China
Pinza de Pekín y Moscú frente a la guerra comercial
Prometen «contrarrestar» la «dictadura» tecnológica y económica de Trump y su política hacia Irán y Venezuela.
Prometen «contrarrestar» la «dictadura» tecnológica y económica de Trump y su política hacia Irán y Venezuela.
El presidente chino, Xi Jinping, inició ayer su primera visita de Estado a Rusia desde su reelección, una visita de tres días con la que los dos países estrecharán lazos con motivo del 70º aniversario del establecimiento de las relaciones diplomáticas entre Pekín y Moscú. Putin y Xi, que se han visto en calidad de jefes de Estado más de 30 veces, suelen aprovechar sus encuentros para reforzar aún más su alianza económica y política. En esta ocasión, aún más si cabe dada la tensión que mantienen con la Administración de Donald Trump.
Los dos mandatarios se reunieron con amplias representaciones de sus respectivos países para firmar una treintena de acuerdos comerciales e intergubernamentales, telón de fondo con el que escenificaron su disposición a hacer frente a la «amenaza» de Estados Unidos. Tras el encuentro, firmaron una declaración sin concesiones que manifiesta nítidamente que no están dispuestos a ceder a las presiones de Trump en lo que al comercio se refiere, aunque no se le cita. «Las partes se proponen contrarrestar la imposición de restricciones infundadas al acceso a los mercados de productos de tecnologías de la información con la excusa de garantizar la seguridad nacional, así como a la exportación de productos de altas tecnologías», señala la nota. Esta también subraya los planes de «oponerse a la dictadura política y al chantaje en la cooperación comercial y económica internacional, y condenar la aspiración de algunos países de arrogarse el derecho a decidir los parámetros de cooperación entre otros países».
En otro punto destacado, Xi y Putin, acusados desde hace años de censores, prometen «garantizar el funcionamiento pacífico y seguro de internet sobre la base de la participación en igualdad de condiciones de todos los países en dicho proceso». «Y contribuir a instaurar un mando regulado de una espacio informativo global», sostienen.
Los dos mandatarios sellaban así una alianza que promete presentar batalla contra el orden que trata de imponer Trump en las relaciones internacionales. Putin destacó que en los últimos años las relaciones entre Rusia y China han alcanzado, «sin exageración alguna, un nivel sin precedentes», a lo que Xi replicó que «no hay límite para mejorar nuestra relación, que seguirá mejorando». Punto por punto, se mostraron de acuerdo en los temas más espinosos de política exterior.
«Hemos confirmado que las posturas de Rusia y China sobre asuntos mundiales clave son cercanas, o como dicen diplomáticos, coinciden», afirmó Putin. Xi declaró que Moscú y Pekín, como potencias mundiales y miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, tienen un camino largo y dificil para vencer «el proteccionismo, el unilateralismo, la política de la fuerza y el hegemonismo».
Xi y Putin señalan que la ruptura por parte de Trump del Tratado INF de misiles de largo y medio alcance entre Washington y Moscú pone en riesgo el mecanismo de control de armas entre Rusia y EE UU, y llaman a entablar consultas para restablecer la viabilidad del acuerdo. La ruptura «puede socavar la estabilidad estratégica, aumentar la tensión y desconfianza, reducir drásticamente la previsibilidad en el ámbito de misiles nucleares, conducir a una carrera armamentista, así como aumentar el potencial de conflicto en muchas regiones del mundo».
Por otro lado, Rusia y China califican de inaceptables las sanciones unilaterales de EE UU contra Irán. Putin y Xi señalan que el Organismo Internacional de Energía Atómica ha confirmado más de una vez que Irán cumple con los compromisos bajo el pacto nuclear iraní.
También debatieron la situación en Corea del Norte tras el encuentro del presidente ruso con Kim Jong Un de finales de abril. E intercambiaron posturas sobre Siria, Irán y Venezuela. Este país mereció una declaración específica, en la que Pekín y Moscú, los dos grandes valedores de Nicolás Maduro, instan a «todas las partes» a «promover la resolución pacífica de los problemas en el país a través de un diálogo político inclusivo» y se oponen a la intervención militar». Además, animan a «cumplir con la Carta de Naciones Unidas, las normas de Derecho Internacional» y «el principio de no injerencia en los asuntos internos de otros estados».
Posturas semejantes de Moscú y Pekín en la agenda internacional, en paralelo a la intensidad con la que crecen las relaciones bilaterales, que algunos medios chinos catalogan como «el siglo de oro». Xi señaló en una entrevista con la prensa rusa que el intercambio comercial entre China y Rusia batió el récord histórico en 2018 al superar 100.000 millones de dólares, cifra que sin embargo está lejos de sus intercambios con Occidente.
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