1 de Mayo
La violencia ensombrece la marcha del 1 de mayo en París
Al menos tres españoles que llevaban artefactos incendiarios, entre los 88 arrestados
Policía y manifestantes se han enfrentado en París dos horas antes de las manifestaciones del 1 de Mayo sujetas a estrictas medidas de seguridad.
La manifestación del Día del Trabajo en París fue tripartita. Por un lado contó con la presencia tradicional de los sindicatos, organizadores del desfile, por otro se añadieron los chalecos amarillos que llevan movilizados desde el mes de noviembre, y, menos numerosos pero más visibles, también estuvieron presentes los grupúsculos de Black blocs que una vez más intentaron sembrar la violencia en las calles de la capital francesa.
La víspera, el ministro del Interior, Christophe Castaner, aseguró que esperaban entre mil y dos mil activistas radicales dispuestos a sembrar « el desorden y la violencia ». Finalmente fueron menos, quizás gracias al fuerte dispositivo de seguridad, con 7.400 agentes movilizados, y de los controles preventivos, 17.706 sólo en París.
Uno de esos controles permitió la detención de tres personas, una de ellas española y las otras dos alemanas. En el momento de ser arrestados, los tres individuos de 17, 21 y 23 años, estaban manipulando un bidón de gasolina, según BFMTV, y en el interior del vehículo la policía encontró productos incendiarios y « armas por destinación »: martillos, destornilladores, cuchillos, tirachinas, tres bombonas de gas, dos bidones de gasolina, una botella de acetona y un saco de pernos. Además disponían de un plano con el recorrido de la manifestación del 1 de Mayo.
Los grupos radicales intentaron sembrar el desorden desde el inicio de la manifestación.
El secretario general de la CGT, Philippe Martinez, que había convocado a los medios para hacer unas declaraciones, se vio obligado a abandonar la manifestación al verse atrapado entre las fuerzas del orden y los Black blocs. Martínez tuvo que ser exfiltrado y acusó a la policía de haber « cargado contra la CGT » con gases lacrimógenos, y su organización denunció « una represión inusitada y sin discernimiento », aunque según la prefectura de Policía, el sindicato no fue « en ningún momento » objetivo de la acción policial. Martínez pudo reincorporarse poco después y finalizar la manifestación.
Sin embargo, el principal sindicato de la enseñanza, la FSU, decidió abandonar el cortejo a causa de las violencias provocadas por los grupos radicales, y después de que uno de sus militantes resultara herido levemente durante una de las cargas policiales. Según la policía, resultaron heridos un total de 24 manifestantes y 14 agentes, todos ellos de carácter leve.
En cuanto a las cifras de participación, según el ministerio del Interior, hubo 28.000 manifestantes en París, según la CGT fueron 80.000, y según el organismo contratado por diversos medios para contabilidad el número de manifestantes, estos fueron 40.000.
La presencia de los chalecos amarillos en las manifestaciones convocadas por los sindicatos fue apreciada de diversas maneras por los sindicalistas. Para Martínez, chalecos amarillos y sindicatos no tienen una postura « unánime », aunque si comparten muchas reivindicaciones sociales. Para Laurent Berger, secretario general de la Confederación Francesa Democrática del Trabajo, hay chalecos amarillos que tienen reivindicaciones justas « pero otros tienen la voluntad de desestabilizar la democracia, y a esos los condeno », en cualquier caso espera que de este 1 de Mayo quede que « las organizaciones sindicales portan las preocupaciones, las reivindicaciones sociales y propuestas ».
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