Gastronomía
Quim Vila: «España no puede ser sinónimo de barato y bueno»
Quim Vila / Propietario y director de Vila Viniteca. El 26 de marzo celebra la décima edición del Premio Cata por Parejas en el Casino de Madrid y en sólo 19 minutos se agotaron las plazas
El 26 de marzo celebra la décima edición del Premio Cata por Parejas en el Casino de Madrid y en sólo 19 minutos se agotaron las plazas
Vila Viniteca es una de las distribuidoras de vinos finos más importantes de Europa. Atesora cerca de ocho mil referencias del mundo y su propietario celebra el día 26 la décima edición del prestigioso premio Vila Viniteca Cata por Parejas, cuyas plazas se agotaron en sólo 19 minutos después de abrirse las inscripciones. Durante nuestra conversación, nos cuenta que sí, que el vermut ha regresado para quedarse, pero que el Jerez es la moda pendiente. No termina de asentarse: «Un fino La Ina o una Manzanilla Solear no cuestan ni la mitad de lo que valen». ¿Una joya en la copa? un Recaredo Turó d’en Mota 2003. Ya sabe.
–¿Dónde radica el éxito del Premio Cata por Parejas?
–Los participantes se lo pasan bien. Tanto, que numerosas parejas repiten año tras años. Se beben unos buenos vinos y comparten un momento maravilloso con personas con la misma pasión por los vinos y la gastronomía. Además, hay una dotación económica importante y el certamen posee un prestigio internacional.
–Averiguar un vino, la añada, en qué rincón del planeta está elaborado... ¿Cómo escoge los ejemplares?
–Han de ser buenos, por supuesto. En Vila Viniteca disponemos de todo el mundo y, además, también somos distribuidores de unas bodegas. Sin embargo, muchas veces los vinos que presentamos no los tenemos ni en el catálogo. Otras, presentamos alguna primicia o, incluso, puede ser que luego no se puedan encontrar. O pedimos una añada especial a una bodega. El éxito está en la sorpresa, en la ilusión de descubrir el vino, porque la cata a ciegas es muy difícil.
–Por no decir casi imposible.
–El nivel es buenísimo. Luis Gutiérrez, el delegado en España de la prestigiosa revista «The Wine Advocate», de Robert Parker, ganó en una edición. Hay gente que está muy preparada, porque hemos puesto en valor el vino, algo que se ha hecho siempre en Europa. Los aficionados viajan para visitar restaurantes y para descubrir una bodega.
–Sí, el enoturismo es ya una tendencia consolidada.
–Aún estamos muy lejos de países como Italia. La nuestra es una demanda que nos ha llegado de fuera. De esos turistas que nos visitan deseosos de conocer las bodegas españolas. Es una manera de hacer una difusión fantástica del vino.
–Pero el consumo de vino sigue bajando en España.
-Sí. Es un drama. Por un lado, tenemos al Ministerio de Turismo o al de Agricultura que lo promocionan. Y, por otro, el de Sanidad lo equipara a otras bebidas de altísima graduación. El vino es un paso importante para evitar que la juventud caiga en el botellón. Los elaboradores han estado alejados de ella. Parecía que para beber vino tenías que saber mucho. Este hueco el mundo de la cerveza lo ha capitalizado muy bien al equipararla a estilo de vida, a felicidad. Al pedir una, no te dicen si quieres una Pilsner, una Ale o de triple fermentación. En el mundo del vino, preguntamos demasiadas cosas y parece que el consumidor joven se espanta para no hacer el ridículo. Es necesario llevarlo a las discotecas.
–Llevan ustedes años pidiéndolo, ¿qué ocurre?
–Los presupuestos de la cerveza y de los destilados son superiores a los del vino, que está muy atomizado. No hemos conseguido que los líderes de la gente joven (deportistas, actores...) se acerquen al vino. Es el paso que falta.
–¿Qué opinión posee de los españoles?
–Se encuentran en un nivel espléndido. Nunca se han elaborado ejemplares tan buenos como ahora. Nos falta saberlo comunicar, que nuestros bodegueros cojan las botellas y se vayan a dar vueltas por mundo. Empezando por los mejores restaurantes y las tiendas gourmet y siguiendo por los supermercados, donde no hay que ofrecer precio-calidad, sino precio-placer. España es un país con una diversidad increíble y no puede ser sinónimo de barato y bueno, porque tenemos verdaderas joyas.
–Los cocineros españoles son reconocidos en el mundo. ¿Qué imagen tienen fuera nuestros enólogos?
–Poca. Es una pena. Los vinos españoles tienen una escasa presencia fuera. Es necesario que los mejores bodegueros trabajen con los mejores importadores, porque la distribución es importante. Nos hace falta salir mucho.
–Los jóvenes no beben vino, pero sí existen enólogos igualmente jóvenes que revolucionan el panorama vitivinícola.
–Tienen ganas de hacer cosas nuevas dirigidas a un público deseoso de probar etiquetas diferentes. Es fantástico para que aparezcan nuevas bodegas. Si venden la botella a un precio decente y el viticultor se gana la vida, habrá más personas que se decidan a recuperar el campo, porque España tiene un patrimonio de viñas viejas inigualable en el mundo. Es un tesoro a explotar y a dar a conocer.
–¿Que vinos nos gustan?
–Los ecológicos, los biodinámicos. Aquellos con menos sulfuroso y sin aditivos, que respetan el medioambiente y nuestra salud. Más desnudos, con menos maquillaje.
El lector
«Es el domingo por la mañana el momento que dedico a la Prensa. Compro varios periódicos y me gusta leerlos completos. Detenerme en cada una de las secciones y en los artículos de opinión. Me interesan los temas de actualidad, sobre todo, porque es importante estar al día. Por eso, también estoy suscrito a varias cabeceras digitales».
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