Vacaciones

La «casta» veraneante de Atlanterra

Manuela Carmena no es la única que disfruta en esta urbanización de alto poder adquisitivo. Los suizos, por ejemplo, llegan en avión privado a Jerez, allí cogen un helicóptero y aterrizan directamente sobre sus propiedades

La «casta» veraneante de Atlanterra
La «casta» veraneante de Atlanterralarazon

Manuela Carmena no es la única que disfruta en esta urbanización de alto poder adquisitivo. Los suizos, por ejemplo, llegan en avión privado a Jerez, allí cogen un helicóptero y aterrizan directamente sobre sus propiedades

En la playa de la urbanización Atlanterra es más fácil encontrarse con los vecinos al ser más recóndita y pequeña. Ahí están las casas de Paloma San Basilio, una belleza monocromática blanca y con grandes cristaleras al mar, o la de los herederos de Johann Bolkow, con helipuerto y frecuentada por el ex ministro de Interior Jaime Mayor Oreja. La alcaldesa madrileña, Manuela Carmena, escogió para sus chapuzones la kilométrica y salvaje playa de Zahara de los Atunes, de ocho kilómetros, así que fue fácil que pasara desapercibida.

En el pueblo tampoco hay grandes distracciones: se puede visitar una iglesia construida junto al muro de la antigua fortaleza del s. XV, una pequeña cueva artificial –y que Manuela Carmena ha podido visitar aunque no tenga inclinación religiosa–, un mercadillo callejero «hippie-chic» que cierra de madrugada, unos chiringuitos en la playa: el llamado Pez Limón, del hermano de la actriz Aitana Sánchez-Gijón, y La Rana Verde, desde donde se pueden ver unas increíbles puestas de sol mientras uno se toma un cóctel entre dunas. También la alcaldesa madrileña ha podido disfrutar de la buena gastronomía de la zona, especialmente el atún y las tortillas de camarones, en unos restaurantes en los que, sin ser baratos, se come divinamente. El Campero con sus tapas de atún; el Hotel Doña Lola y el de Antonio, donde el cubierto ronda los 60 euros por persona; el restaurante Ramón Pipi, cerca de la antigua depuradora, al lado del río Cachón. Claro que, si a Manuela Carmena le hubiese invitado el cocinero José Andrés, que lleva un mes de vacaciones en Zahara de los Atunes, a una de las comidas con las que está obsequiando a los amigos, habría tenido ocasión de felicitar al chef asturiano por haberle plantado cara a Donald Trump ante sus bravuconadas contra los hispanos. Lamentablemente, no se han visto, ni tampoco ha tenido oportunidad de coincidir con otros veraneantes de la zona como Magdalena Álvarez, la exministra de Fomento del PSOE, que es gaditana, ni de departir con los actores Imanol Arias y Maribel Verdú, el Gran Wyoming, la viuda de la duquesa de Medinasidonia y Carlos Latre.

Las vacaciones de la alcaldesa madrileña, Manuela Carmena, han sido las típicas de Atlanterra: descanso, descanso y descanso. Todo lo más, una partida de cartas en casa, correr por el monte como hace todos los días el líder del PSOE en la Comunidad de Madrid, Ángel Gabilondo, abastecerse de ricas y frescas viandas en el mercado de la cercana Barbate, excursiones andando o a caballo hasta el faro o a la vecina Bolonia, con sus yacimientos romanos y sus dunas. Y si arrecia el famoso viento de Levante y no hace día de playa, uno coge el coche y aprovecha para visitar Vejer, Conil o disfrutar de uno de los atardeceres más bonitos del mundo, el que se divisa desde el cabo de Trafalgar en Caños de Meca. En agosto, aunque una sea alcaldesa, hay que ir pronto para coger sitio.

De momento, Zahara de los Atunes es una población ajena a los campos de polo, al golf y a los puertos deportivos. No es lugar de «yatazos», pero sí de tablas de surf. La calidad de vida vacacional, aunque este año haya contado con un 15 por ciento más de población y un calor exagerado, sigue siendo para una discreta «casta» veraneante. Los que necesitan de más infraestructura, como el ex presidente Sarkozy, que también disfrutó de la zona, se suelen alojar en la cercana dehesa de Montenmedio.