La columna de Carla de La Lá

9 anti propósitos de año nuevo

Este año que comienza he decidido rebelarme contra toda esta casquería psicológica y emocional.

Frame de Lunas de Hiel de Polansky.
Frame de Lunas de Hiel de Polansky.archivo

Dicen que sólo el 8% de los neuróticos que abrazamos las New Year Resolutions cumplimos alguna más allá de los seis meses y que un 25% las abandona la primera semana bajo un nubarrón de emociones negativas, así como remordimientos y culpa… Francamente, no sé cómo pudo establecerse la insoportable premisa de que toda persona civilizada, debe dormir sus ocho horas,  hacer una hora diaria de ejercicio, leer dos horas, pasar tres horas de calidad con sus hijos o en su defecto, familias, amigos… tener buen sexo con resultado en orgasmo, pasar un rato a solas, respirando a lo zen, además de trabajar, por supuesto (en trabajos agradables, exitosos) y, ah… ¡lo más importante!, o al menos lo más indignante…¡comerse una manzana!, cada día…

Yo me río, amigues, pero como buena control freak que soy, he sufrido y sufro las consecuencias de esta inhumana y fatua auto exigencia con altos niveles de estrés, donde no creo que toda esa energía ni ese esfuerzo vayan en la dirección correcta. Por tanto, este año que comienza, he decidido rebelarme contra toda esta casquería psicológica y emocional y destruir en mi cabeza y en la suya, si me lo permiten, los mierderpropósitos de año nuevo. ¡Vamos allá!:

  • Dejar de fumar: miren, en la vida, hay un proceso ascendente normal en cuanto a nuestra capacidad social, afectiva, intelectual, económica... Este ascenso llega inevitablemente a un punto de inflexión a la inversa y comienza el descenso, y uno empieza a perder belleza (eso lo primero), responsabilidad, estatus en el trabajo, inteligencia, autoridad, dinero, movilidad, amor y, por supuesto, felicidad... Este descenso, amiguitos, puede llegar a niveles dramáticos si uno se cuida demasiado y le da por vivir mucho.  Yo por eso, y aquí viene la buena noticia, estoy reñida con esa moda obsesivo compulsiva y contracultural de lo Healthy y lo Detox. Entiendo como más sano y positivo un neo hedonismo sensato, pero hedonismo al fin, y este 2022 tengo, entre otras metas, fumar un poco más, que lo tenía abandonadísimo.
  • Hacer más deporte: Ah… el gimnasio… lugar de culto en los 70 donde bailarines y artistas y hasta intelectuales se solazaban con el mens sana in corpore sano; elitista y exclusivo en los 90 de American Psyco y Calvin Klein… Ahora es símbolo de la peor canalla, un lugar vulgar, grosero, cada vez más barato y accesible a la borregada… Nos lo ponen demasiado fácil; el mío está tan cerca de mi portal que he perdido todo interés y respeto por él. Además, el abuso del gimnasio va contra el patrimonio moral de este país de bajitos contrahechos y estar demasiado buena, no cabe duda, es indeseable con vistas a preservar el orden y la unidad de una familia de bien.
  • Adelgazar. Dice Naomi Wolf en “El mito de la belleza” que “Una cultura obsesionada con la delgadez femenina no está obsesionada con la belleza de las mujeres, está obsesionada con la obediencia de éstas. La dieta es el sedante político más potente en la historia de las mujeres, una población tranquilamente loca es una población dócil”. Si este fragmento no les remueve algo se merecen su mala cabeza. Y sus dietas con efecto rebote.
  • Leer más libros. Me pregunto, pensando en los que presumen de leer constantemente, de devorar libros como churros, a qué hora los digieren, o más en la línea de Schopenhauer, ¿a qué hora piensan y analizan todos esos contenidos? Basta, déjense de hazañas pseudo intelectuales absurdas, y reserven sus neuronas y sus deseos de virtud y elevación, para mi novela “Que te importa que te ame” que sale ya mismito.
  • Quedar más a menudo con amigos. No lo duden, la popularidad de una persona y la cantidad de amigos que tiene es inversamente proporcional a su inteligencia, su criterio y su moral.
  • Beber menos alcohol. “Lo único que lamento en el mundo es no haber bebido más vino” decía Hemingway... Sepan amigues, que en España está peor visto no beber que abusar del alcohol. Si no bebes, lo mínimo que te llaman es aguafiestas, si eres mujer, de cuántos meses estás... Miradas de desaprobación por todas partes, eres como el enemigo, el topo, el infiltrado. Según las autoridades sanitarias internacionales ser alcohólico es básicamente vivir en España, copita arriba, copita abajo.
  • Aprender algo nuevo cada día: Me hace muchísima gracia esa gente, ¡esa gente!, que se apunta a un curso de chino mandarín sin haber asimilado materias tan básicas como saludar o sonarse los mocos correctamente. ¡Grábenselo! la mayor aportación que podemos hacer en favor de la vida en la tierra es sencilla: SER EDUCADOS. Queridísimos amigos, no sean coleccionistas de datos, que no conduce a nada y lo que es más cierto, el saber ocupa lugar.
  • Conectar con nuestros propios sentimientos. Los sentimientos están asquerosamente sobrevalorados en esta cultura del Mind Positive que nos atenaza. Yo les recomiendo lo contrario, olvídense de su ombligo por un ratito; su cabeza y su estado de ánimo (y el de los que les rodean) se lo agradecerá.
  • Ser un mejor ejemplo para mis hijes. Relájense, apreciados lectores. La buena noticia es que nuestros hijes nos van a machacar hagamos lo que hagamos porque los hemos educado fatal y los mimamos en exceso convirtiéndolos en egoístes; cabe destacar que los jóvenes son ingenues (desconocen la vida que aún no les ha puesto contra las cuerdas) y eso les conduce a una irritante e injustificada superioridad moral… No se preocupen, ya vendrá “Paco, con la rebaja”.