Angela Merkel
Merkel «tripite» en Bayreuth
La canciller alemana sigue siendo fiel un año más al dos piezas y al color azul, como ayer demostró en la inauguración del festival de la «verde colina»
La canciller alemana sigue siendo fiel un año más al dos piezas y al color azul, como ayer demostró en la inauguración del festival de la «verde colina»
Además de por escuchar las óperas de Richard Wagner en su propia casa, el Festival de Bayreuth y tiene desde hace unos años un aliciente añadido perfectamente compatible con la ópera: fotografiar el modelito que luce Angela Merkel. Fiel a la cita melómana por antonomasia, en cada inauguración viste un dos piezas que generalmente suele ser de color azul. Éste es el tercer año que se decide por el mismo color, su preferido, y por un corte prácticamente idéntico, aunque el de este año lleva tres pequeñas jaretas. Examinemos el que llevó en 20013, 2014 y ayer: el largo de la falda es exactamente igual, hasta el tobillo, lo mismo que la chaqueta, del mismo tono. A diferencia de los dos años anteriores, en esta ocasión los botones (siempre tres) no están forrados y el tono es más claro, aunque las vueltas de la manga, con largo a medio brazo siempre son un tono más oscuro.
Por lo demás, se podrían intercambiar las imágenes de un año con otro, pues el corte de la melena es idéntico, los zapatos son modelo único, salones forrados de la tela del vestido. El clutch o bolso de mano añade una nota azul más al modelo, que se acompaña de un foulard del mismo tono. El único adorno que se permite es un collar de perlas de una vuelta y un reloj al que es fiel a diario. Vamos, azul de pies a cabeza. Un clasicismo que contrasta sobremanera con los diseños más atrevidos, en escote, sobre todo, que viste la directora de Bayreuth, la rubísima y todopoderosa Katharina Wagner. Merkel acude acompañada de su esposo, Joachim Sauer, con sobrio esmoquin y pajarita, en una de las escasísimas ocasiones en las que se les puede fotografiar juntos, que no del brazo. La otra suele ser durante los días de descanso veraniego.
Viento caprichoso
Hace unos años, en 2012, una ráfaga de viento el jugó una mala pasada a Merkel, pues dejó al descubierto sus calcetines de ejecutivo a media pierna, una imagen que corrió por la red y que fue objeto de todo tipo de chanzas y chascarrillos.
Que la canciller tiene un gusto marcadísimo y no se apea de él es algo sabido y se pone de manifiesto cada 25 de julio en Bayreuth. Cuando visita la otra gran cita del verano, el festival de Salzburgo, suele vestir el mismo corte de vestido, quizá por aquello de no hacer ostentación y de que es una mujer a la que la palabra austeridad le cuadra. No la imaginamos, no obstante, ni con escotes pronunciados ni subida a unos tacones de diez centímetros (aunque en 2005 hubo un intento «rupturista», con dos piezas en tono salmón y zapatos de tacón con la puntera descubierta a juego que dio que hablar) porque lo suyo es la comodidad: disfrutar con la ópera de Wagner y no desfilar en una pasarela, aunque el festival se haya convertido en una pasarela epara la alta sociedad germana.
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