Guerra de Ucrania
Ucrania busca justicia un año después de la matanza de Olenivka
Al menos 50 ucranianos, que habían defendido la planta de Azovstal, fallecieron en terribles condiciones cuando estaban bajo custodia rusa. Sus familiares piden una investigación y conocer el paradero de los supervivientes
El 16 de mayo de 2022, Denys Propokopenko, el comandante de las fuerzas ucranianas en Mariupol, informó de una orden del más alto mando militar de Ucrania. Debían abandonar la planta siderúrgica Azovstal para salvar sus vidas. Agotados, estaban listos para seguir defendiéndose contra la fuerza predominante del enemigo. Pero carecían de alimentos, medicinas y municiones para hacerlo de manera efectiva mientras eran atacados por la artillería, la aviación y los misiles rusos que habían destruido casi toda la ciudad durante el asedio de tres meses.
Unas 2.500 tropas, entre ellos 920 soldados del regimiento Azov, salieron de la planta. «Lo hicieron bajo la garantía de salvar sus vidas y por salud», subraya Mariia Alieksieievych, cuyo marido sigue cautivo. A pesar de los intercambios ocasionales, alrededor de 1.900 permanecen cautivos y en total aislamiento de sus familias en Ucrania. Algunos nunca volverán con sus seres queridos. Hace exactamente un año, durante la noche, alrededor de 50 de ellos murieron y unos 70 resultaron gravemente heridos por varias explosiones que sacudieron el edificio apartado del resto del penal de Olenivka al que fueron trasladados ese mismo día.
Rusia acusó inmediatamente a Kyiv de atacar la cárcel con misiles HIMARS, algo que fue refutado en base a la evidencia disponible. Las familias de los fallecidos tienen pocas dudas de que sus seres queridos fueron asesinados a sangre fría por Moscú. Buscar justicia y rescatar a los presos restantes es ahora su prioridad, dijo a LA RAZÓN Oleksandra Mazur, representante de la ONG Comunidad de Familias Olenivka. «Nuestro objetivo es luchar por los supervivientes y ganar en los tribunales internacionales», subraya. «Por supuesto, la investigación está en curso, pero lo que ya hemos logrado averiguar indica que fueron los rusos quienes lo hicieron. Y creo que al final de esta pesquisa sabremos el nombre específico de los rusos que hicieron esto y los veremos en el banquillo», augura Mazur. «Los rusos seleccionaron deliberadamente a estas personas», explicó. 193 ucranianos, todos o casi todos de Azov, fueron trasladados de sus celdas a los cuarteles en una zona separada, que antes no se utilizaban.
En segundo lugar, «¿por qué no permitieron el acceso de las organizaciones internacionales? ¿Qué quieren ocultar?», se pregunta Mazur. Y es que la ONU creó una comisión especial a principios de agosto de 2022. El 8 de septiembre, la jefa de la misión de derechos humanos de la ONU en Ucrania, Matilda Bogner, informó que Rusia negó a los observadores de la ONU el acceso al lugar del ataque terrorista. El 5 de enero de 2023, el jefe de la organización, Stéphane Dujarric, reveló que el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, decidió disolver la misión por falta de garantías de seguridad.
«Igualmente, el Comité Internacional de Cruz Roja ha estado tratando de entrar y ver a los prisioneros, pero Rusia no lo permite. Estas acciones indican claramente que el Kremlin está ocultando algo». Todo lo que saben las familias y las ONG que investigan las muertes proviene de los testimonios de los prisioneros de guerra que fueron liberados en varios canjes y de vídeos difundidos por Rusia después de los hechos.
Uno de ellos, conocido como «Lemko», aseguró a la Iniciativa de Medios por los derechos humanos, con sede en Ucrania, que se despertó la noche del ataque porque su cuerpo ardía y sangraba. «Había fuego por todos lados. Una parte del techo golpeó mi cama, que estaba ubicada aproximadamente en la mitad del cuartel. Estaba un poco quemado, además tenía muchas heridas de metralla», reveló. Por su parte, «Jasan», describió que cerca de la entrada vio «cuerpos desgarrados. Muchos cadáveres dispersos. Los chicos murieron inmediatamente. Uno de los cuerpos aún ardía como una antorcha».
Como la administración no tomaba ninguna medida para extinguir el fuego y no ayudaba de ninguna manera, los prisioneros, incluidos los médicos, intentaron ayudar a los supervivientes como pudieron. «Es imposible estar preparado para lo que vimos allí», reconoció un doctor. «Todo el callejón estaba cubierto de sangre. La gente simplemente se arrastraba, nunca podría imaginar algo así en mi vida». Es más «algunos tenían amputaciones traumáticas de miembros, heridas abdominales profundas, heridas en la cabeza, numerosas heridas de metralla, con gente muriendo en mis brazos», recordó el médico.
Algunas de las víctimas no tenían heridas visibles, pero sufrieron heridas internas graves debido a que tenían pulso débil y presión arterial baja. Sin el equipo y los medicamentos adecuados, los médicos entre los prisioneros no podían ayudarlos. Los testigos también afirman que los líderes del penal permanecieron indiferentes. Los prisioneros de guerra gravemente heridos comenzaron a ser trasladados a los hospitales de Donetsk sólo cinco o seis horas después de lo ocurrido y en camiones.
Maria solo se enteró meses después de que su esposo estaba entre ellos. Él sobrevivió, pero ella no ha sabido nada de él desde entonces. Los familiares no saben dónde están sus seres queridos y en qué condiciones, reiteró. «No tenemos correspondencia, por ejemplo, como está especificado en las normas de la Convención de Ginebra sobre el Trato a los Prisioneros de Guerra. Rusia ignora todas las solicitudes», denunció a LA RAZÓN. «Es necesario hablar constantemente por los prisioneros de guerra, porque están en peligro todos los días», dijo María.
No se les permite salir a la calle. Se les dan porciones mínimas de comida, agua insuficiente, condiciones totalmente insalubres y los heridos no reciben asistencia médica. Continúan las muertes en cautiverio. «Mientras que la mayoría de los prisioneros rusos de guerra a los que devolvemos visten ropa normal y están en condiciones normales, los nuestros se ven horribles cuando regresan desde el cautiverio ruso», subraya Mazur. «Rusia viola todas las normas internacionales posibles que trabajamos durante miles de años para crear», lamenta. «No solo inicia guerras, sino que también rompe las reglas incluso en estas guerras».
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