Cumbre de la OTAN

"Debido a sus líderes, Rusia se ha convertido en un estado ampliamente despreciado y del que se desconfía"

Frustración entre los dirigentes rusos, pues los aliados ven a Moscú "como una amenaza para la seguridad nacional", explica la investigadora Dalia Bankauskaite

FILE - Russian President Vladimir Putin answers journalists' questions about the grain deal in Moscow, Russia, on July 13, 2023. Putin said that the Wagner private military company "simply doesn't exist" as a legal entity, in comments adding to the series of often bizarre twists that have followed the group's abortive revolt last month — the most serious threat to Putin's 23-year rule amid the war in Ukraine. (Alexander Kazakov, Sputnik, Kremlin Pool Photo via AP, File)
Russia PutinASSOCIATED PRESSAgencia AP

Cuando los periodistas le preguntaron a Oleksii Reznikov, nada más llegar al pabellón de congresos, por las palabras de su presidente –que había calificado de «inaudito y absurdo» que la OTAN no invitara formalmente a Ucrania ni aportara un calendario de adhesión–, el ministro de Defensa ucraniano contestó rápidamente que él tenía en la agenda un tema importante que resolver: «Los F-16». Y así fue, esa misma tarde, durante la primera jornada de la cumbre de la OTAN en Vilna y mientras el foco estaba puesto en el lenguaje de las conclusiones de la Alianza, Reznikov logró formar una coalición de once países para el entrenamiento de cazas F-16 de la Fuerza Aérea.

«Once Estados socios más Ucrania han firmado un Memorando en el que se establecen las condiciones. Estoy especialmente agradecido a Dinamarca y Países Bajos por su destacado liderazgo en este proceso», destacó Reznikov. Las naciones firmantes de la OTAN -además de Dinamarca y Países Bajos– fueron Bélgica, Canadá, Luxemburgo, Noruega, Polonia, Portugal, Rumanía, Suecia y Reino Unido. El miércoles, el titular de Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, explicó que con el entrenamiento de los pilotos, los potentes cazas podrían establecerse en Ucrania tan pronto como a principios de 2024. Los ucranianos salieron satisfechos de Vilna y se llevaron varios sustanciosos paquetes de ayuda militar internacional que no han sentado nada bien en Rusia.

Ayer tocaba hacer balance. El presidente Volodimir Zelenski insistía en que «volvemos a casa con un buen resultado para nuestro país y para nuestros guerreros». Mientras que Moscú, que ha seguido muy de cerca todas las negociaciones de esta cumbre en Vilna, también se pronunció ayer. El jefe de la diplomacia rusa, Sergei Lavrov, no dudó en directamente amenazar a Occidente. Para el Kremlin, la presencia en Ucrania de aviones de combate F-16, «que pueden transportar armas nucleares», se consideraría como «una amenaza nuclear».

Durante una nueva jornada de invasión, en la que una lluvia de drones rusos ha atacado la capital ucraniana, Lavrov alertó a los medios rusos que «consideramos el hecho mismo de que las Fuerzas Armadas de Ucrania tengan tales sistemas como una amenaza para Occidente en el campo nuclear». «La única amenaza para Rusia es un soldado ucraniano. Esto es lo que Putin y compañía deberían temer», le contestó Kuleba, quien añadió después que Kyiv recibirá los F-16 en la fecha prevista. «Rusia se lo tragará a pesar de los trabalenguas de Lavrov».

Dalia Bankauskaite, senior fellow del Programa de Resiliencia Democrática del Center for European Policy Analysis (CEPA), asevera a LA RAZÓN que con estas declaraciones, Moscú «se adhiere a la narrativa de la lucha contra Occidente y la OTAN, culpándolos de la guerra contra Ucrania». Esta narrativa ayuda a consolidar a su sociedad en torno al Kremlin y a mantener su control del poder en el país así como a preservar su riqueza. La investigadora lituana añade que «debido a sus líderes, Rusia se ha convertido en un estado ampliamente despreciado, del que se desconfía y que no es respetado por la comunidad internacional». Por lo que «sus intentos de chantaje y coacción producen los resultados contrarios a los que los dirigentes rusos pretenden». Bankauskaite es tajante: «La cumbre de la OTAN no ha hecho más que confirmarlo».

Lo cierto es que el apoyo a Ucrania en Lituania, así como en los pasillos de esta cumbre de la OTAN en Vilna, es inmenso. De igual forma, el rechazo a Moscú ha quedado más que demostrado. «La mentalidad psicológica y cultural de Occidente ha sufrido un cambio radical, ya que ahora todos los aliados reconocen a Rusia como una amenaza para la seguridad nacional», añade la experta, que destaca además que la OTAN se ha comprometido a «prestar apoyo militar a la lucha de Ucrania por la liberalización y su defensa» y recordó el envío por parte de Francia de «los mismos misiles que Reino Unido (Storm Shadow) llamados SCALPs».

“Rusia ha perdido el respeto, la confianza y la reputación internacionales, y los dirigentes rusos lo comprenden muy bien y están enfadados”, admite Bankauskaite.

En este aislacionismo internacional, a Moscú no le queda más remedio que virar hacia países como China. El jefe de la Comisión de Asuntos Exteriores del Partido Comunista de China (PCCh), Wang Yi, y Lavrov, abogaron ayer en Yakarta por la "democratización" de las relaciones internacionales en un mundo "multipolar". Wang confirmó con Lavrov el apoyo mutuo entre sus países tras una reunión entre ambos en Indonesia.