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Descanso

Dormir separados para estar más unidos: por qué los expertos recomiendan el 'divorcio de sueño'

Dormir en camas o incluso habitaciones separadas no es sinónimo de crisis de pareja, sino todo lo contrario. Esta práctica, conocida como "divorcio de sueño", se presenta como una solución para mejorar el descanso y la convivencia

Imagen de archivo de una pareja de la mano Pixabay

Dormir juntos ha sido durante décadas el símbolo por antonomasia de la vida en pareja, un pilar de la intimidad y la vida compartida. Esta costumbre, profundamente arraigada en el imaginario colectivo, se presenta como la culminación natural de una relación estable y un espacio irrenunciable de conexión con el otro. Es una imagen que se da por sentada, pero que no siempre se corresponde con un descanso reparador.

Sin embargo, una práctica cada vez más extendida está poniendo en jaque esta convención social: el llamado "divorcio de sueño". Lejos de lo que su drástico nombre sugiere, no se trata de una ruptura sentimental, sino de una decisión puramente pragmática en la que los miembros de la pareja optan por dormir separados para mejorar la calidad de su descanso y, por extensión, la de su propia relación.

De hecho, la raíz del problema suele encontrarse en incompatibilidades nocturnas muy comunes que, aunque triviales en apariencia, acaban por desgastar la convivencia diaria. Factores como los ronquidos, el movimiento constante en la cama, las diferentes preferencias de temperatura en la habitación o los horarios de sueño dispares pueden convertirse en una fuente constante de frustración, tal y como se detalla en una publicación de GQ.

Una solución que fortalece el vínculo de pareja

En este sentido, la solución puede pasar por dormir en camas separadas dentro de la misma habitación o, en casos más pronunciados, en dormitorios diferentes. Según apuntan diversos expertos, esta medida puede traer consigo notables beneficios, ya que la falta de un descanso reparador deriva a menudo en irritabilidad, estrés y un resentimiento soterrado que va minando poco a poco los cimientos del proyecto en común.

Asimismo, un buen descanso nocturno se traduce en una mejora del ánimo, un aumento de la paciencia en el día a día y un impacto muy positivo en la salud general de la persona, tanto en el plano físico como en el mental. Al eliminar una de las principales fuentes de conflicto, desaparecen también las tensiones acumuladas que, con el tiempo, pueden erosionar la comunicación y el afecto.

Por todo ello, esta práctica no solo repercute en el bienestar individual, sino que puede fortalecer el vínculo de la pareja. Muchos defensores de este método aseguran que incluso la intimidad puede verse favorecida, al convertir los momentos juntos en una elección consciente y deliberada, y no en una rutina impuesta. Se presenta, por tanto, no como una señal de fracaso, sino como un acto de respeto hacia las necesidades del otro y una herramienta valiosa para cuidar la relación a largo plazo.