Nueva York
La mala conciencia de los Rockefeller
El empresario y filántropo David Rockefeller deja tras su reciente muerte un amplio legado para sus diez nietos, que forman la quinta generación de esta icónica familia. El origen de su fortuna, la petrolera Standard Oil, ha despertado en estos jóvenes la necesidad de luchar contra el cambio climático y los combustibles fósiles y apoyar diversas iniciativas a favor del medio ambiente
El empresario y filántropo David Rockefeller deja tras su reciente muerte un amplio legado para sus diez nietos, que forman la quinta generación de esta icónica familia.
David Rockefeller, fallecido este lunes, no será recordado por sus hazañas como banquero, sino porque era el último gran representante de una familia influyente en el arte, la educación, la economía, las políticas de medio ambiente y hasta de las relaciones exteriores de Estados Unidos. Sus nietos, diez en total, cargan ahora esa antorcha. La mayoría de ellos han apoyado las causas cercanas a su abuelo a nivel personal y como miembros de la junta directiva del David Rockefeller Fund, que se enfoca especialmente en el movimiento ecológico en parte porque la familia carga con culpa la herencia de John D. Rockefeller, el fundador de la petrolera Standard Oil.
Christopher Lindstrom, por ejemplo, hijo de Abby Aldrich, es uno de los que más se ha implicado en estos temas. Su madre causó en su juventud controversia por su admiración hacia Fidel Castro y un feminismo radical, pero hoy es conocida sobre todo como ecologista. Su único hijo ha seguido ese camino y desde hace 15 años trabaja en causas relacionadas con ello. En un ensayo que publicó el año pasado, Lindstrom asumía su herencia y a la vez atacaba a las compañías petroleras: «Como miembro de la quinta generación de los Rockefeller, comprendo lo mejor y lo peor del icónico papel de mi familia en la bomba de tiempo que son los combustibles fósiles (...). Todas (las petroleras) han demostrado que funcionan con prácticas destructivas y con la llegada del cambio climático podemos asegurar que son una amenaza directa a la vida en este planeta».
Retiros espirituales
Su prima Rebecca, hija de Richard, que falleció en un accidente de avión en 2014, también comparte ese sentimiento de deuda con el medio ambiente. «Hace cinco años dejé mi trabajo y me fui a ayunar durante tres días al desierto de Utah. Fui capaz de librarme de mucha presión y de la culpa por mi familia. En el movimiento ecológico la culpa puede ser aplastante porque todos saben que somos parte del problema», explicaba Rebecca recientemente. Hoy se desempeña como guía de retiros espirituales muy relacionados con la naturaleza.
Clayton, hermano de Rebecca, ha encontrado su propia manera de apoyar la causa. El joven es escultor y lidera movimientos de diseño sostenible en Providence, donde vive y donde compró un gran terreno en el que construyó estudios y hogares específicamente para artistas. «Me sentía bastante intimidado por el recorrido de mi familia», afirma Clayton en una entrevista en referencia a su conciencia medio ambiental y social, que no despertó hasta que era estudiante en Brown University. El ataque a las Torres Gemelas fue lo que le espabiló: «Suena a un cliché, pero me devolvió a la realidad de quién soy, de lo que puedo hacer y de lo que está a mi alcance».
El arte, desde luego, le queda cerca a todos los jóvenes descendientes de David Rockefeller, cuya madre fue una de las fundadoras del MoMa de Nueva York. Él mismo, junto a su esposa Peggy, donó cientos de obras de su enorme colección personal al museo, además de haber formado parte de su junta directiva durante décadas. Michael Quattrone, otro de sus nietos –único vástago de Peggy Jr.–, ha dedicado su vida a las artes escénicas. Quattrone es director de un centro de retiro espiritual ideado para artistas en Pocantico Hills, Nueva York, y se define a sí mismo como cantante y compositor, aunque también escribe poesía, ha trabajado como profesor de teatro y tiene varios diplomas de artes dramáticas.
