
Rusia
Putin esconde sus bombarderos más temidos en el Ártico en una jugada secreta tras los ataques de Ucrania
La operación Telaraña dejó importantes bajas en la flota de aviones rusa

Los recientes ataques ucranianos en territorio ruso parecen haber tenido un profundo en la aviación estratégica del Kremlin. A principios de junio, Kiev puso en marcha la denominada 'Operación Telaraña', una ofensiva con drones de largo alcance que logró infiltrar múltiples bases aéreas rusas, causando daños significativos a la flota de bombarderos. Según los servicios de inteligencia ucranianos, hasta 41 aeronaves habrían resultado afectadas, aunque fuentes estadounidenses citadas por Reuters rebajan la cifra a unas 20 aeronaves dañadas.
El alcance de esta operación ha obligado al mando ruso a tomar medidas de protección adicionales. La más reciente se produjo tras otro ataque ucraniano en la base aérea de Savasleyka, a unos 400 kilómetros al este de Moscú, donde se reportaron daños en dos aviones más.
Rusia traslada sus Tu-160
Como respuesta, y además de intensificar los bombardeos sobre Ucrania, el Kremlin ha optado por reubicar parte de su aviación estratégica fuera del alcance de los drones ucranianos. Según reveló el diario británico The Telegraph, imágenes satelitales han confirmado el traslado de dos bombarderos supersónicos Tu-160 a la base aérea de Anádyr, en la remota región de Chukotka y a más de 6.000 kilómetros del frente de batalla. Esta base, construida durante la Guerra Fría, se encuentra en una ubicación estratégicamente favorable para evitar ataques con drones o misiles de largo alcance desde Ucrania.
El Tu-160, joya de la aviación estratégica rusa
El Tupolev Tu-160, es el bombardero supersónico más grande y pesado del mundo. Diseñado en los años 80, es capaz de alcanzar velocidades de hasta 2.200 kilómetros por hora y tiene un radio de acción superior a los 12.000 kilómetros sin repostar, lo que lo convierte en una pieza clave en la capacidad de disuasión nuclear de Rusia.
Cada unidad puede portar hasta 12 misiles de crucero de largo alcance Kh-101, con capacidad nuclear o convencional, además de otras armas estratégicas. Según diversas estimaciones, el coste por unidad ronda los 500 millones de dólares, lo que lo convierte en uno de los aviones más costosos del arsenal ruso. A día de hoy, solo se tiene constancia de entre 15 y 17 unidades operativas, lo que explica la preocupación del Kremlin por preservarlos.
El profesor Justin Bronk, experto en poder aéreo del Royal United Services Institute (RUSI), ha señalado al Telegraph que el reciente traslado de aeronaves estratégicas rusas refleja un cambio en la estrategia defensiva del Kremlin. Según ha explicado, en efecto, Moscú está tratando de alejar sus activos más valiosos del alcance de los drones ucranianos, reubicándolos en bases remotas donde el acceso de aeronaves no tripuladas es prácticamente imposible.
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