Viaje de Sánchez
Los líderes europeos presionarán a China para que actúe en favor de la paz en Ucrania
Pedro Sánchez será el primer líder europeo que se verá con Xi después de su reunión con Putin en Moscú
Los líderes europeos se dirigen en tropel a Pekín para comprobar si la autoproclamada condición de pacificador mundial de China es real. El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, se reunirá el viernes con el líder chino, Xi Jinping, y la próxima semana harán lo propio el presidente francés, Emmanuel Macron, y la jefa de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. El papel de China como mediador en la distensión entre Irán y Arabia Saudí sorprendió este mes a muchos, y ahora hay cierto interés en poner a prueba su esperada capacidad conciliadora.
Pedro Sánchez se convertirá así en el primer presidente del Gobierno español que visita China desde que Xi estrenara su tercer mandato de cinco años. El presidente español asistirá asimismo al Foro de Boao para Asia, en la provincia china de Hainan. Se trata además del primer dirigente de la UE que se reúne con líder chino desde que éste lo hiciera con Vladimir Putin en Moscú, hace dos semanas.
"China es un actor global, así que obviamente debemos escuchar su voz para ver si entre todos podemos poner fin a esta guerra, y Ucrania puede recuperar su integridad territorial", declaró Sánchez en una rueda de prensa, en Bruselas, tras una reunión del Consejo Europeo.
Por su parte, el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, viajará a Pekín de camino a la cumbre de ministros de Asuntos Exteriores del G7 que se celebrará en Japón el 16 de abril, para mantener un "diálogo estratégico" con el ministro de Asuntos Exteriores, Qin Gang.
Cada uno de ellos tratará de convencer a China de que no suministre armas a Rusia, en medio del temor europeo de que ello pueda contribuir al inicio de la Tercera Guerra Mundial. Las capitales europeas occidentales están convencidas de que la intervención militar de China podría inclinar la balanza permanentemente en favor de Moscú, al tiempo que podría desencadenarse un conflicto más amplio en el que participarían la OTAN y Estados Unidos.
Según diplomáticos y expertos, en esta misión los europeos tratarán de calibrar si China se toma en serio la ayuda a los esfuerzos de paz en Ucrania. Una serie de líderes aprovecharon una cumbre en Bruselas para dar la voz de alarma sobre el ostentoso apoyo de China a Vladimir Putin, advirtiendo de que no podían quedarse de brazos cruzados mientras ambos consolidan una alianza que amenaza con conducir al deterioro de la situación internacional.
Algunos funcionarios entre bastidores se muestran escépticos ante la posibilidad de que China pueda mediar, mientras dudan de su neutralidad. De hecho, Von der Leyen y Borrell tacharon directamente de pro-ruso un documento a favor de la paz publicado por el Ministerio de Asuntos Exteriores chino. En febrero, Pekín publicó un informe de 12 puntos titulado "Posición de China sobre la resolución política de la crisis ucraniana", en el que pedía el cese de las hostilidades y la reanudación de las conversaciones de paz, el fin de las sanciones unilaterales y el abandono de la mentalidad de la Guerra Fría.
Pero el lenguaje se ha suavizado en Bruselas en las últimas semanas. Los diplomáticos hablan ahora del proyecto como "defectuoso" y no como una “pérdida de tiempo”. Señalan el hecho de que Ucrania no lo ha rechazado totalmente, y que hay cierta coincidencia con la propia visión de Kyiv para poner fin a la contienda. Tras su viaje de Estado a Moscú la semana pasada, algunos esperan ver si Xi hablará ahora con el líder ucraniano, Volodimir Zelenski.
Las consecuencias de la polémica sobre los globos de vigilancia chinos y el aniversario de la invasión rusa de Ucrania, en particular, han puesto a muchas capitales europeas en un aprieto en sus relaciones con Pekín. La actual negativa de China a condenar la invasión y las afirmaciones (aún sin fundamento) del secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, de que Pekín podría proporcionar "ayuda letal" a Rusia en forma de armas y municiones, han hecho que varias capitales europeas, como París y Berlín, que se han mostrado deseosas de reanudar sus relaciones económicas y diplomáticas con China, se vean obligadas a hacer malabarismos.
Pero la segunda economía mundial ya inició un acercamiento para estrechar los lazos. A finales de febrero, Wang Yi, director de la Oficina de la Comisión de Asuntos Exteriores, realizó una visita oficial a cuatro países europeos. Primero viajó a Alemania, donde intervino en la Conferencia de Seguridad de Múnich. Después se desplazó a Francia, Italia y Hungría.
Las diferentes perspectivas sobre las relaciones con China y la falta de unidad entre los Estados miembros, las instituciones de la UE y otras partes interesadas impiden la creación de una estrategia coherente. Algunos quieren centrarse en las relaciones económicas, mientras que otros quieren dar prioridad a las cuestiones políticas, de seguridad o de derechos humanos.
Desde el punto de vista económico, algunos piensan que la atención debe centrarse en "eliminar riesgos" en las cadenas de suministro europeas, que dependen excesivamente del gigante asiático. Otros observaban con avidez la reapertura de la economía china y pensaban que sus exportadores nacionales debían sacar tajada del pastel.
Parece que están aumentando las tensiones entre Pekín y Occidente en materia de seguridad y comercio. En las últimas semanas, varios gobiernos europeos han impuesto restricciones a la empresa china de redes sociales TikTok, ante la preocupación de que el dominio tecnológico pequinés suponga un riesgo para la seguridad occidental. Al mismo tiempo, los gobiernos de la UE están elaborando planes para limitar su dependencia de la segunda economía mundial en materias primas críticas como el litio para las baterías de los coches eléctricos.
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