Dinamarca
Los controles de Suecia y Dinamarca desafían Schengen
Imponen duras restricciones en sus fronteras ante la incesante llegada de refugiados
Imponen duras restricciones en sus fronteras ante la incesante llegada de refugiados
Los controles en las fronteras europeas se multiplican. La llegada masiva de refugiados a la UE y la falta de respuesta conjunta hacia la crisis migratoria está provocando que la libre circulación de personas entre algunos países europeos se haya paralizado de forma temporal. Ayer, Suecia comenzaba a pedir pasaportes en su frontera con Dinamarca después de que el Parlamento haya aprobado una ley que lo permite. Y como respuesta, Dinamarca también los ha impuesto en su frontera con Alemania. Suecia es el segundo destino de los demandantes de asilo en Europa y hace apenas unos meses la viceprimera ministra, Åsa Romson, decía entre lágrimas que su país ya no podía seguir acogiendo refugiados. Se han abierto antiguas cárceles o escuelas para poder asistir a los demandantes de asilo, después de que los campamentos se vieran seriamente saturados. El Gobierno pasó a aprobar permisos temporales de residencia para los refugiados, dejando atrás los permisos permanentes, y limitó el derecho a la reagrupación familiar durante los próximos tres años.
Desde Estocolmo se ha pedido incluso ayuda directa a la Comisión Europea para afrontar la cantidad de demandantes de asilo en su territorio. Se trata del segundo país de la UE con más refugiados por número de habitantes. Según los últimos datos publicados por Eurostat, referentes al tercer trimestre de 2015, Suecia recibió 4.362 demandas de asilo por cada millón de habitantes, cuando la media europea es de 814. El primer país fue Hungría, que en el mismo periodo recibió 10.974 solicitantes. Ante la situación, el Ejecutivo de Viktor Orban decidió cerrar literalmente las fronteras de su país con vallas de dos metros de altura, dejando la única posibilidad de entrar al país por los pasos controlados. Ahora Suecia ha aprobado establecer controles de identidad durante seis meses en su frontera con Dinamarca, la principal puerta de entrada para los refugiados, que llegaban principalmente desde Hungría, Grecia o Italia atravesando Alemania y Dinamarca. Afectará directamente al puente del estrecho de Oresund, que comunica Copenhague y Malmö y que recorren decenas de miles de personas en un sentido u otro cada día.
Sin embargo, la reacción de Suecia no ha caído nada bien en Dinamarca, que ha decidido establecer también controles temporales en su frontera con Alemania para frenar precisamente esa ruta que siguen los demandantes de asilo con Suecia como destino final. En opinión de Copenhague, la política de asilo de Estocolmo era demasiado condescendiente y podía provocar la situación que se está viviendo ahora mismo. Así, el primer ministro danés, Lars Lokke Rasmussen, anunció la medida apenas unas horas después de que los controles suecos comenzaran al considerar que existe «un riesgo grave de que inmigrantes ilegales se queden en Dinamarca». «Tampoco queremos ver a refugiados e inmigrantes caminando por las autopistas», agregaba el primer ministro. Desde Bruselas, la Comisión Europea ha asegurado que seguirá de cerca la decisión de Dinamarca para valorar si es una medida necesaria y proporcionada.
✕
Accede a tu cuenta para comentar