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Nueva York lanza a Trump y Clinton hacia la nominación

La abultada victoria de los dos candidatos deja casi sin posibilidades a Cruz y Sanders

Nueva York lanza a Trump y Clinton hacia la nominación
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La abultada victoria de los dos candidatos deja casi sin posibilidades a Cruz y Sanders

Jugaban en casa y ganaron. Donald Trump y Hillary Clinton, ambos neoyorquinos, se alzaron ayer con la mayoría de los delegados en las primarias de Nueva York. Trump logró el 60% de los votos (89 delegados), su mejor marca en la carrera por la nominación republicana. Sus rivales quedaron muy por detrás: el gobernador de Ohio, John Kasich, (3 delegados) acaparó el 25% y el senador Ted Cruz, el 15%, que no obtuvo delegados. Clinton, por su parte, ganó el respaldo del 58% del electorado (139 delegados), mientras que el izquierdista Bernie Sanders obtuvo el 42% (106).

Con sus respectivas victorias, ambos mandaron un claro mensaje a sus rivales tras sus recientes traspiés. La carrera está casi decidida, el juego ha terminado. El magnate eligió la Torre Trump para dirigirse a sus votantes. «Vamos a llegar a la convención como vencedores en número de delegados ganados justamente con votos. Nadie debería aceptar delegados que no ha conseguido él mismo, como yo», dijo a modo de aviso, mostrando su temor a que la Convención Republicana lo aparte de la nominación pese al apoyo conseguido. «Ya no tenemos competencia. Cruz está a punto de ser matemáticamente eliminado», afirmó Trump en su discurso tras conocer los resultados. «El sistema está amañado pero llegaré a la convención como ganador», insistió.

Cruz tendría que ganar el 90% de los delegados en las siguientes primarias para poder hacer frente a Trump. Sabedor de su sonora derrota, el senador se marchó a Pensilvania, donde el martes habrá otra votación, al igual que en Connecticut, Delaware, Maryland y Rhode Island.

Trump suma hasta ahora 844 delegados; Cruz, 543 y Kasich, 147. Para ganar la nominación republicana son necesarios 1.237 delegados. A pesar de que las matemáticas no le acompañan, el senador de Texas no tiene intención de tirar la toalla, sino todo lo contrario, ya que si Trump no llega a la cifra de delegados exigida en la Convención de Cleveland en julio, podrían darse maniobras para colocar a otro candidato, sobre todo porque Trump sigue siendo un extraño dentro del bando republicano.

El multimillonario, de 69 años, no desaprovechó su intervención y denunció que «los inmigrantes ilegales muchas veces reciben mejor atención que los veteranos». También se comprometió a evitar que el dinero de los empresarios estadounidenses acabe en México y vaticinó que su campaña tendrá «semanas sorprendentes», ya que las encuestas le dan como ganador en las primarias del martes en cinco Estados.

La batalla demócrata en Nueva York estuvo más reñida. Clinton se hizo con el voto de las mujeres, los afroamericanos y los jubilados. Sanders, en cambio, se ganó el apoyo de los jóvenes y los hombres blancos. «Nada como estar en casa», suspiró la ex secretaria de Estado después de conocerse los resultados. La ex primera dama, que no ganaba ninguna primaria desde el 22 de marzo, consideró éste su impulso definitivo para distanciarse del senador de Vermont, y dijo que con Nueva York entra en la «recta final» la carrera a la Casa Blanca.

Con la vista puesta en las elecciones de noviembre, tuvo palabras para los votantes de Sanders: «Hay mucho más que nos une de lo que nos separa». Nancy Smith, una votante demócrata de Brooklyn, decía después de apoyar a la esposa del ex presidente Bill Clinton que prefiere apostar a caballo ganador: «Me gusta mucho Bernie Sanders, pero creo que ella está más preparada para vencer al candidato republicano, cualquiera que sea». Se espera que la aspirante demócrata consiga fácilmente los 2.383 delegados necesarios para convertirse en la candidata oficial del Partido Demócrata. De momento, Clinton ya tiene 1.446 delegados y Bernie Sanders, 1.200.

En su discurso tras la victoria, Clinton cargó contra los principales candidatos del bando republicano: «Trump y Cruz promueven una visión de Estados Unidos que divide y es peligrosa», señaló la ex primera dama, quien criticó con dureza las propuestas migratorias de los conservadores. Ari Fleischer, secretario de Prensa de la Casa Blanca con la Administración de George W. Bush, explicó a Reuters que ahora «sólo quedan dos asuntos para los republicanos: ¿conseguirá Trump el 50% de los delegados antes de Cleveland y, si no, a cuántos se quedará? Nueva York le ha dado un buen empujón, pero aún faltan semanas hasta que conozcamos la respuesta».