Papel

No todos los caminos llevan a Santiago

Señales «pirata» engañan a los peregrinos y les conducen fuera de ruta hacia hoteles y restaurantes. Los vecinos de Ponferrada, donde se registran las incidencias, aseguran que «algunos hosteleros» son los responsables

No todos los caminos llevan a Santiago
No todos los caminos llevan a Santiagolarazon

Señales «pirata» engañan a los peregrinos y les conducen fuera de ruta hacia hoteles y restaurantes. Los vecinos de Ponferrada, donde se registran las incidencias, aseguran que «algunos hosteleros» son los responsables.

La picaresca es una práctica tan antigua como el propio ser humano y en muchas ocasiones no se limita al terreno literario. Si no que se lo digan a los vecinos de Ponferrada, que desde hace unas semanas se encuentran en pie de guerra contra los «piratas» que distorsionan los indicadores del Camino de Santiago en esta localidad del Bierzo y confunden a los peregrinos. ¿Su intención? No está clara, pero muchos apuntan a que detrás de estas acciones podrían estar hosteleros de la zona cuyo objetivo sería desviar la ruta oficial y pautada para hacer que los miles de transeúntes que desfilan por sus calles en su periplo a Santiago de Compostela se detengan en sus locales. Por ahora son todo hipótesis porque las autoridades no han logrado identificar aún a los culpables. De lo que no hay duda es de que los ponferradinos no van a dejar que se manche el nombre esta villa leonesa porque en el resto de la ciudad la señalización está en perfectas condiciones.

El problema está en una de las entradas de Ponferrada, la que coincide con el paso del Camino Francés. Ahí, justo a las puertas de una urbanización, se puede ver un mojón con una vieira amarilla apuntando a la izquierda, un ejemplo de los distintivos tradicionales que se han ido sustituyendo progresivamente por otras formas más modernas. «Antes había otros elementos de señalización, en concreto una flecha del mismo amarillo que también indicaba a la izquierda, hasta que llegó un amigo de lo ajeno y la giró hacia la derecha. Después de arreglarla en varias ocasiones y de que la volvieran a estropear acabaron arrancándola», explica Roger de la Cruz, presidente de la asociación de Amigos del Camino de Santiago del Bierzo, que también añade que en la actualidad los indicadores vuelven a estar en perfecto estado. Él mismo se encargó de comprobarlo la semana pasada, cuando en plena ola de calor hizo a pie el recorrido que discurre por los alrededores para verificar el estado de los indicadores.

«Es triste y deprimente que el peregrino que llega y no conoce la zona se lleve esta imagen triste y patética», lamenta De la Cruz, que en una conversación telefónica con LA RAZÓN no deja de recalcar una única petición que para él no admite negociación: «Que se respete la señalización». Además, recuerda que ante la coincidencia de varios letreros siempre prevalecerán los indicadores oficiales por encima de pintadas en el asfalto o garabatos en señales de tráfico. Para eso, el presidente de la asociación pide a las administraciones competentes –en este caso la Junta de Castilla y León y el Ministerio de Fomento– que impongan duras sanciones a los que alteren la ruta tradicional: «Seguro que así más de uno se lo pensaba dos veces». Para ello, este amante del Camino apuesta por la creación de una normativa específica para atajar el problema: «Nadie cambia una señal de Stop porque no le gusta dónde está colocada. Pues con esto debería pasar lo mismo».

Lo que más preocupa a los ponferradinos es que el peregrino se pueda ver afectado por esta «guerra» de señales. Más de uno afirma que no es raro ver grupos de caminantes perdidos por el centro de la localidad, por lugares por los que no se desvía el Camino Francés. «Les hemos preguntado si han encontrado confusión y sabemos que muchos no se han ido con buena imagen de Ponferrada», subraya De la Cruz, que denuncia que en algunas ocasiones se han perdido hasta los propios transeúntes españoles: «Los vecinos de la localidad se acercan a la sede de la asociación para pedir que señalicemos bien el camino».

