Lucas Haurie

Naranja oscuro

La Razón
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José María Fernández, ya exalcalde de Espartinas, era la gran esperanza naranja. Este municipio del Aljarafe, de querencia norcoreana en tanto que su bastón de mando se heredó de madre a hijo, era uno de los pocos bastiones del PP en la provincia de Sevilla pero las miserias de tantos años de gobierno monocolor terminaron propiciando el relevo en mayo. No era el colmo de la transparencia el municipio, la verdad. De forma sorprendente, o quizás no tanto para quien conociese algunos intríngulis de una política local muy sui generis, Ciudadanos conquistó el ayuntamiento pero en siete meses ha debido forzar la dimisión del regidor, imputado por un delito de prevaricación. A las (explicables) acusaciones de inexperiencia que los viejos partidos derraman sobre los nuevos durante esta campaña, Juan Marín responde que ellos carecen del «know how» necesario para practicar el innoble arte de la rapiña. Ahora podrán replicarle que lo que les faltaba era una oportunidad, aprovechada en cuanto se ha presentado, como mandan los cánones del saqueo de los fondos públicos. Se desmorona así el gobierno espartinero, del que ya se cayeron dos concejales por desavenencias con la dirección del partido, y desazona comprobar cuan veloz se deslizan las ilusiones de regeneración hacia la resignada certeza de que «son todos iguales». O, mejor dicho, de que nadie está libre de verse brotar un esqueje podrido. Si, al menos, C’s abandonase la defensa a ultranza del dimisionario... Pero ya se escudan en los tiempos de la justicia, la sacrosanta presunción de inocencia, el error administrativo no doloso; toda la basura sofista, en definitiva, con la que el (presunto) trincón es protegido por su banda. Lo de siempre.