Enrique Miguel Rodríguez

Grazia

La Razón
La RazónLa Razón

Por primera vez, la nueva publicación de los miércoles entra en el repaso semanal. Éste es su segundo número y quería esperar a la repuesta del público, que ha sido magnífica, ya que para muchos expertos cuando se juega el tipo es esta semana. Me parece un formato muy internacional, que normalmente se realiza en revistas de tirada mensual. Por tanto ofrece una clara diferencia, calidad, diversidad y grandes temas. Le deseo el mayor de los éxitos aunque sea por puro egoísmo. Es el último lanzamiento del grupo al que pertenezco y con los tiempos de «alegrías» que vivimos, bueno será para todos que «Grazia» se haga con un puesto de honor en los quioscos.

Hacía tiempo que Rocío Carrasco no salía en ninguna portada, desde la muerte de su madre hace más de 6 años. Eligió vivir apartada del mundanal ruido. Ocupa la portada de «Hola!» y no por motivos gratos. Como con Francisco Rivera y Eugenia, ahora es Antonio David el que reclama la custodia exclusiva de su hija Rocío de 17 años y también lo hace a petición de la misma. La verdad es que esta pareja fue tormentosa siempre. Con sólo 18 años, Rocío Carrasco se fue a vivir con su novio, lo que causó un grandísimo enfado a su madre. Contra todo consejo, se quedó embarazada. Jurado, con una procesión por dentro más larga que todo el Viernes Santo, puso su mejor cara y arregló boda y traslado a Madrid. A pesar de que la felicidad parecía rondar a la pareja, los rumores de crisis estaban siempre por las redacciones. Tanto va el rumor a la fuente, que la separación llegó. Pocas veces una ruptura ha sido tan agria. Después de 14 años y con dos hijos, no ha existido el menor acercamiento y ahora parece comenzar una nueva batalla judicial. No entraré a emitir juicios, la verdad, de tanto rencor, sólo ellos la conocen, y a lo peor, tampoco del todo. En cualquier caso, aplicando esa gran verdad de que nadie es imparcial pero que al menos se debe ser honesto, mi cariño siempre será para Rocío, a la que conozco desde niña, con la que he compartido momentos estupendos y otros menos gratos, y con la que he trabajado varios años.