Crisis migratoria en Europa
Los Rafale sobrevuelan las bases del EI en Siria
«John, el yihadista» es el objetivo prioritario de Reino Unido. España estudiará cualquier petición de la coalición.
Una patrulla de dos aviones Rafale del Ejército francés efectuó ayer un primer vuelo de reconocimiento sobre territorio sirio, tal y como había anunciado el presidente de la República francesa, François Hollande, con vistas a proceder a un eventual bombardeo de posiciones del Estado Islámico en Siria. La noticia fue confirmada de forma oficial por el ministro de Exteriores, Laurent Fabius: «Los vuelos de reconocimiento van a determinar acciones futuras». Respecto a la segunda fase, la de los bombardeos, se limitó a decir que «tendrá lugar cuando lo digamos». A primera hora de la tarde, y después de seis horas y media de reconocimiento, los dos aviones estaban de regreso a su base en Al-Dhafra, situada en Abu Dabi, en los Emiratos Árabes Unidos. El Gobierno francés usará los medios que ya están desplegados en la región en el marco de la «Operación Chammal», en marcha desde el 20 de septiembre de 2014: un Atlantique 2 (un avión de reconocimiento aéreo de largo alcance), seis Mirage 2000 D&N y seis Rafale. Chammal es el nombre con el que se bautizó la participación de Francia en el seno de la coalición contra el EI. Hace sólo un año, Hollande consideraba que una intervención favorecería los intereses de Bachar al Asad. Hasta ahora, París reclamaba la marcha del presidente sirio para intervenir en este país contra los yihadistas, pero finalmente se ha resuelto a actuar, sin renunciar a lograr que Asad deje el poder, «se planteará en un momento u otro de la transición», aseguró el presidente galo. Además de los dos cazas, también participó un avión cisterna, un C-135, para facilitar carburante a los dos Rafale. Los aparatos están equipados con cámaras fotográficas y de vídeo que durante más de seis horas procedieron a la recogida de imágenes, un material que comenzó a ser estudiado de inmediato por los oficiales de los servicios de información.
Por su parte, el Gobierno británico aseguró que no dudará en llevar a cabo más ataques aéreos secretos en Siria con aviones no tripulados para frustrar posibles planes terroristas. La muerte de dos yihadistas de origen británico tras un bombardeo autorizado el mes pasado ha creado un intenso debate sobre cómo debe actuar Reino Unido para luchar contra el Estado Islámico, pero el ministro de Defensa, Michael Fallon, repitió ayer las palabras del «premier» David Cameron e insistió en que el «acto de autodefensa fue perfectamente legal». Fallon se negó a aclarar si existe una «lista negra», pero según reveló «The Daily Telegraph», a la cabeza de esa lista «top secret» se encontraría Mohama Emwazi, «John, el yihadista», el verdugo de origen británico de los cinco occidentales decapitados brutalmente por el Estado Islámico.
Hace dos años, la Cámara de los Comunes votó en contra de cualquier acción militar en Siria. Sin embargo, Cameron advirtió de que «se reservaba el derecho» a actuar si la seguridad nacional se viera amenazada. Sobre este ataque en concreto, el «premier» aseguró que el fiscal general del Estado fue consultado y acordó que había una «base legal clara». Con todo, la actuación ha despertado críticas. Harriet Harman, líder en funciones de la oposición laborista, demandó ayer una investigación «independiente» y se preguntó por qué el fiscal general «no autorizó esta acción específica, en lugar de simplemente confirmar que había base legal». Por su parte, la organización humanitaria Reprieve denunció que se haya llevado a cabo el ataque cuando el Ejecutivo «prometió repetidamente en el Parlamento y frente a los ciudadanos que no habría operaciones militares en Siria sin el permiso de la Cámara».
En España, el ministro de Defensa, Pedro Morenés, volvió a reiterar ayer, en una entrevista en Radio Nacional, que, por el momento, la labor que realizan los militares españoles en apoyo a la Coalición contra el Estado Islámico es «la que nos han encargado»: entrenar al Ejército de Irak con 300 efectivos. Pero dejó la puerta abierta a aportar nuevas capacidades si se pidiesen a nuestro país. «Si nos encargasen otras cosas, analizaríamos cuál es la legitimidad que para nuestra sensibilidad y soberanía ese encargo pudiese conllevar», dijo, añadiendo que «España no va a regatear esfuerzos».
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