Brexit
May sobrevive a la rebelión
La «premier» británica se dispone a completar la tarea de retirar a Reino Unido de la UE tras superar con 200 votos a favor y 117 en contra la moción de no confianza de los «tories» eurófobos.
La «premier» británica se dispone a completar la tarea de retirar a Reino Unido de la UE tras superar con 200 votos a favor y 117 en contra la moción de no confianza de los «tories» eurófobos.
Se pusieron las cartas encima de la me.sa y Theresa May acabó ganando la partida. La «premier» resiste en Downing Street tras sobrevivir a una moción de censura contra su liderazgo en otra de las jornadas frenéticas acontecidas en Westminster del que ya es, sin lugar a dudas, el periodo más delicado de la historia reciente del país. Nadie puede negar a la «premier» su capacidad de resistencia. Pero también es cierto que si ha conseguido llegar hasta aquí es porque el Partido Conservador no tiene aún un candidato claro para sucederla y porque nadie ha presentado una alternativa al acuerdo de retirada pactado ya con Bruselas sobre el que, por cierto, aún no hay una nueva fecha para su ratificación en el Parlamento británico. La versión oficial del Ejecutivo es que el calendario sigue adelante y el 29 de marzo Reino Unido saldrá del bloque.
Según la reglas de la formación, May queda ahora inmune a desafíos internos por un año. Pero su puesto quedaría más que cuestionado si, tras aplazar la votación en la Cámara de los Comunes, el pacto de divorcio no sale adelante en una sesión que debe celebrarse antes del 21 de enero. En cualquier caso, May prometió ayer a los suyos que dimitirá antes de las elecciones de 2022 para dar paso a un nuevo líder. Por ahora, ayer tan solo compró tiempo: 200 diputados votaron a su favor y 117 en contra. Pero los números reflejan la debilidad de su liderazgo. En la práctica, May se queda con menos tiempo en el cargo, menos autoridad y con las mismas preguntas sobre el Brexit.
Tras prácticamente un año de amenazas, los rebeldes consiguieron reunir finalmente las 48 cartas para forzar la moción de no confianza. La noticia la confirmaba a primera hora de la mañana Sir Graham Brady, presidente del Comité 1922, que agrupa a los «tories» sin cartera, aunque los rumores ya circulaban desde el martes por la noche, cuando el responsable de disciplina de la formación, Julian Smith, fue convocado de urgencia al número 10.
Sin haber apenas dormido, May comparecía a las 8:30 de la mañana a las puertas de su residencia oficial para dejar claro que no estaba dispuesta a tirar la toalla. «Voy a luchar con todas mis fuerzas», recalcaba. En su declaración, la «premier» advirtió a sus filas de que cambiar en estos momentos de liderazgo suponía un «riesgo» para el futuro del país y recalcó que un nuevo dirigente no tendría suficiente tiempo para reabrir unas negociaciones con la UE sobre el Brexit. «Se tendría que retrasar la retirada o revocar el artículo 50 [del Tratado de Lisboa]», matizó. Señaló que unas primarias crearían una «incertidumbre cuando no podemos permitirla» y el «riesgo de dejar el control de las negociación a la oposición».
Éste es quizás el miedo que paraliza aún a muchos rebeldes. La crisis en el partido gobernante podría acabar cancelando el Brexit o forzar elecciones anticipadas en las que el laborista Jeremy Corbyn contaría con posibilidades. En cualquier caso, pese a la presión del resto de grupos opositores, Corbyn se resiste aún a presentar una moción de confianza contra el Gobierno para presionar la convocatoria electoral. De momento, las cuentas no salen porque los norirlandeses del DUP –socios en el Gobierno de minoría– apoyarían al Ejecutivo.
En la intensa sesión rutinaria de miércoles de preguntas a la jefa del Gobierno en los Comunes, el líder laborista pidió a la «premier» que descarte que Reino Unido saldrá de la UE sin un acuerdo, algo que ella eludió hacer. «El momento para las dudas y los aplazamientos ha pasado. La primera ministra ha negociado un acuerdo, nos ha dicho que es el mejor y el único posible. No puede haber más excusas, no más huidas, que lo ponga frente al Parlamento y votémoslo», matizó Corbyn.
Antes de presentar el pacto ante Westminster, May está intentado a toda costa conseguir más concesiones de los líderes europeos respecto al «backstop». Se trata de la salvaguarda que recoge actualmente el acuerdo de retirada para dejar a Reino Unido dentro de la unión aduanera y a Irlanda del Norte vinculada al mercado único de bienes hasta que se cierre un pacto comercial con la UE a fin de evitar una frontera dura en Irlanda.
En su agenda figuraba ayer una reunión con el primer ministro irlandés, Leo Varadkar, que tuvo que cancelarse. La «premier» viaja hoy a Bruselas para la cumbre de la UE. Los Veintisiete ya han adelantado que el acuerdo –legalmente vinculante– no puede ser renegociado, aunque se muestran dispuestos a ofrecer «aclaraciones» para «facilitar» la ratificación.
En este sentido, se podría redactar una misiva similar a la que puso fin a la polémica de Gibraltar, donde se especificara que si para 2020 –cuando finaliza el periodo de transición– Londres y Bruselas no han cerrado aún un acuerdo comercial, sean los diputados británicos quienes decidan si el periodo de transición debe extenderse o aplicar el «backstop». May también quiere proponer que sus señorías decidan cada año si quieren ampliar la salvaguarda. No está muy claro si una carta o modificación en la declaración política –no vinculante– convencería a los Comunes, por lo que los Veintisiete abordarán la posibilidad de un Brexit caótico.
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