No podía ser depresión

- ¿Se está cayendo en una especulación exagerada acerca de Andreas Lubitz?

–Desde luego, el fiscal ha sido muy imprudente al hablar. Para hacer cualquier tipo de perfil hay que conocer muchos más datos de los que se conocen ahora mismo. Hay un cierto oscurantismo en todo esto, porque parte de la información se está dando y otra no. Se respeta el secreto médico-paciente, pero no el de sumario, y todo junto está provocando especulaciones acerca de Andreas Lubitz. En realidad este hombre ni siquiera muestra los rasgos de una depresión, sino más bien de un trastorno de personalidad o incluso paranoide.

- ¿Cuáles son las principales diferencias entre un depresivo y un paranoide?

–Antes de nada hay que tener en cuenta, en casos de depresión, si se trata de una enfermedad provocada por un periodo traumático o si es algo más caracterial o crónico. Es muy importante destacar que un depresivo siempre se muestra, le da igual que su entorno sepa qué le pasa y sus familiares se dan cuenta. Un depresivo no habría roto la baja para ir a trabajar. Y, lo que es más importante, el suicidio en un marco de depresión profunda se limita al ámbito personal, no implicando a tanta gente. Lubitz responde más a una personalidad paranoide con ademanes de grandeza, capaz de engañar acerca de cuál es su verdadero estado anímico.

- En Estados Unidos se puede volver a pilotar cuando se cumplen tres meses sin tomar medicación, mientras que en Europa no existe este tiempo prudencial, ¿cómo ve esto?

–Creo que es algo que tiene que volver a evaluarse, porque aunque es verdad que a las dos semanas de acabar con el tratamiento un depresivo puede estar plenamente bien, también puede pasar lo contrario. Se necesitan controles más personalizados, quizás, aunque es cierto que no se pueden llevar a cabo de manera diaria. Está claro es que la seguridad nunca se puede garantizar completamente, pero hay cosas que tendrán que cambiar después de esto.

*Presidente de la Sociedad Psiquiátrica de la Comunidad de Madrid