Cristina Fernández de Kirchner
Cristina Kirchner muda su «botín» de madrugada
¿Dónde está el ordenador de última generación que el multimillonario mexicano Carlos Slim le regaló? ¿Y el cuadro réplica del siglo XI de la Virgen de la Ternura de la catedral de Vladimir que le obsequió el Papa Francisco?
El próximo 10 de diciembre, acaso después del mediodía de Argentina y horas después de colocarle la banda presidencial a su sucesor, Cristina Fernández de Kirchner dejará, después de más de 12 años, la Quinta de Olivos, la residencia que habitan los jefes de Estado, en las afueras de Buenos Aires, a unos diez kilómetros de la sede del gobierno central. La residencia fue construida en 1854 por una de las familias aristocráticas de la época, y en 1918 se estableció como vivienda transitoria de los mandatarios durante el ejercicio de su cargo. Cristina Fernández se instaló formalmente en ese predio, situado en una bella zona del norte bonaerense, el 25 de mayo de 2013, cuando su esposo Néstor Kirchner llegó a la presidencia. El matrimonio alternó su estadía en Olivos con periódicos viajes a la patagónica Santa Cruz, la provincia natal de Kirchner, a 2.500 kilómetros al sur Buenos Aires. Allí tienen sus viviendas en la capital provincial, Río Gallegos, y en la villa turística de El Calafate.
Máximo, su sucesor
Tras la muerte de Kirchner, hace un lustro, Cristina Fernández mantuvo la rutina de pasar los fines de semana en Santa Cruz. En las afueras de Buenos Aires transcurre su tiempo de trabajo junto a ministros y secretarios; en el sur argentino, acompañada de su familia, principalmente de su hijo mayor, Máximo, electo diputado nacional el pasado domingo, el primer paso de una carrera política que espera emular a la de sus padres. Con el final de su ciclo de gobierno, Cristina Fernández comenzó la mudanza de Olivos. En los últimos meses se han difundido fotografías de cajas, muebles, joyas, bicicletas, televisores, ordenadores, cuadros y cientos de prendas de vestir y zapatos –la mayoría de ellos adquiridos en viajes al exterior– embaladas y listas para ser trasladadas.
Cada caja o bulto lleva un número y una descripción. Hay objetos que pertenecen a sus hijos: «2 pingüinos de cerámica. Florencia. ¡¡¡Muy Frágil!!!», se lee en una de las cajas a nombre de la hija de la Jefa de Estado, según publicó la revista «Noticias».
Legisladores de la oposición presentaron denuncias ante la sospecha de que entre los objetos de la mandataria se encuentran regalos que recibió de autoridades extranjeras. Según la ley argentina, los obsequios de cortesía o diplomático pertenecen al Estado. Entre ellos, inclusive, se encuentra su perro, Simón, un regalo que en 2013 le hizo el fallecido presidente venezolano, Hugo Chávez, y que fue nombrado así en honor al prócer latinoamericano Simón Bolívar. En octubre pasado el diario «La Nación» aseguró que los regalos que recibió la presidenta argentina en su gestión son «un misterio que el gobierno mantiene bajo llave».
En sus ocho años de Gobierno, aunque también en los cuatro de su esposo, Cristina Kirchner acumuló gran cantidad de prendas de vestir, carteras y zapatos, todos de las mejores marcas internacionales. En cada gira oficial por Europa y Estados Unidos la Prensa argentina informó de las visitas que la jefa de Estado, acompañada muchas veces por su hija Florencia, realizaba por las tiendas más reconocidas y costosas. Según esas versiones, se han contado por miles los zapatos de la mandataria.
La mudanza se realiza, generalmente, durante la madrugada, en la oscuridad y cuando pocos pasan por la residencia. Varias camionetas trasladan los objetos hacia el Aeroparque Jorge Newbery y, desde allí, en avión a Santa Cruz. Dos horas después aterrizan en la Patagonia y, quizá, durante la mañana, ya están instalados en su nuevo hogar.
En su última declaración jurada, Cristina Fernández dijo tener un patrimonio de 64 millones de pesos (6,1 millones de euros), 16% más que en el ejercicio anterior. Cuando los Kirchner llegaron al poder, su fortuna llegaba a 7 millones de pesos. Entre sus bienes figuran 26 propiedades, entre departamentos, terrenos y casas. La jefa de Estado también declaró acciones en sociedades dueñas de hoteles que son investigadas por la justicia. Su hijo, Máximo, declaró un patrimonio de 36 millones de pesos (unos 6 millones de euros), tres empresas, 28 inmuebles, automóviles y motos.
“¿Quién sabe hoy dónde están la computadora Apple de última generación que el multimillonario mexicano Carlos Slim le regaló a la Presidenta” o “el cuadro réplica del siglo XI de la Virgen de la Ternura de la catedral de Vladimir que le obsequió el papa Francisco?”, preguntó una nota de La Nación.
La respuesta acaso se encuentre en esas camionetas que por la madrugada salen de la Quinta de Olivos como parte de la mudanza más larga y pesada de un dirigente político tras doce años en el poder
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