Andalucía

Maná que cae del cielo

La Razón
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Michael O’Leary es un señor listísimo, como no podía ser de otra manera quien ha revolucionado la industria de la aviación civil en el siglo XXI. Ryanair no fue la primera compañía de vuelos económicos pero sí la que, gracias a la audacia de este irlandés lenguaraz y faltón, dio sentido pleno a la expresión «bajo coste». Que puede serlo para el usuario porque, excusarán el recordatorio, antes lo es para la empresa; ésa que si no sobrevive no puede prestar servicio alguno. Si no fuera por las condiciones draconianas que O’Leary impone a todos los actores (aeropuertos, proveedores, trabajadores... y hasta clientes), el apreciado lector no tendría al alcance de su bolsillo el weekend en Londres, un lujo democratizado gracias a este visionario. Las cancelaciones masivas a las que se verá abocado en el próximo mes no son sino otro reflejo del éxito de su modelo: la competencia noruega, que ofrece viajar por unos euros más pero con wifi gratis a bordo, le está birlando los pilotos por el procedimiento del tirón. Se anuncia una escalada de ofertas que siempre redunda en beneficio del consumidor. Ryanair, sin embargo, ha salvaguardado a los destinos andaluces. Los vuelos desde y a Málaga, Jerez y, sobre todo, Sevilla, donde los celtas han aposentado una base de operaciones, apenas han sufrido incidencias ni se prevé que las sufran, seguramente porque Aena o las autoridades locales han puesto los medios para que no se gripe el único motor que tira de nuestra renqueante economía. Mientras quienes tienen la vida resuelta se permiten el lujo de despreciar al turismo, la Andalucía real agradece el providencial sustento que llega por tierra, mar y aire, mejor llamado que nunca sea este maná que cae del cielo transportado por los pájaros de hierro.