Espionaje en EEUU
Madrid, destino de espías de EEUU
La CIA y la NSA desplegaron más de 80 equipos de vigilancia en al menos 19 ciudades europeas. El teléfono de Merkel era espiado ya en 2002, tres años antes de ser nombrada canciller. La filtración irrita a Bruselas, que lidera junto a Brasil una propuesta contra el espionaje en la ONU
Estados Unidos no sólo controló los teléfonos de 35 mandatarios internacionales, espió a ciudadanos franceses, alemanes, brasileños y mexicanos, y «pinchó» las sedes de varios países europeos en sus sedes de Naciones Unidas, también desplegó decenas equipos de espionaje por todo el mundo.
Estados Unidos no sólo controló los teléfonos de 35 mandatarios internacionales, espió a ciudadanos franceses, alemanes, brasileños y mexicanos, y «pinchó» las sedes de varios países europeos en sus sedes de Naciones Unidas, también desplegó decenas equipos de espionaje por todo el mundo. Así lo anunció ayer el semanario alemán «Der Spiegel» a modo de avance de su edición de hoy basándose en los documentos del ex trabajador de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) Edward Snowden. Según el rotativo, en 2010, la CIA y la NSA contaban con más de ochenta disposivos distribuidos por varios países, entre ellos Madrid. De hecho, 19 de estos sofisticados sistemas de vigilancia fueron instalados en ciudades europeas, entre las que también se encuentran Berlín, París, Roma, Praga y Ginebra.
También «Der Spiegel» pone sobre la mesa más datos sobre el espionaje al que supuestamente fue sometida la canciler Angela Merkel, quien, según confirma el semanario, se encontraba en la lista de objetivos de NSA desde 2002 y seguía como tal hasta pocas semanas antes de la visita de Barack Obama a Berlín el pasado verano. El número de móvil de la canciller aparece identificado como «GE Chancellor Merkel», aunque no se aportan más detalles sobre el contenido de las informaciones que buscaban los agentes de la NSA. Lo que sí analiza el periódico alemán es cómo se procedía a recolectar los datos de los sujetos espiados. Una unidad denominada Special Collection Service, fabricada en los años 70, es la encargada de recopilar la información con la ayuda de otro dispositivo no registrado legalmente que se encontraba situado en la embajada de Estados Unidos en Berlín. Esta filtración vuelve poner en evidencia a la Administración Obama, que tendrá que dar explicaciones sobre el asunto, muy a su pesar. De hecho, aunque el presidente insista en que sus métodos de espionaje tan sólo se mueven por la seguridad nacional, lo cierto que sus explicaciones no les parecen suficientes a los europeos. Hace un año por estas fechas, las encuestas apuntaban que el 75% de los europeos habría votado por Obama en las elecciones presidenciales si fueran convocados a las urnas. Hoy, las cosas parecen muy distintas y la mirada benévola de los ciudadanos europeos hacia el primer presidente negro de la historia de Estados Unidos, se ha enturbiado.
Los jefes de Estado y de Gobierno de los 28 titubearon esta semana a la hora de tomar medidas severas, puesto que la magnitud de las relaciones económicas, geoestratétigas y políticas del aliado transatlántico no puede permitirse un parón. Sin embargo, la crisis de confianza es un hecho y Merkel ha decidido poner freno al escándalo. Los ministerios de Exteriores alemán, francés y español han convocado al embajador de Estados Unidos. Al tiempo, París y Berlín han escenificado un frente «antiespionaje» que aún no se sabe cómo terminará, puesto que desde hace décadas se sabe que los servicios de inteligencia nacionales intentan encontrar información privilegiada, pero todos intentan disimular las evidencias que ahora han quedado a la luz. De hecho, en 2000 el Parlamento Europeo creó incluso una comisión para investigar la red ECHELON, la que hasta ahora era considerada la mayor red de espionaje y análisis para interceptar comunicaciones electrónicas de la historia controlada por Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda.
Mientras, Alemania y Brasil han recabado ya el apoyo de 21países para llevar a la Comisión de Derechos Humanos de la Asamblea de Naciones Unidas una resolución contra el espionaje que no menciona específicamente a Estados Unidos. El objetivo sería ampliar a las actividades en internet el Pacto internacional relativo a los derechos civiles y políticos votado en 1966 por Naciones Unidas y que entró en vigor en 1976 para proteger los derechos individuales. En paralelo, Francia y Alemania enviarán un grupo de trabajo a Washington para recopilar más información real –y no atenerse sólo a lo que publica la Prensa– sobre lo que ha sucedido, y sobre todo, conocer qué tiene en su poder todavía Snowden y ciertos medios para poder anticiparse a los escándalos que estén por venir.
Todo apunta a que la solución tendrá que ser negociada con la parte americana porque los líderes de la UE no parecen en la misma longitud de onda que el Parlamento Europeo, que ha pedido la suspensión del acuerdo entre el bloque y Estados Unidos sobre la transferencia de datos bancarios. El TFTP, Programa de Seguimiento de la Financiación del Terrorismo, firmado en 2010, pretende vigilar la financiación del terrorismo y para ello prevé la transferencia de datos financieros de la UE hacia Estados Unidos sólo para estos fines. Sin embargo, según los documentos revelados a través de Snowden, la Agencia Nacional de Seguridad habría vigilado el sistema interbancario Swift, una empresa con sede en Bélgica que garantiza la seguridad de las transferencias internacionales.
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Así espiaba Washington en Berlín
El equipo central encargado de recopilar toda la información captada por los sistemas de antenas establecidos en puntos clave del territorio alemán se encontraba ubicado, según la información de «Der Spiegel», en la embajada de Estados Unidos en Berlín. Hasta aquí todo normal si no fuera porque la legación diplomática se encuentra situada, precisamente, junto a la emblemática Puerta de Brandeburgo y a menos de un kilómetro de la sede de la Cancillería. También se encuentra muy cerca del Banco Central de Berlín, la embajada de Reino Unido y del Reichstag. Un trabajo relativamente cómodo por tanto para recibir y centralizar todo tipo de informaciones. Esto es lo que más temen ahora los servicios secretos de EE UU y de Reino Unido, que salgan a la luz más detalles de cómo trabajan. En este sentido, la agencia de Inteligencia de Reino Unido GCHQ ha advertido en repetidas ocasiones que teme que el hecho de que estén saliendo a la luz pueden causar un «debate público perjudicial» en relación de sus actividades, ya que alguno de ellos podrían suponer ciertos problemas debido a su dudosa legalidad. Además, el famoso UK-USA, la cooperación de la Inteligencia británica y estadounidense, no están tan asustados por lo que ahora se conoce, sino por lo que pueda venir.
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