
Brexit
La ambigüedad de Londres por el Brexit irrita a la UE
Barnier, el negociador europeo, conmina a Reino Unido a «empezar a negociar en serio» justo al inicio de la tercera ronda de contactos

Barnier, el negociador europeo, conmina a Reino Unido a «empezar a negociar en serio» justo al inicio de la tercera ronda de contactos.
El pasado mes de julio, tras la segunda ronda negociadora entre Reino Unido y los Veintisiete, Michel Barnier recurrió a una cita del propio Winston Churchill para apelar al honor británico. «El precio de la grandeza es la responsabilidad», clamó el negociador jefe de la UE para pedir a la delegación británica precisión sobre sus bazas negociadoras. Parecía que las palabras del político francés habían tenido su eco al otro lado del Canal de la Mancha. Durante este mes de agosto, Downing Street ha publicado una serie de documentos sobre unión aduanera, la frontera de Irlanda e incluso los residuos radiactivos. Pero Bruselas no está contenta. Tras leer cuidadosamente los textos, cree que siguen pecando de ambigüedad calculada y, lo más importante, desconfía de las estratagemas utilizadas por Londres para vincular el acuerdo de divorcio con la relación futura entre Reino Unido y el bloque europeo utilizando temas tan radiactivos como «la frontera invisible» entre las dos Irlandas y la necesidad de la unión aduanera en el Ulster. A todo esto, se suma que Reino Unido sigue sin presentar ningún documento sobre la madre de todas las batallas: la factura de divorcio.
En las declaraciones a los medios de comunicación de ayer, previas al arranque de las negociaciones, los reproches mutuos no tardaron en aparecer. «Para ser honesto, estoy preocupado porque el tiempo pasa deprisa. Damos la bienvenida a los documentos británicos, los hemos leído muy atentamente. Pero necesitamos conocer las posiciones de Reino Unido en todos los asuntos de separación, es básico para hacer avances. Debemos empezar a negociar en serio», aseguró Barnier. Fuera de micrófono, las acusaciones son incluso más explícitas y altos funcionarios reconocen su preocupación por que Reino Unido utilice el tema irlandés como «moneda de cambio».
David Davis, el negociador británico, no se quedó callado. Sacó pecho sobre los documentos publicados; aseguró que en esta ronda se van a tratar todos los temas en cuestión y pidió a los Veintisiete «flexibilidad e imaginación», lo que para la delegación británica significa empezar a negociar sobre asuntos ligados a la futura relación entre Reino Unido y el bloque europeo. «Hemos publicado muchos documentos que cubren importantes aspectos sobre la separación y la futura relación», se defendió Davis después de que Barnier pidiera «terminar con la ambigüedad» para poder pasar a la siguiente fase.
El calendario esbozado hasta ahora prevé que en la cumbre del 19 y 20 de octubre Barnier proponga a los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete comenzar el segundo estadio de las negociaciones siempre y cuando se hayan producido avances «suficientes» en las tres áreas principales de divorcio: derechos de los ciudadanos comunitarios, factura e Irlanda del Norte. Las negociaciones de esta tercera ronda se prolongarán hasta el jueves y, tras la primera toma de contacto entre Barnier y Davis, éstos dejarán trabajar a sus equipos técnicos.
El comienzo no resulta demasiado halagüeño y en la capital comunitaria se da por supuesto que estar jornadas traerán pocos avances a la espera de que en septiembre la delegación británica empiece a enseñar sus ases en la manga. Bruselas confía en que la espada de Damocles del tiempo sobre unas negociaciones que deben estar concluidas en marzo de 2019 se convierta en la mejor arma disuasoria.
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