Andalucía
El Cervantes para Alcántara
En casa, siempre le echamos dos puñados de fideos de más al puchero por si acaso un día se les ocurriera caer a almorzar a los mentores profesionales de este torpe opinante: tal es la eterna deuda de gratitud con ellos, que deberían ser reproches de los lectores de LA RAZÓN, pues al cabo son los responsables de que tengan ustedes que aguantar mis pamplinas. Omitiremos el nombre de uno de ellos, en atención a su renuencia a salir en los papeles, pero despidamos «comme il faut» a Julián Redondo, jefe de deportes de este diario desde su fundación hasta su fichaje por la AFE, que lo ha puesto en la categoría galáctica que se merece. Una compañera y vieja amiga me pidió ayer su contacto por un asunto relacionado con Manuel Alcántara, cuya fundación concederá un premio literario anual de periodismo deportivo y JR, que nunca pide nada para él pero siempre todo para los demás y también es presidente nacional de los plumillas futboleros, la hizo partícipe de una idea que le ronda la cabeza desde hace tiempo: urge una campaña pro Cervantes para el maestro malagueño. Periodistas como el nicaragüense Sergio Ramírez o la mexicana Elena Poniatowska han obtenido recientemente una distinción vedada a sus colegas españoles, pues a premiados como Umbral o Delibes –pese a sus pinitos de juventud– no cabe definirlos como cultivadores del oficio sino como escribidores de periódicos. Alcántara, camino de los 91 tacos y todavía en plenitud productiva, ha cultivado con excelencia casi todos los géneros, especialmente esas crónicas pugilísticas que, a través de una prosa deliciosa, rompen en manual de antropología. Atesora los premios Luca de Tena, Cavia y González-Ruano, Santísima Trinidad de la literatura perecedera. Merece una plaquita junto a los popes de la Literatura a secas y con mayúscula.
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