Pantoja saca «dientes, dientes» en su reaparición

Su clausura en Cantora parecía eterna, por eso, la reaparición ayer de Isabel Pantoja en Valencia causó expectación. Era su primer acto público desde que salió de la cárcel, lo que explica los 160.000 euros que habría percibido por posar en un «photocall» donde la protagonista, más que la tonadillera, fue su reciente alegato mediático contra su hija, Chabelita. Pantoja calló y con una sonrisa disimuló ante los «flashes» la ansiedad y la depresión que sufre por la vida «alegre» de su benjamina, embarcada ahora en «Gran Hermano VIP», donde, lejos del huracán mediático, ameniza la novela familiar desvelando que con dos años vio en los pasillos de Cantora el espíritu de Paquirri. Sobrenatural, tanto o más que la irrupción en «Sálvame» de Pantoja, donde, rotunda, admitió estar «más tranquila con mi hija dentro del concurso porque así sé que no está por las calles de noche... No me gustaría que nadie que sea madre pase lo que yo estoy pasando...». Desde la finca, preocupados por la cantante, llegan señales de auxilio. Nuestra fuente asegura que «Isabel necesita centrarse y volver a los escenarios, pues como siga mucho tiempo inactiva puede caer enferma. Su hija le está dando tantos disgustos que no puede más. Quiere mucho a Isabelita y le tortura saber de sus polémicas relaciones sentimentales y sus juergas de feria en feria. Por encima de la artista está una madre que ha sufrido mucho en silencio, hasta que no le ha quedado más remedio que estallar y airear con sinceridad su dolor».