Reino Unido
Sunak se presenta como el único candidato capaz de garantizar la estabilidad económica
Afirma que es el mejor preparado para tomar decisiones difíciles al haber garantizado el crecimiento y la reducción de la inflación
El primer ministro Rishi Sunak señaló ayer que no era “sólo un político para el buen tiempo”. Su imagen a las puertas de Downing Street completamente empapado bajo la lluvia al anunciar un adelanto electoral para el 4 de julio -que pilló de sorpresa a su propio gabinete- protagonizó ayer todas las portadas, convirtiéndose en unos de los grandes temas del inicio de campaña.
“Creo firmemente en las tradiciones de nuestro país y, cuando haces una declaración de esta magnitud como primer ministro, pienso que hay que hacerlo del modo tradicional, llueva o haga sol”, afirmó en una entrevista con la BBC a primera hora de la mañana al inicio de una frenética jornada que le llevó por todo el país. Desde Derbyshire, hasta Escocia pasando por el sur de Gales, el líder tory se presentó como el más capaz para tomar decisiones difíciles para mejorar la economía al haber garantizado el crecimiento y la reducción de la inflación.
Por su parte, el dirigente laborista, Keir Starmer, recalcó en un mitin en Kent que “es hora de pasar página” y “poner fin al caos”. Aunque el adelanto electoral también pilló por sorpresa a la oposición, el manifiesto laborista está casi completo y muchos anuncios políticos están listos para publicarse. El documento final debe ser delgado y simple: Starmer quiere salirse con la suya diciendo lo menos que pueda, para presentar un objetivo lo más pequeño posible.
El equipo del primer ministro aprovechó las portadas para mostrar a Sunak como un “tipo duro” capaz de aguantar un chaparrón, frente a un Starmer débil que “corrió adentro para dar su discurso”. “Ahí lo tienen, esa es la elección”, incidieron.
Con todo, con una ventaja de más de 20 puntos para oposición, Sunak tiene prácticamente por imposible una victoria. Tras catorce años en el poder, el Partido Conservador muestra claros signos de agotamiento. Todo apunta al fin de una era. En cualquier caso, las encuestas se han equivocado en más de una ocasión. Y a eso hay que sumar que en política una semana es un mundo. Cuando la entonces primera ministra Theresa May convocó elecciones anticipadas en 2017 para asegurarse una gran mayoría absoluta partía con gran ventaja, pero poco a poco se fue desinflando y la cita con las urnas dejó luego un gobierno en minoría.
El inicio de campaña coincidió ayer con la publicación de los últimos datos de migración neta, que cayó a 685.000 el año pasado, un 10% menos que en 2022, según la Oficina Nacional de Estadística. Esta es una de las cuestiones que más preocupa al electorado. Los datos, sin embargo, se vieron empañados después de que el premier reconociera que no dará tiempo a que salga ningún avión con destino a Ruanda con solicitantes de asilo antes de las elecciones. El más que controvertido Plan Ruanda para mandar al país africano a los inmigrantes llegados por vías irregulares es uno de los pilares de su mandato. Pero la oposición laborista ya ha adelantado que, si gana, lo cancelará por todas las cuestiones legales y éticas que plantea.
Por otra parte, tampoco se espera que el proyecto de ley para para que cualquier persona nacida después del 1 de enero de 2009 tenga prohibido comprar tabaco en el Reino Unido, un plan criticada por los propios conservadores, pero apoyado por la oposición, salga adelante antes de la disolución de Westminster la próxima semana.
Las propias filas tories siguen aún consternadas por el anuncio del adelanto electoral, una noticia que se negaban incluso ayer a creer. Ningún primer ministro ha convocado jamás unas elecciones con 20 puntos de desventaja y ganado. Un miembro del gabinete explicó a The Spectator, biblia para tories, que un buen resultado sería retener a 200 parlamentarios (lo que implica una mayoría laborista aplastante) y un mal resultado sería retener sólo a unos 50. “Nuestro mejor mensaje en esta campaña es decir que vamos a perder, pero el Partido Laborista no merece una mayoría aplastante”, dijo otro miembro del gabinete. “Pero no podemos decirlo. Tenemos que fingir que tenemos posibilidades de ganar”, matizó desde el anonimato.
La sorpresa de la maniobra ha servido al menos a Sunak para evitar el regreso a la política de Nigel Farage, el enfant terrible del Brexit. El partido de derechas fundado por el populista, Reforma, cada día acorta más distancias con los conservadores. Pero finalmente Farage aseguró ayer que, aunque ayudará a la formación en la campaña, “no irá más lejos”. En su lugar prefiere centrarse en ayudar a su gran amigo Donald Trump a ganar los comicios de Estados Unidos en noviembre.
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