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Marine Le Pen: «España debe superar su sentimiento de inferioridad frente a la UE»

Entrevista a la Presidenta del Frente Nacional

Marine Le Pen está convencida de que su mejor manera de luchar contra la UE es desde Estrasburgo
Marine Le Pen está convencida de que su mejor manera de luchar contra la UE es desde Estrasburgolarazon

Un joven que porta un gran ramo de flores pasa silbando La Marsellesa por los pasillos de la planta 7 del Parlamento Europeo de Bruselas, ahí donde se aloja la amalgama de «partidos no inscritos», es decir, sin familia política, entre los que se encuentra el Frente Nacional. La imagen no podría reflejar mejor el ambiente que se vive en el entorno de la presidenta del FN, Marine Le Pen, después de haber conseguido once alcaldías en las pasadas elecciones locales. Felicitaciones, sonrisas y todo el ritual sociológico de los que sienten que «ahora sí» han dado un puñetazo en la mesa. Asida a un cigarrillo electrónico, su voz de lija maneja la retórica con maestría y no se intimida ante ninguna pregunta. «Destroza» a socialistas, conservadores, eurofuncionarios e inmigrantes ilegales sin pestañear y sin sombra de duda.

–¿Cree que los resultados de las últimas elecciones en Francia demuestran que la sociedad gala ha perdido el miedo a votar al Frente Nacional?

–Sí, creo que sacar a relucir el fantasma del peligro para la República que sería el FN es una instrumentalización de los partidos tradicionales que sólo buscan proteger su plaza. El Partido Socialista ha agitado el miedo al FN, pero nadie cree ya en ese peligro. Fue Jospin quien dijo que «la lucha antifascista es una obra de teatro». El pueblo no lo cree y sobre todo espera soluciones. La política del Partido Socialista es tan cercana a la del UMP que los franceses creen, legítimamente, que llevamos 30 años con la misma política y, como los resultados son cada vez menores, la tentación de buscar otras soluciones es cada vez mayor.

–¿Por qué en España no hay un partido como el Frente Nacional?

–Es una gran pregunta. Por qué en España no hay un partido euroescéptico... Es sorprendente, porque ahora Italia ha basculado totalmente hacia el euroescepticismo. Hace cuatro años no había un partido euroescéptico, hoy lo hay en todos los países. El euroescepticismo es muy fuerte en Reino Unido, Suecia, Bélgica, Francia... Creo que España tiene sentimiento de inferioridad ante la UE y una forma injustificada de reconocimiento frente a Bruselas. Creo que en 1986 pensaba que no podía entrar y de algún modo se siente como si le debiera a alguien haber entrado en un espacio para el que, en esa época, no cumplía los criterios económicos. Se equivoca, porque ha comido su pan blanco con la UE y ahora come su pan negro. La protección del pueblo pasa por reencontrar su soberanía y volver a una moneda, su moneda, equilibrada con su economía y que le permita atacar el drama del paro de masas.

–España tiene un gran problema en las fronteras de Ceuta y Melilla, con una presión migratoria impresionante y dramática. ¿Qué propone?

–Yo propongo que cada país pueda llevar a cabo sus propias políticas disuasorias de inmigración. Puedes poner fronteras o levantar muros, pero no impedirás que vengan si lo que encuentran en ese país es muy superior a que lo que tienen en sus casas. Eso es una certeza. La única forma es hacer una política disuasoria de la inmigración cortando todo lo que hace atractivos a nuestros países: escolarización gratuita de los niños, vivienda gratuita, sanidad..., las ayudas múltiples y variadas que hacen que los clandestinos sean mejor tratados que los propios franceses. Primero debemos enviarles esta señal, diciéndoles: «Miren, no vengan porque no tenemos nada que ofrecer. Tenemos una situación muy grave para nosotros». Y después la señal debe ir seguida de los hechos, porque si no, seguirán siendo miles de personas las que seguirán arriesgando sus vidas.

–Es usted muy crítica con el Parlamento Europeo (PE), pero, entonces, ¿por qué es tan importante en su campaña?

–Soy muy crítica con la UE, pero no sabría cómo hacer mi trabajo para oponerme al Parlamento Europeo sin hacerlo desde la oposición. Yo defiendo a Francia en el PE. No sólo combato a la UE en Francia. Pienso que la llegada masiva de movimientos patriotas al Europarlamento en las futuras elecciones es la única solución para impedir el avance del federalismo europeo que critico con todas mis fuerzas. Soy soberanista, defiendo el derecho de los pueblos a decidir por sí mismos. Hay que juzgar el árbol por sus frutos y los frutos de la Unión Europea están podridos.

–Ha dicho que defiende el derecho de los pueblos a decidir. Vemos en Europa cada vez más movimientos independentistas (Escocia, Cataluña¿También está de acuerdo con el derecho a decidir de esas personas?

