Política

Rebajas

Hoy es fiesta. ¡A trabajar!

«El ocio es nuestro negocio, en efecto, y la holganza lleva a nuestra mesa el pan nuestro de cada día»

Cientos de personas abarrotaban ayer las calles más comerciales del centro de Sevilla / Foto: Manuel Olmedo
Cientos de personas abarrotaban ayer las calles más comerciales del centro de Sevilla / Foto: Manuel Olmedolarazon

«El ocio es nuestro negocio, en efecto, y la holganza lleva a nuestra mesa el pan nuestro de cada día»

El océano de cabezas en el que se había convertido, a media mañana de ayer, la calle de tiendas por antonomasia (cambien el nombre según la ciudad en la que vivan) confirmaba que el único gran motor de la economía andaluza es el turismo, una industria caudalosa que derrama sus aguas sobre diversos sectores productivos. Así, el festivo trasladado al lunes prolongaba al inicio de enero el agosto de-cembrino del comercio; también de su prima hermana la hostelería. El trámite simple del trueque de una prenda regalada por otra idéntica de una talla superior –¿Cuándo admitirá el DRAE nuestra acepción de «descambiar», que sólo figura con su significado americano de conversión de billete a calderilla o viceversa?– comportaba una aventurada inmersión en la muchedumbre del todo disuasoria, cumplida a pesar de todo para que una dependienta desbordada remitiese a «dentro de dos semanas», cuando los stocks hayan sido debidamente repuestos. Pues todavía menudean los cenizos quejumbrosos por esta sucesión de días feriados que disfrutamos desde la antevíspera de la Purísima hasta la Epifanía, un mes preciso, sin considerar que es justo el periodo del año en el que el depauperado cuadro macroeconómico regional respira con menos dificultad. El ocio es nuestro negocio, en efecto, y la holganza lleva a nuestra mesa el pan nuestro de cada día. «Es que yo me asomo al balcón todas las mañanas y no veo ninguna chimenea de ninguna fábrica echando humo ni a quinientos tíos con un mono puesto y una tartera en la mano yendo al tajo», resumió una vez mi sabio compañero Javier Rubio. Mientras continúe vigente la maldición bíblica del trabajo, que no tiene pinta de pasar de moda, de alguna forma habrá que ganarse la vida. Y los servicios son una opción tan digna como cualquier otra. Que no pare la fiesta.