Política

El Futuro de Venezuela

¿Vamos bien?

¿Vamos bien?
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Se dice que en la hora más oscura de la noche es cuando se acerca el amanecer. Probablemente es lo que durante estas horas ocurre en Venezuela. Esa oscuridad ha visto su rostro más temible con nuevas evidencias. Por un lado, la prueba ya sabida de que la tortura a los presos políticos en las cárceles de los órganos de inteligencia serviles a Nicolás Maduro es real. Adicionalmente, el secuestro del hombre más cercano al presidente Juan Guaidó, el diputado Roberto Marrero. La «huida hacia adelante» por parte del régimen madurista resulta un patrón de conducta establecido. Hace pocas horas, y justo cuando integrantes de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU se encuentra en Venezuela, el chavismo decide mostrar nuevamente su rostro más barbárico. Parece que la sensación ilusoria de fortalecimiento que la alta cúpula del madurismo podría sentir en estos momentos enceguece por completo una lectura objetiva de cómo va este juego, de quién va ganando y quién va perdiendo, de cuánto a cuánto va este marcador.

Después de 60 días de gobierno interino, las aberraciones del régimen terminan por ser un punto negro dentro del dibujo multicolor de la dinámica política actual venezolana. El chavismo está mal, está dividido, está de manos atadas. Vale recordar lo siguiente. Por un lado, casi 60 países reconocen al nuevo Gobierno, adicionalmente se han recuperado activos importantes para el país. Citgo, por ejemplo. Se han sancionado de manera determinante a dirigentes chavistas, se han recuperado espacios importantes de la diplomacia con nombramiento de embajadores alrededor del mundo y, sobre todo, ha renacido la esperanza en las calles de toda Venezuela.

Cuando el liderazgo político que encarna la nueva Venezuela asegura que «Vamos bien», expresan un deseo, pero sobre todo, y es responsable decirlo, expresan una realidad. Venezuela y el cambio caminan en una dirección correcta. Lo construido en dos meses ha sido titánico, sacrificado y providencial. En diciembre de 2018, por ejemplo, nadie hubiese imaginado todo lo que se podía alcanzar en poco tiempo. ¿Quisiéramos que esto haya terminado antes? Por supuesto, sin embargo, el tiempo será necesario para que la transición sea pacífica.

Podrá venir un recrudecimiento de la persecución en las próximas horas, sería lo esperado.

Sin embargo, eso será justamente una señal de que el chavismo se sabe perdido. La aparente paradoja se desvanece cuando revisamos la historia; en los momentos de mayor represión es cuando se materializa la esperanza y la vemos cercana. La siembra del terror se emplea porque sencillamente es lo único que ostentan, y, por lo tanto, no tienen más opción que actuar conforme a su naturaleza más ruin. El poderoso «vamos bien» retumba en las calles de Venezuela. Cada torpeza del régimen permitirá que esa «tierra de gracia», esa «pequeña Venecia», como la llamó el explorador Américo Vespucio, recorte este tiempo de prueba, esta pesadilla. No cabe duda, vamos bien.