–Pero ésos no son pueblos de una nación, eso es regionalismo. Precisamente, el regionalismo es alentado por la UE. Es interesante leer el informe de análisis y proyección del secretario general del Parlamento Europeo para 2017 y 2027, porque explica claramente que el objetivo de la UE es debilitar las naciones y hacer emerger las regiones, porque es más fácil manipular regiones que naciones. Es más fácil tener regiones sumisas que naciones sumisas. Yo no soy regionalista. Tengo el mérito de la claridad. Creo en las naciones. Es la estructura que ha demostrado su capacidad, a lo largo de la historia, de proteger a los pueblos en su libertad, prosperidad, seguridad e identidad.

–¿Aceptaría usted eliminar la sede del Parlamento Europeo de Estrasburgo?

–No, ¿por qué?

–Si decimos que la UE gasta mucho y que hay que ahorrar...

–Entonces, empecemos por dejar de pagar pensiones a los tecnócratas europeos y luego ya veremos. Créame, si hay que empezar a ahorrar hay mucho por hacer. Empecemos por hacer pagar impuestos a los funcionarios europeos. Con eso podremos pagar la segunda sede de la Eurocámara sin problema.

–¿Por qué el electorado se moviliza con el FN mientras que con los partidos tradicionales se queda en casa? ¿Qué les da?

–Una parte de los electores de la UMP y del PS considera que no hay nada nuevo, que con las mismas causas, habrá los mismos efectos. No ven por qué van a cambiar las cosas si las cosas se degradan exactamente igual desde hace 20 años. Los electores socialistas han tomado conciencia de lo que llevamos tiempo diciéndoles. El Partido Socialista no tiene nada de social, es un partido de «bobo» (burgueses-bohemios), es como el UMP, que defiende los intereses de los que no necesitan ser defendidos.

–¿Le siguen los electores de izquierda? ¿Sabe cuántos?

–Claro, evidentemente. Vengo de una región, Pas de Calais, que era un departamento exclusivamente «socio-comunista» desde hace 80 años. Si ahora estamos cosechando nuestros mejores resultados es porque ha habido una transferencia de electores, evidentemente. No sé cuántos. Los franceses se dan cuenta de que siempre van detrás de los demás y de que el PS ya no defiende a los trabajadores u obreros. Cuando se mira los estudios electorales se ve que en el PS ya no hay obreros, todos son diplomados... no hay pueblo.

–Recientemente se ha acercado al holandés Geert Wilders para formar su propio grupo crítico con la Unión Europea en el Parlamento Europeo en la próxima legislatura. ¿Cómo funciona esa «coalición»? ¿Han convencido al británico UKIP?

–Por ahora es una «construcción» con nuestros amigos suecos, belgas, holandeses... Creo que los británicos de UKIP no quieren por una cuestión táctica, porque quieren conservar su propio grupo.

–¿Qué tienen en común el FN y la extrema derecha holandesa o la sueca?

–No creo que sean de extrema derecha, no más al menos de lo que lo somos nosotros. Tenemos la misma visión de la UE. Consideramos que es una estructura tecnocrática, autoritaria, antidemocrática y que las soluciones económicas impuestas por la UE han llevado a nuestros países a un verdadero saqueo económico y social. Creemos que la moneda única ha sido probablemente el mayor error del siglo XXI para nuestro continente. Defendemos el control de nuestras fronteras y la oposición a la política de inmigración masiva. Son bastantes puntos en común como para tener un grupo común.

–Usted ha aplaudido el referéndum suizo para limitar la inmigración europea. ¿No piensa que esta política daña también a los ciudadanos franceses que viven o trabajan en Suiza?

–He aplaudido la forma democrática del referéndum. Yo he visto a mi país ser despreciado cuando su pueblo dijo «no» en 2005 a la Constitución europea. Entonces, todos los partidos principales (PS, UMP...) violaron la voluntad popular. Primero, celebro el respeto de la voluntad del pueblo porque creo que en una democracia sólo el pueblo es soberano. No hay nadie por encima. Creo que querer controlar la inmigración es una prioridad nacional y es una propuesta de buen sentido.

–¿Incluso si son víctimas los franceses?

–Puede, ¿y? El número de de franceses que vive allí es consecuencia del fracaso económico de las políticas en Francia. Si hubiera trabajo en su país no irían franceses a trabajar a Suiza. Por otra parte, es verdad que la importante llegada de franceses al mercado laboral de Suiza empuja a la baja los salarios, igual que la llegada de inmigrantes de bajo coste a Francia empuja a la baja los salarios de los franceses. Encuentro natural que los franceses se defiendan, y por tanto creo también natural que los suizos intenten defenderse.

–La gran coalición alemana ha decidido retirar las prestaciones sociales para los extranjeros que no hayan encontrado trabajo al cabo de seis meses.¿Apoya usted esa medida?

–Apoyo todo lo que contribuya a cortar lo que llamo las «pompas» de los aspirantes a inmigrantes, es decir, hacer nuestros países menos atractivos para los desplazamientos migratorios.

–¿Incluso si son europeos?

–Incluso si son europeos. Yo estoy a favor de la supresión de los acuerdos Schengen, que cada país vuelva ser dueño de su soberanía. Ahora bien, mientras esté vigente Schengen no veo cómo se puede aplicar esta política y ser eficaz.