Andalucía

Las otoñales

En el artículo del domingo hacía referencia a dos mujeres que siempre provocan un grandísimo interés. Tienen en común que están en una edad a la que se llamaba de forma muy cursi hace años «señoras otoñales». Cierto es que el otoño de una mujer de hace veinte años nada tiene que ver con el actual. Un poco parecido con el tiempo, los otoños actuales se disfrazan de primavera. Empiezo por Isabel Preysler. Su gran reportaje en «¡Hola!» es uno más de los que hace con su revista de cámara anualmente. Podríamos decir que ella tiene una especie de contrato de cadena con esa publicación. El término es televisivo pero encaja bien; eso quiere decir que está obligada a unas determinadas apariciones, con una contraprestación de bastantes ceros. Incluye, naturalmente, exclusividad. En este reportaje une Isabel dos patrocinadores: «¡Hola!» y la firma de joyería «Rabat». Ella habla de sus cosas, mientras posa con lujosos vestidos y muchas joyas que pertenecen a la firma citada, dándole a la misma una gran publicidad.

La otra, esto queda muy de copla, Isabel, «la Pantoja». La semana pasada este gran personaje arrasó con su llamada a «Sálvame» que todavía colea. En esta conversación estaba la Pantoja dramática, que te recuerda tanto a la intérprete de las grandes coplas de rompe y rasga. El viernes vimos la otra cara de la moneda, la mujer bella con sonrisa cautivadora, vestida de forma elegante. A que se debía el cambio, acudía como madrina a la inauguración de las nuevas instalaciones de una gran empresa de productos dermoestéticos. Igualmente arrasando en los medios y también en el cache, 116.000 euros, más gastos. Grandes figuras internacionales, no pasan de los 50.000 euros por actos similares. Ya ven como dos otoñales, que comparten nombre, también comparten su enorme fuerza mediática, a la hora del cobro.