Adiós a Mandela
Los cinco discursos que cambiaron Suráfrica
Una pregunta nos sacude el alma: ¿qué hubiera sido de Mandela y el mundo de no haber estado 27 años en prisión? Quizá sus palabras no fueran tan inmortales como lo son ahora, ni su legado tan eterno. Porque Madiba fue un hombre superado por un contexto de injusticia que supo hacer de la rebeldía interna el mejor combustible para articular su incendiario discurso. Sus mensajes de reconciliación, paz, perdón y unidad suenan imperecederos en un mundo que camina en dirección contraria. Desde la calma de una celda visualizaba una Suráfrica libre y clamaba contra la inacción de un mundo que aún se rehacía de las costuras de totalitarismos vigentes. Mandela no es Luther King ni es Obama. Es su multiplicación acabada.
TOMA DE POSESIÓN COMO PTE. CONGRESO NACIONAL AFRICANO
Dónde: Suráfrica.
Cuándo: 1953
Qué dijo: «No hay camino fácil a la libertad»
Fue un discurso antiimperialista, de frases populistas y con mensaje revolucionario en fondo y forma. Sus maneras de jurista se apreciaban en frases como «se han ido para siempre los tiempos en los que las perversas leyes propiciaban a los opresores años de paz y tranquilidad». Sabía convencer con gestos de poder (los puños apretados), una postura corporal en sintonía con un mensaje de identificación.Un alegato antirracista de los más belicosos del siglo XX.
JUICIO DE RIVONIA
Dónde: Pretoria.
Cuándo: 1964
Qué dijo: «Un ideal por el que estoy dispuesto a morir»
En el estrado, defendió, con pasión, que estaba moralmente obligado a justificar la violencia como último recurso para alcanzar «la idea de una democracia y sociedad libres en las que las personas vivan juntas en armonía e igualdad de oportunidades». Destacó la imagen como instrumento del discurso («he soñado con la democracia»), el tono como ariete de su convicción (fuerte, pausado y contenido) y la repetición de la idea como base de su mensaje (libertad).
PRIMER DISCURSO EN LIBERTAD
Dónde: Ciudad del Cabo
Cuándo: 1990
Qué dijo: «Hemos esperado demasiado tiempo por nuestra libertad»
Tal era el nerviosismo de Mandela, que se olvidó de sus gafas y tuvo que pedírselas a Winnie para leer su discurso. Se alzó en la voz del pueblo surafricano cuando reclamaba que «el pueblo debe ser consultado... el futuro debe erigirse sobre una base no racial». Vinculó de nuevo libertad y «apartheid» como conceptos antagónicos y con la legitimidad histórica como refuerzo, usó muy bien los tonos y pausas Fue un discurso de libertad, en libertad.
PREMIO NOBEL DE LA PAZ
Dónde: Oslo (Noruega).
Cuándo: 1993
Qué dijo: «El valor de la recompensa será crear una sociedad en la que seamos iguales»
Su discurso más enérgico y breve, más contundente y conciso, con más contenido formal. El más mediático, pero no el más decisivo. Quizá por ello el más recordado. Con un léxico claro y contundente, dejó frases para la posteridad como: «la humanidad se congregará para celebrar una de las más memorables victorias humanas de nuestro siglo». La redundancia quedaba en segundo plano, lo importante era el trasfondo de su idea.
INVESTIDURA COMO PRESIDENTE DE SURÁFRICA
Dónde: Suráfrica.
Cuándo: 10 de mayo de 1994
Qué dijo: «La humanidad nos ha llevado de nuevo a su seno».
Declamado en primera persona del plural (Nosotros, el pueblo de Suráfrica) comunicaba con el corazón de un pueblo históricamente dividido y enfrentado por el color de una piel. Habló con metáforas alegres («Nos mueve un sentimiento de alegría y regocijo cuando el pasto se pone verde y las flores eclosionan») para ilustrar mejor el paso de la oscuridad a la luz. También se apoyó en la figura retórica de la anáfora.
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