La columna de Carla de La Lá

Por qué es bueno ser agradecidos e incluso celebrarlo

No somos dueños de nuestros bienes, materiales, intelectuales o espirituales ¡somos mayordomos!

Por qué es bueno ser agradecidos e incluso celebrarlo.
Por qué es bueno ser agradecidos e incluso celebrarlo.archivo

El Día de Acción de Gracias o Thanksgiving Dayes una fiesta de origen cristiano que se celebra en Estados Unidos y Canadá para agradecer las bendiciones recibidas durante el año.

En España no tenemos una fecha semejante y aunque creo que sería muy bonito (¿por qué no celebrar y celebrar sin fin?), lo cierto es que yo agradezco, amigues, cada día e incluso, si me apuran, cada hora (es fácil confundir orar con agradecer).

Sí, como lo leen, hace tiempo que comprendí que no merezco absolutamente nada de lo que tengo; nada me parece, por cierto, más antiestético que aquellos que creen merecerlo todo; ¿recuerdan a Veruca Salt, la niña rica de Willy Wonka?

Lo cierto es que muchas veces agradezco (a Dios, claro) verdaderamente emocionada y conmovida, como cuando alguien te sorprende por su bondad, con un gesto imprevisible y no das abasto para sentir ni para agradecer convenientemente y no sabes si arrodillarte y darle besos, pero lo miras con suspicacia como si fuera a desaparecer en cualquier momento.

Muchas veces doy gracias aterrada porque soy muy consciente de la desdicha del mundo. En esos momentos me tranquiliza pensar que las cosas buenas que nos son otorgadas, todas las maravillas tangibles o espirituales de las que no somos dueños, sino mayordomos, debemos administrarlas con generosidad y devolverlas al mundo sin miramientos en un compromiso constante con la comunidad. No sé quién dijo eso, pero es la clave: no somos dueños de nuestros bienes, materiales o intelectuales, ¡somos mayordomos! y nos debemos a su impecable gestión.

Los cristianos somos de la idea de que hay que agradecer todo, absolutamente todo lo que pase. Recordemos amigos que algunas dosis de sano sufrimiento siempre restan imbecilidad. ¿Quieren imaginar, por un momento, lo gilipollas que seríamos si todo nos saliera bien? Agradezcamos los rejones de la vida, que nos han aportado (y nos seguirán aportando) perspectiva; el sufrimiento nos enseña a identificarnos con otras personas. El sufrimiento finalmente nos hace felices.

Fíjense, una de las personas más inspiradoras, estoicas y agradecidas que conozco es mi padre:

_¿Cómo estás, papi?_ al teléfono, medio chillando.

P: Muy bien de todos los órganos excepto de los órganos de los sentidos. La vista, ya sabes que me operaron un ojo y me escapé, así que veo con uno de cerca y con el otro de lejos...

_¡Para qué quieres más!...Yo agradezco la presbicia prematura, la utilizo como escudo para mi alma, que es muy sensible... y compadezco a esa gente que tiene que ir por el mundo viéndolo absolutamente todo... sin cataratas, sin filtros...

P: Del oído pues, ya sabes que voy con el sonotone, pero se me ha roto uno… y son carísimos hija, y... para lo que hay que oir...

_Claro que sí papi, ¿ahora mismo llevas sólo un sonotone? y ¿me escuchas por él, no?

P: Qué va... te estoy escuchando por el otro, el que no tiene sonotone, pero tengo el auricular bien pegado al pabellón auditivo de la oreja.

_¡Con que no te lo pegues al pabellón auditivo de la planta del pie!... ¿Y qué tal de los demás sentidos, papi? ¿El gusto, el oído...?

P: Tu madre dice que muy buen gusto no tengo, pero de lo que estoy estupendo, Carlita, es del tacto.

_¡Esto hay que celebrarlo!, con la de órganos que hay en un cuerpo tan chulo como el tuyo, y sólo te funcionan regular dos órganos de dos sentidos y otros fabulosos, como el tacto, que es un sentido importantísimo. Pienso que el balance es excelente.

P: Excelente hijita, además, considero que el problema no es mío, el problema lo tienen los demás: lo tiene mi oftalmóloga, que me quiere seguir operando y no me dejo, y después la gente que me encuentro por la calle a la que no reconozco ni escucho, pobrecitos, con lo bien que van vestidos y los esfuerzos que hacen para que luego vaya tu padre y no los identifique debidamente.

_Esto es de familia papi, yo no escucho ni escucharé nunca jamás a nadie. Sólo al pastor los domingos, que es como hacerse un lifting.