Andalucía

Jesús Vigorra: «Pretendo que la gente no solo se trague lo que le cuento»

El periodista cordobés acaba de estrenarse como «despertador» de Andalucía en las mañanas de Canal Sur Radio

Vigorra, el pasado miércoles en la sede de la RTVA en Sevilla / Manuel Olmedo
Vigorra, el pasado miércoles en la sede de la RTVA en Sevilla / Manuel Olmedolarazon

El periodista cordobés acaba de estrenarse como «despertador» de Andalucía en las mañanas de Canal Sur Radio

En Canal Sur Radio vuelve a sonar la inconfundible voz de Jesús Vigorra, erigido en orgulloso «despertador» con «La mañana de Andalucía». Es una de las novedades de la apuesta por trabajadores propios que ha hecho la nueva dirección de la emisora.

Con qué alegría da los «buenos días» al empezar el programa... a pesar de que sean las seis de la mañana.

Eso es lo principal para mí, decirlo con alegría y que llegue.

Venía de ser líder en la tarde y de repente desaparece de la radio. Esto no lo ha explicado mucho.

Bueno, tampoco tiene mucha explicación. Yo quería cumplir los veinte años en el programa y entonces me ofrecieron hacer media hora de televisión de cultura y me dejé llevar. Me hubiera gustado hacer más tiempo de radio, pero me quedé solo con una hora y ya no me encontraba. Sentía que lo que hacía no servía para nada. Mucha gente cuando sus derechos son arrollados no sabe a dónde acudir. La Administración pública no oye.

¿Qué soporta la mañana que no permite la tarde, radiofónicamente hablando?

La mañana tiene el tirón informativo, eso te da dinamismo. Mi intención es que lo que hagamos se parezca mucho a la realidad de Andalucía.

Dijo el otro día que «si cada español hablara solo de lo que sabe se haría un gran silencio».

Pero eso no es mío.

Ya, es de Azaña, pero entonces, ¿estamos en silencio o comunicamos?

El silencio como barullo interpreto yo lo de Azaña, ¿no? Por ejemplo, todo lo que estamos viviendo con el Gobierno de si pactamos o no y todo el barullo mediático que hay en torno a eso. Silencio para pensar y reflexionar. Pretendo que la gente no solo tenga que tragarse lo que le cuentan mis tertulianos o lo que le cuento yo, sino que hable también.

¿Ese «feed back» habría que exportarlo a la política?

Los políticos no se enteran de nada.

En el Parlamento, hablan pero no saben si alguien los escucha.

Los políticos no se enteran o no quieren enterarse. Es muy difícil llegar a la Administración cuando se tiene un problema. Hay gente que abandona... o me llama a mí. Los cañones de un rey Francés tenían grabado: «la última razón del rey». Yo a veces me siento como la última razón del rey para mucha gente.

En su programa tiene mucho peso la información.

Se me pasan las tres horas informativas volando. También lo que llega de quejas es informativo. La estafa de las preferentes salió de ahí o las cláusulas suelo y problemones que tiene la gente tremendos.

Los medios queremos llegar antes que nadie, pero llegamos tarde casi siempre. Como en el tema de los desahucios, por ejemplo, le prestamos atención cuando ya era una lacra social.

Cuando la casa está incendiada ya... Yo quisiera que la gente aprendiera algo escuchando la radio. Veo que en las televisiones el mensaje ahora mismo es que está pasando y te lo estamos contando, ¿pero se lo estamos explicando bien? Esa es otra meta.

Que sea pedagógico.

Sí. La gente no sabe nada, o no sabemos nada, metámonos ahí, porque vamos con una velocidad que no se digiere bien.

¿A qué achaca esa dormidera en la que parecía estar Canal Sur?

En audiencia habíamos perdido bastante cuota en la tele y en la radio. Estábamos adormilados y se necesitaba reactivar esto por algún lado.

¿Se está en el camino?

No lo sé, a mí me han dicho que haga mi programa a mi estilo. No me han dicho nada más, ninguna consigna.

¿Cómo sabrá si ha respondido a las expectativas?

El examen para nosotros viene con el Estudio General de Medios (EGM), pero también me dijeron que el objetivo es asentar el programa. He notado un entusiasmo en la casa, sobre todo porque no han traído a nadie de fuera.

Es otra de las cosas que se achacaba a la anterior dirección.

Eso es importante. Toda la programación que se ha hecho, a lo mejor es porque no tenían más dinero para contratar, ha sido con gente de la casa. Aquí hubo un momento en que se sacaba a la gente de su sitio.

¿Alguna vez la plantilla se ha visto cerca del abismo?

Hombre, Vox salió diciendo que quería cerrar. Es una barbaridad que de momento no es fácil.

¿Cuál es el «sello Vigorra»?

Por una parte, esa vía que abrimos de ayudar, que fue fruto de una frustración. Hace años salió la idea de que la gente nos contara sus problemas y ver qué podíamos hacer. Llevamos más de treinta mil quejas y jamás nos han presentado una denuncia. Otra «marca Vigorra» es que hable todo el mundo. Mira que he tenido problemas con alcaldes, pero jamás les he preguntado de qué partido son ni lo quiero saber.