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Alanoca defiende en la UPO la primera tesis en aymara

«Estaba prohibido hablar esta lengua en las escuelas», dice

Vicente Alanoca durante la presentación de su tesis en la UPO
Vicente Alanoca durante la presentación de su tesis en la UPOlarazon

«Estaba prohibido hablar esta lengua en las escuelas», dice

El profesor de la Universidad Nacional del Altiplano y autoridad indígena aymara en su comunidad de Ilave (Puno, Perú), Vicente Alanoca Arocutipa ha defendido hoy viernes, 8 septiembre, en la Universidad Pablo de Olavide la primera tesis en lengua aymara titulada “Los aymaras de Ilave (Perú). Su configuración como nuevos actores y sujetos históricos en la larga lucha de emancipación indígena”. Este trabajo de investigación ha sido dirigido por Juan Marchena Fernández, catedrático y director del Área de Historia de América dentro del programa de Mundos Indígenas de la Facultad de Humanidades de la Universidad Pablo de Olavide.

Vicente Alanoca es antropólogo y doctor en Derechos Humanos y Desarrollo por la UPO y hoy ha afrontado su segundo doctorado con una tesis presentada y defendida en aymara. Se trata de un estudio sobre las luchas de la comunidad aymara en Ilave, localidad del altiplano peruano del entorno del lago Titikaka, en el Departamento de Puno. Allí mismo, en la Comunidad Ancasaya, Alanoca ostentó el cargo de Teniente Gobernador, siendo la máxima autoridad en la región para aplicar justicia, un cargo con connotaciones religiosas, espirituales, sociales, políticas y culturales.

Con “Los aymaras de Ilave (Perú)”, Vicente Alanoca invita a repensar la historia denegada y mutilada de los pueblos indígenas. La investigación del profesor de la Universidad del Altiplano parte de los hechos ocurridos en 2004 y sus consecuencias hasta hoy en día cuando el alcalde de la provincia fue linchado. “Fue un hecho que no debe repetirse. Esto creó un estigma hacia ese pueblo, que lo manchó de sangre, mostrando sólo las consecuencias sin analizar el proceso histórico. En pueblos como los aymaras y los quechuas, que han sido mutilados, hay una sensibilidad en la población de manera que cualquier hecho que atente a una realidad colectiva, tiene una reacción colectiva también. Hay heridas y cicatrices abiertas en la historia de América. En mi tesis, planteo qué ocurre después de 2004, cuál fue la lección que aprendió la población y qué actores fueron surgiendo, tratando, no de justificar sino de que no vuelve a ocurrir. Algunos estudios hablan de que el pueblo aymara se organizó para linchar al alcalde y esto es totalmente falso porque no hay una lectura histórica de todo el proceso que tenga en cuenta los factores sentimentales, políticos, culturales, el entorno, la inseguridad del estado...”, sentencia el profesor.

Alanoca habla de tres motivos por los que ha escrito y defendido su tesis en lengua aymara: “El compromiso con la academia y por la naturaleza misma de interculturalidad, de diversidad, que se asume desde la Universidad Pablo de Olavide y que agradezco profundamente; por convicción propia puesto que el aymara es mi lengua materna y aprendí castellano a los ocho años; y finalmente, se trata de demostrar a las generaciones la importancia que tiene la lengua en los espacios académicos, en la construcción del conocimiento. Hubo una época en que estaba prohibido hablar aymara en las escuelas. Después, con la educación bilingüe, se entendió el uso del quechua y el aymara como lengua materna, pero no se oficializó. Ahora el aymara puede hacer uso de su lengua en cualquier parte del mundo y hay que aprovechar las oportunidades como la que me brinda la UPO”.

La tesis se divide en cinco capítulos que desgranan el proceso de formación histórica de la población aymara, los movimientos indígenas, el gobierno local, las demandas de la población y los retos y la reconfiguración de actores. Para ello se ha utilizado una metodología analítica-sintética que permite analizar los sucesos descomponiéndolos en todas sus partes para conocer sus posibles raíces económicas, sociales, políticas, religiosas y etnográficas. Alanoca ha buscado y manejado fuentes escritas y orales, utilizando además datos obtenidos de la propia vivencia, la revisión bibliográfica y entrevistas a líderes e intelectuales en un trabajo de campo realizado en Perú y Bolivia, por donde se extiende la comunidad aymara: “Hay una historia oficial y otra no oficial. La oficial siempre ha tenido como parámetro metodológico que la tradición oral, la cotidianeidad, no es conocimiento sino una forma de sabiduría que está por debajo de la construcción histórica, de lo que está escrito. En el contexto histórico aymara, no hay actores que hayan intentado poner en valor sus formas de conocimiento histórico, así que esta historia mutilada es incompleta e inconclusa. Los libros oficiales del Ministerio de Educación no acogen esta problemática histórica que ha quedado en la tradición oral y se ha ido perdiendo”.

El profesor Vicente Alanoca entiende la historia como un instrumento de análisis del pasado y construcción hacia el presente de la memoria colectiva. “Hay un dolor de 500 años que siempre emerge como una cuestión retórica, pero yo pienso que hay que recrear esperanzas y convertir ese dolor en sabiduría y reivindicación. En muchos pueblos de Perú, los problemas de la independencia de 1821 aún no se han resuelto y a raíz de la conmemoración de los 500 años, hay un resurgir de actores desde los espacios públicos locales, que no han llegado aún adónde se toman las decisiones políticas a nivel nacional. Para ellos, la democracia sólo supone una cuestión electorera que no ha resuelto sus problemas a nivel local. Sin embargo, no podemos hablar de interculturalidad si no hemos resuelto las rupturas históricas que todavía persisten, construyendo con diálogo”, sentencia Alanoca.