Política

Lucas Haurie

¿Prensa o conversación?

«Se trata hoy de entonar un gorigori por la barbería de Paco, que cierra después de sesenta años rasurando en la Puerta de la Carne»

¿Prensa o conversación?
¿Prensa o conversación?larazon

«Se trata hoy de entonar un gorigori por la barbería de Paco, que cierra después de sesenta años rasurando en la Puerta de la Carne»

Con diciembre a las puertas y el ruido electoral convertido en clamor de candidatos histéricos, entran ganas de decantarse por el artículo costumbrista en detrimento de esa columna política que la superioridad reclama por duplicado, para papel e Internet, como si sobraran las opiniones interesantes (o las opiniones a secas, incluso si no interesan nada). Trillado el tema de la castañera desde tiempos de González Ruano, así, se trata hoy de entonar un gorigori por la barbería de Paco, que echa el cierre después de sesenta años rasurando en la Puerta de la Carne. Clásico en su género, todavía preguntaba a algún cliente eso de «prensa o conversación», por si acaso prefería el hombre echar un vistazo a los titulares en vez de pegar la hebra con su amena charla. Su negocio no tiene nada que ver con esos espantos posmodernos que pueblan ahora las calles más chics, donde unos pretenciosos metrosexuales despluman a los hípsters que van a perfilarse la perilla entre chatarrería de atrezo sacada de una mala versión de «American Graffiti». Nada de eso. Frente a los Jardines de Murillo, aguantaba el último resistente –el otro era Enrique, en la Alfalfa, que ha tenido dignísima continuidad en su hijo Manolo– de la peluquería de caballeros más clásica, donde es más fácil encontrarse una iguana viva que un bote de laca y cuyo propietario es capaz de afearle la fragilidad de la epidermis al cliente de piel demasiado blancuzca recién afeitado: «Se te ha quedado el cuello como el culo de una pava». Algún moderno mamarracho, valga la redundancia, se alegrará por la jubilación de este titán con navaja y orgulloso fumador de tabaco negro, una de las performances más contraculturales que pueden gozarse en el mundo blandengue que padecemos. Los amantes de la recia virilidad estamos de luto.