La hipótesis que cobra más fuerza en los corrillos que se forman entre los locales es que el «pirata» sea el dueño de algún local de hostelería que se vería beneficiado por la situación; el desvío llevaría un tránsito incesante de peregrinos ante las puertas de su local. «Pero la realidad es que no se les ha visto, actuarán de noche», lamenta De la Cruz. Si los que se dirigen a Santiago de Compostela tomaran la ruta alternativa en la entrada de Ponferrada atravesarían una urbanización en la que hay varios negocios de hostelería, una gasolinera y, casualmente, un albergue privado. «Los peregrinos llegan cansados porque la que acaba aquí es una etapa dura por un camino natural, de montaña y piedra. Lo único que quieren es descansar, dormir y darse una ducha. Por supuesto que no estoy en contra de la hostelería ni de los establecimientos privados, pero sí de que se engañe porque al final el visitante se queda con esa copla», indica.

Roger de la Cruz incluso se muestra partidario de que se indique una forma alternativa de llegar a Ponferrada. Eso sí, el desvío debería contar con una señalización distinta a la oficial para que el peregrino pueda decidir por dónde quiere ir teniendo toda la información a su alcance: «Para eso tendrán que pedir los permisos correspondientes al Ayuntamiento y ellos tendrían que facilitar carteles que dejasen claro cuál es el camino histórico y cuál es la vía alternativa». Y es que según el presidente de la entidad las quejas de los peregrinos afloran, en especial en las redes sociales. Para él, este mecanismo puede ser más un arma con la que airear el enfado que un instrumento para hacer una crítica constructiva que ayude a poner soluciones al problema.

«Es Patrimonio de la Humanidad y un Bien de Interés Cultural y como tal debería ser cuidado y respetado». ¿Qué cuidados son los mínimos que exige Roger de la Cruz? «Además de que se respete la señalización, más medios para el mantenimiento y la limpieza». Y hace extensa esta petición a todas las variantes del Camino de Santiago, no solo al Francés. Puede que este último sea el más célebre y el que más peregrinos acoge a lo largo del año en las distintas etapas que transcurren desde su inicio en la localidad de Saint Jean de Pied de Port y hasta su finalización a los pies de la catedral compostelana. En total, en el mes de junio se registraron 45.685 caminantes en la Oficina de Peregrinación, un 50,22 por ciento de ellos hombres. La mayoría llegó a pie –el 91,55 por ciento–, y más de la mitad tenía entre 30 y 60 años. En cuanto a números totales, el año récord fue el pasado con más de 301.000 peregrinos.

Y es que, aunque pueda parecer una trivialidad, hablar de desvíos del Camino de Santiago en León es un tema sensible. En abril de 2015, la estadounidense Denise Pikka Thiem fue asesinada cerca de la localidad de Castrillo de los Polvazares. Miguel Ángel Muñoz de Blas, de 41 años, había «trucado» la ruta para que acabase a las puertas de su casa. Fue condenado a 23 años de cárcel por el crimen, una pena que ratificó el Tribunal Supremo. «Ese fue el caso más sonado pero la realidad es que no es raro que caminantes se pierdan por el monte y que haya que activar el protocolo de rescate con los servicios de emergencias con el consiguiente coste económico», recuerda el presidente de la asociación de Amigos del Camino de Santiago del Bierzo.

Picaresca desde hace nueve siglos

Las «trampas» del Camino de Santiago no se quedan solo en las flechas pirata. La picaresca en la ruta existe desde hace nueve siglos y así viene recogido en el «Codex Calixtinus», un texto que advertía a los peregrinos de robos y ataques violentos. Aunque eso ha quedado atrás, hoy en día también hay «trucos». Por un lado, no es raro que los caminantes intenten falsificar los sellos de las estaciones para acortar la ruta. Y tampoco es inusual que salten alertas falsas sobre la falta de sitio en los albergues para desviar a los transeúntes hacia hoteles.