Incendios
Miedo al peor verano
Las altas temperaturas, la sequía y la falta de gestión de los montes causan incendios más destructivos. Los fondos caen un 50%
Tras un invierno cálido y seco y una primavera seca y extremadamente cálida, y sobre todo teniendo una gran parte de la superficie forestal sin apenas gestión, el temor a que este verano pueda convertirse en uno de los peores años en materia de incendios es evidente.
Aunque resulta imposible predecir cómo serán, de lo que no hay duda es que cada vez hay menos incendios (el 65% se apagan en fase de conato, de menos de una hectárea), pero son más destructivos. «Estamos encaminándonos hacia pocos incendios pero enormes, que escapan de la capacidad de extinción. Es la nueva cara de la problemática de los incendios forestales y se debe a la falta de gestión, relegada desde hace décadas. A eso se le añade la despoblación de las zonas rurales y su desvinculación respecto al aprovechamiento de montes, que hoy, incluso por la población rural, sólo se ven como enclaves para el ocio y no como medio de vida», explica el decano del Colegio de Ingenieros de Montes de Aragón, Ignacio Pérez-Soba.
En este sentido, Eduardo de Rojas, decano del Colegio de Ingenieros de Montes, afirma que «antes de la crisis la partida destinada a la gestión ascendía como mínimo a 600 millones de euros y ahora únicamente se destinan 300 millones, cuando deberían destinarse entre 2000. y 2.500 millones, unos 90 euros por hectárea».
«El cambio climático –prosigue Pérez-Soba– nos ofrece unas expectativas peores de grandes incendios forestales (GIF, igual o superior a 500 hectáreas), y de mayor intensidad. Ahora bien, las temperaturas altas favorecen la propagación del incendio, pero no lo causan. De ahí que sea esencial trabajar en tres frentes: erradicar o disminuir en la mayor medida de lo posible los incendios de origen humano, mantener los montes bien gestionados para que sean más resistentes al fuego y desarrollar planes de protección civil para que la población sepa que hay que hacer».
«El cambio climático y tener unas temperaturas cada vez más extremas y más frecuentes, como las sequías, son factores desfavorables en la lucha contra los incendios forestales, pero con la debida gestión y el aprovechamiento del monte no nos encontraríamos con GIF con la frecuencia actual», recuerda Pérez-Soba en relación al abandono actual de la actividad agrícola extensiva y de otros usos tradicionales del monte como la recogida del leña o el pastoreo extensivo.
«No podemos acordarnos sólo de los montes cuando arden, que es lo que está sucediendo», concluye el decano del Colegio de Ingenieros de Montes de Aragón.
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