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Macron busca una mayoría para poder gobernar Francia

El presidente electo abandona la jefatura de su partido y cambia su nombre por La República en Marcha con la vista puesta en las legislativas de junio, donde se juega su agenda reformista

Macron, ayer en París durante la ceremonia de homenaje por el final de la Segunda Guerral Mundial
Macron, ayer en París durante la ceremonia de homenaje por el final de la Segunda Guerral Mundiallarazon

El presidente electo abandona la jefatura de su partido y cambia su nombre por La República en Marcha con la vista puesta en las legislativas de junio, donde se juega su agenda reformista

Tras cerrar los colegios electorales franceses a la ocho de la tarde del domingo, arrancó la campaña electoral para la «tercera vuelta»: las legislativas. Una batalla electoral en la que el presidente electo, Emmanuel Macron, se juega el éxito de su quinquenio. El 11 y 18 de junio se decidirá en las urnas si el político neófito de 39 años preside Francia o también la gobierna. Sin una mayoría amplia en la Asamblea Nacional, difícilmente podrá poner en práctica su programa de reformas. Macron es consciente de que su aplastante victoria frente a Marine Le Pen (66% frente a 34%) se debe en gran medida al rechazo que genera la candidata ultraderechista y no tanto a la adhesión a las ideas de ¡En Marcha! De ahí que el dirigente centrista se pusiera ayer manos a la obra para responder a las demandas de los franceses. «En los próximos cinco años haré todo lo posible para que [los votantes de Le Pen] no tengan ninguna otra razón para votar por los extremos», prometió la víspera en un emotivo discurso a la explanada del Louvre, a los pies de las pirámides de cristal levantadas por François Mitterrand para permanecer en la Historia. Una simbiosis de tradición y modernidad para iniciar la era Macron.

El mandatario más joven de la V República quiere pisar el acelerador y demostrar con hechos antes de las legislativas que su cambio va en serio. Entre sus primeras medidas, prevé moralizar la vida política prohibiendo a ministros y diputados contratar a familiares, aumentar los fondos para las escuelas más desfavorecidas y aprobar por decreto una reforma laboral que permita a patronos y empleados negociar el número de horas de semanales. Asimismo, en el campo europeo, tiene previsto reunirse en primer lugar con la canciller Angela Merkel para discutir sobre el impulso del proyecto europeo. Una agenda que se completará con las cumbres de la OTAN en Bruselas (donde se reunirá el día 25 con Trump) y del G-7 en Sicilia.

El presidente electo inició ayer su día con otra imagen que simboliza el traspaso de poder en Francia. Compartió junto a François Hollande el desfile del 8 de mayo en conmemoración del final de la II Guerra Mundial en los Campos Elíseos. Enre saludos a ex combatientes y autoridades diplomáticas y militares, el todavía presidente de la República no ahorró gestos paternales con quien le sucederá este domingo. Hollande reconoció sentirse emocionado por «pasar el relevo» a su antiguo ministro de Economía. «Ha hecho lo que creía que debía hacer y lo hizo a mi lado y a continuación en solitario», aseguró. «Ahora lo hará con los franceses y yo le deseo mucho éxito» en su tarea. Ambos coincidirán de nuevo el jueves en los Jardines de Luxemburgo en un homenaje a las víctimas de la esclavitud.

Tras el desfile, el nuevo mandatario francés presentó su renuncia como presidente de ¡En Marcha!, el movimiento político que creó en abril de 2016 para llevarlo al Elíseo. Con su decisión, Macron trata de presentarse como el presidente de todos los franceses, por encima de intereses o ambiciones partidistas. Le sustituirá en su cargo de forma interina Catherine Barbaroux, de 68 años e hija de inmigrantes españoles. La renuncia de su fundador sirvió a ¡En Marcha! para anunciar su profunda renovación para afrontar la batalla de las legislativas. Según anunció su secretario general, Richard Ferrand, ¡En Marcha! pasará a llamarse La República en Marcha y presentará candidatos en las 577 circunscripciones nacionales. Aunque no dio más precisiones, Ferrand confirmó que las listas, que serán dadas a conocer el jueves, serán paritarias y estarán integradas en un 50% por representantes de la sociedad civil sin trayectoria política previa. El secretario general adelantó que los futuros candidatos habrán de someterse a un código de conducta estricto. Deberán mostrar un historia penal cristalino y no podrán pertenecer a ningún otro partido político. Un salvoconducto para aquellos conservadores interesados, pero amenazados ahora de expulsión por sus respectivas formaciones.

Según Ferrand, el objetivo de La República en Marcha será «obtener una mayoría absoluta para que Macron y su Gobierno tengan los medios necesarios para aplicar el proyecto político por el que ha sido elegido» . El próximo primer ministro que designe Macron tras su toma de posesión como el propio Ferrand estarán encargados de dirigir la campaña electoral. Sobre su el futuro inquilino del Matignon, el dirigente social liberal se ha limitado a decir que «será un hombre o una mujer que tendrá experiencia en el campo político, competencias para dirigir una mayoría parlamentaria y competencias para animar un colectivo gubernamental que será profundamente renovado». Un perfil que se ajusta para el centrista François Bayrou o para el alcalde socialista de Lyon, Gérard Colomb.

Tras la reforma constitucional puesta en marcha por el neogaullista Jacques Chirac en el año 2000, tanto el mandato presidencial como el de la Asamblea Nacional duran cinco años. De ahí que el impulso de la elección del inquilino del Elíseo suela servir para garantizarle una mayoría parlamentaria y evitar las incómodas cohabitaciones que tuvieron que sufrir tanto Mitterrand como Chirac. Según las encuestas, Macron parece que también se beneficiaría de este voto de confianza del electorado. Según un sondeo de Kantar/TNS para «Le Figaro», su movimiento sería el más votado en las urnas con el 24% de los votos, seguido por la alianza entre Los Republicanos (LR) y la centrista Unión de Demócratas e Independientes (UDI) con el 22%. El Frente Nacional sería el siguiente más votado con el 21%. Menos halagüeñas serían las previsiones para la Francia Insumisa del neocomunista Jean-Luc Mélenchon (15%), el Partido Socialista (9%) y Europa Ecológica Los Verdes (2,5%). El PS, de hecho obtendría su peor resultado desde 1993.