Interés en la moda
Su prima Ariana, hija de Richard, el primogénito de David Rockefeller y también un gran defensor de los océanos y el medio ambiente, es la nieta con perfil más público. Asiste frecuentemente a eventos y galas, incluida la del Museo Metropolitano. Ariana es diseñadora de moda y amante de la equitación. Confesaba al «New York Times» que su primera línea de ropa estuvo inspirada en el cuadro «Femme et chien sous un arbre», de Picasso, que adorna las paredes de la casa de sus padres. Pero la que realmente la influyó para incursionar en el diseño fue su abuela Peggy: «Tenía mucho estilo y siempre lograba lucir estupenda sin que pareciera que se esforzara por ello», indica la joven.
Ariana también continúa la tradición filantrópica de su abuelo: «Desde temprana edad mi familia nos inculcó que devolver a la comunidad no es simplemente una obligación, sino que debe ser también un placer», asegura. En contraste con la vida pública de Ariana, de su hermana Camilla, tres años menor, apenas se sabe nada. Ha posado con su padre y su abuelo en alguna ocasión y colabora con su madre, la cineasta Susan Cohn, en Oceana, una organización creada por ella y que se enfoca en la conservación de los océanos.
Otra rama de la familia que ha trabajado arduamente en pro del medio ambiente ha sido la de Neva Goodwin, tercera hija de David, directora del Instituto de desarrollo global y medio ambiental de Tufts University. Su hijo David Kaiser ha seguido el camino de su madre, que durante años luchó contra las compañías petroleras y eventualmente donó sus acciones en ExxonMobil –equivalentes a 400.000 dólares– al programa medio ambiental de la fundación de su padre. La familia entera ha seguido su ejemplo, liderados por David Kaiser, escritor e historiador de Columbia University. En un artículo reciente, el joven sentenció que «durante un cuarto de siglo la compañía (Exxon) trató de engañar sobre las realidades del cambio climático, protegiendo sus ganancias a costa de enormes daños a la vida en este planeta».
Su hermana Miranda es abogada (se graduó magna cum laude de Brown University) y directora de una organización que ayuda a integrar a refugiados en la sociedad estadounidense. Tiene también un vínculo estrecho con la naturaleza, ya que vive en Bozeman, Montana, en una finca. Su tía Eileen, la menor de los hijos del fallecido empresario, está también en contacto con la naturaleza a través de una granja orgánica en Vermont, donde reside junto a su esposo, Paul Growald. Se conocieron por su interés mutuo en la conservación del medio ambiente, algo que trasladaron a sus dos hijos, Adam y Daniel. El primero estudió filosofía y se desempeña como consultor de diversas empresas, además de haber formado su propia compañía de tecnología, Anna. Su hermano Daniel es co fundador de Intelos, que busca establecer «un nuevo paradigma para las relaciones entre las personas, la naturaleza y la tecnología». Ambos, como sus padres, apoyan diversas causas ecologistas.
A través de las diferentes fundaciones de la familia Rockefeller y de sus propios esfuerzos, estos jóvenes avanzan diferentes proyectos que buscan crear un mundo más sostenible e informar sobre las amenazas del cambio climático. A la vez, alivian su conciencia por la participación familiar en la dependencia global de los combustibles fósiles.
La fortuna original
David Rockefeller era el último nieto vivo de John D. Rockefeller, el magnate estadounidense que fundó en 1870 la Standard Oil. En veinte años el primer Rockefeller, originario de Nueva York y de origen humilde, logró controlar el 90 por ciento del mercado de refinerías y oleoductos del país (muchos le acusaron de competencia desleal para lograr ese monopolio). Su inmensa fortuna lo convirtió en el primer multimillonario de Estados Unidos y en un hombre muy poderoso. Sin embargo, el empresario también fue un gran filántropo y donó a lo largo de su vida (1839-1937) más de 500 millones de dólares a diversas causas. Una de ellas fue para la abolición de la esclavitud, lo que apoyó por influencia del padre de su mujer, Laura Spelman. Su nieto David siguió su ejemplo, como también lo han hecho los hijos y nietos de éste. Arriba, árbol genealógico de la cuarta y quinta generación de los Rockefeller.
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