Ciencia y Tecnología
El futuro que ha mostrado «Pokémon Go» ya ha llegado
Expertos del MIT descubren cómo hacer que objetos virtuales interactúen con los reales
Vivimos en una época que, en lo tecnológico, podríamos denominar de la «maleta con ruedas»: la mayoría de las innovaciones tienen que ver con la conjunción de dos tecnologías existentes que dan a luz una «nueva». «Pokémon Go» es un ejemplo de ello: reúne la realidad aumentada con el GPS. Vine es otro ejemplo: el hijo de Twitter y YouTube. Por eso, cuando surge una tecnología verdaderamente innovadora la sorpresa es mayúscula y el avance deja de ser lineal para transformarse en exponencial.
Justamente esto es lo que han hecho expertos del laboratorio Csail (Laboratorio de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial) del MIT.
Una de las formas más sencillas de distinguir que un objeto o personaje está hecho con ordenadores, es su falta de interacción con el entorno. Gracias a un algoritmo creado por el Csail, los expertos sólo precisan grabar el movimiento de un objeto real (un arbusto, el agua de una piscina, una estructura hinchable, etc.) para predecir todos los movimientos que el objeto puede realizar. Luego colocan en ese entorno una criatura ficticia y es posible ver cómo el personaje salta sobre una cama elástica (y ésta se mueve siguiendo el ritmo), cómo un arbusto se abre cuando aparece un Pokémon entre sus ramas y de qué modo un objeto se zambulle en una piscina, salpicando gotas reales y no sobreimpresas.
Este logro no sólo eleva la calidad y la jugabilidad de «Pokémon Go»: imaginad que Articuno sale, casi literalmente, desde un montículo de nieve o Charisard hace temblar las hojas de un árbol mientas huye de nosotros. También abre la puerta a nuevas formas de entretenimiento. Al tratarse de un algoritmo se convierte en una herramienta sencilla y económica para fanáticos de los efectos especiales que podrán editar vídeos de un modo mucho más rápido y con resultados más creíbles. Con esta innovación, los filtros para edición de imagen serán cosa del pasado y podrían convertirse en el impulso necesario para que las gafas de realidad aumentada, como las Google Glass, sean un objeto de deseo...finalmente.
Cines, conciertos, parques temáticos y hasta eventos deportivos tienen el potencial para usar esta tecnología que no sólo impactará en el ocio, también en otras disciplinas, como, por ejemplo, en el estudio de la medicina, donde las recreaciones de operaciones quirúrgicas se verán mucho más reales, o en la ingeniería, donde sería posible recrear el efecto de la modificación de materiales o estructuras.
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