Amenaza nuclear
Trump desafía a Rusia y China con maniobras en el Pacífico
El presidente de Corea del Sur insta a Pyongyang a evitar provocaciones durante los ejecicios militares conjuntos con EE UU
Los ejercicios militares anuales «Ulchi-Freedom Guardian» comenzaron ayer, a pesar de que Pyongyang mostró el domingo su oposición y avisó a Seúl y Washington de que llevar las maniobras a cabo sería «echar más leña al fuego».
Los ejercicios militares anuales «Ulchi-Freedom Guardian» comenzaron ayer, a pesar de que Pyongyang mostró el domingo su oposición y avisó a Seúl y Washington de que llevar las maniobras a cabo sería «echar más leña al fuego». Los «juegos de guerra» conjuntos entre Corea del Sur y su aliado estadounidense «no tienen el objetivo de acrecentar las tensiones en la Península de Corea en absoluto», defendió Moon durante la reunión de su Gabinete el lunes. A lo que añadió que «Corea del Norte no debería nunca distorsionar nuestros esfuerzos por mantener la paz y usarlos para justificar ninguna acción provocadora que empeore la situación».
Las maniobras militares conjuntas podrían «empeorar la situación» de la región, y conducirnos a «una incontrolable espiral de guerra nuclear», decía el domingo el periódico estatal norcoreano «Rodong Sinmun», según informa Yonhap, la agencia de noticias oficial surcoreana.
En Seúl, se convocó ayer una multitudinaria protesta en contra de la celebración de los maniaobras anuales entre Corea del Sur y EE UU como muestra del creciente rechazo por parte de la ciudadanía a la presencia militar de Washington y a las últimas políticas de su aliado norteamericano en la zona. Según algunos medios surcoreaos, declaraciones como las realizadas por Donald Trump en el cruce de amenazas con Corea del Norte han puesto a la población del sur en peligro.
«Si Estados Unidos está perdido en la fantasía que una guerra en la península estaría en la casa de otro, en el Pacífico, muy lejos de ellos, está más equivocado que nunca». Pyongyang recordaba así a Washington lo anunciado tras aplazar el ataque a Guam, el pasado 15 de agosto. Corea del Norte advertía entonces a Estados Unidos de que de sus próximas acciones dependerá que la tensión alcance su punto álgido y provoque el lanzamiento de misiles contra las aguas de la isla estadounidense.
Tanto Corea del Sur, que acaba de iniciar los ejercicios militares conjuntos, como Japón, que los finalizaba la semana pasada, han querido seguir adelante con lo programado con el ejército de Estados Unidos, ajenos a la advertencia de Corea del Norte y a la delicada situación en la zona. En el comunicado dado al «Rodong Sinmun», el régimen norcoreano criticaba a Corea del Sur por colocar cuatro lanzaderas nuevas en el THAAD, el sistema de defensa antimisiles de gran altitud. Esta decisión de Seúl es, según Pyonyang, «un acto imperdonable contra la nación animada por la incondicional aceptación de las peticiones de su jefe, Estados Unidos, incluso en el sacrificio del destino e intereses de los ciudadanos de Corea del Sur». «Las autoridades de Corea del Sur no tienen intención de retirar el escudo antimisiles THAAD. Por el contrario, lo han reforzado y han estrechado su alianza con Estados Unidos», acusaba el régimen de Kim Jong Un a su vecina del sur en el comunicado publicado.
Trump ha querido esta semana mantenerse al margen tras felicitar a Kim por la «sabia decisión tomada» al aplazar el ataque. Rex Tillerson, su secretaria de Estado, apostaba por la búsqueda de una solución diplomática al enfrentamiento con Pyongyang, pero advertía de que «si Corea del Norte elige erróneamente, habrá una contundente respuesta militar».
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