había entrado en el Ejecutivo a la hora de pedir que se guardara el 0,7 por cierto del PIB para solventar la deuda, pero finalmente vio cómo ese porcentaje se reducía en dos décimas. Esta diferencia estaba íntimamente relacionada con el plan estrella de Rousseff para las familias y la presidenta prefirió no escuchar al titular de Hacienda, ya que eliminar dicho programa le hubiera salido caro en las urnas.