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(Re) Descubriendo los casos del Departamento Q

Adaptar una obra literaria al cine no es un reto fácil y, salvo contadas excepciones, la conclusión del espectador es que la novela es mejor

La primera imagen corresponde a la película «Profanación», de Mikkel Norgaard; de izquierda a derecha Johanne Louise Schmidt (Rose), Fares Fares (Assad) y Nikolaj Lie Kaas (Carl Morck). A la izquierda, imagen de la película «Misericordia» de Mikkel Norgaard; de izquierda a derecha Nikolaj Lie Kaas (Carl Morck) y Fares Fares (Assad) / Foto: La Razón
La primera imagen corresponde a la película «Profanación», de Mikkel Norgaard; de izquierda a derecha Johanne Louise Schmidt (Rose), Fares Fares (Assad) y Nikolaj Lie Kaas (Carl Morck). A la izquierda, imagen de la película «Misericordia» de Mikkel Norgaard; de izquierda a derecha Nikolaj Lie Kaas (Carl Morck) y Fares Fares (Assad) / Foto: La Razónlarazon

Hoy llega a algunos cines «Expediente 64», de Christoffer Boe, la cuarta adaptación de la interesantísima saga de novelas policíacas del Departamento Q, creada por Jussi Adler-Olsen. Nacido en Copenhague en 1950, estudió medicina, sociología, historia política y comunicación audiovisual; ha sido editor de cómics, colaborador de diversas revistas y autor de una biografía sobre el genial e inigualable Groucho Marx. Además de esta vertiente artística, ha dirigido varias empresas dedicadas a las energías renovables y ha coordinado la ONG Movimiento por la Paz. Por eso no es de extrañar que en varias de sus historias los «malos» estén al frente de grandes corporaciones, ya sean farmaceúticas, financieras o clínicas privadas.

Adler-Olsen es la aportación danesa al universo de la novela negra procedente de los países nórdicos; prácticamente no hay país de esta órbita geográfica que no haya explotado a más de un escritor en este «boom», por muy diferentes que puedan ser entre ellos. Si exceptuamos el peculiar caso del sueco Stieg Larsson y su popular saga «Millenium», llevada al cine en Suecia y solo parcialmente por la Columbia para todo el mundo, con el aclamado David Fincher de director, no es frecuente encontrar películas basadas en obras de los más destacados autores de novela negra escandinava.

El también sueco Henning Mankell vio cómo las andanzas de su más conocido personaje, Kurt Wallander, fue objeto de dos series de televisión, una en su país natal y la otra en el Reino Unido, con Kenneth Branagh en la piel del inspector de policía. Pese a ser considerado el más importante de los autores nórdicos de novela negra, inexplicablemente no se conocen sus adaptaciones cinematográficas. No menos extraño es el hecho de que las excelentes novelas de otro gran escritor, el islandés Arnaldur Indridason, con el comisario Erlendur de protagonista, no se hayan llevado a la gran pantalla con la excepción, hace más de diez años, de «Las marismas», inédita comercialmente en España, aunque sí proyectada en el Festival de cine europeo de Sevilla.

Sin embargo, para fortuna de sus lectores y de los buenos amantes de la novela negra, las adaptaciones de la saga del Departamento Q sí están llegando, como esta cuarta entrega, y sí están disponibles las tres anteriores en DVD y Blu-Ray para (re)descubrirlas: «Misericordia», «Profanación» y «Redención», basadas en «La mujer que arañaba las paredes», «Los chicos que cayeron en la trampa» y «El mensaje que llegó en una botella», respectivamente. Es curioso que este baile en los títulos se dé también entre los originales en danés y los utilizados en la edición española, inspirados en los de la saga «Millenium» de Larsson. Pasada ya esta «fiebre», a partir de «Expediente 64» (idéntico título para novela y película), hay una mayor fidelidad a los empleados en la edición danesa.

Saga literaria

Las peculiaridades de esta serie, formada hasta el momento por siete novelas (al parecer hay previstas otras tres), es el hecho de abordar casos del pasado no resueltos en su momento (el objetivo por el que se crea este departamento de la policía) y que sus protagonistas formen una singular pareja: el inspector Carl Morck, de escasas habilidades sociales, y su ayudante, el resolutivo Hafez-el-Assad.

Gracias a este personaje sirio, Adler-Olsen introduce de una manera muy directa en la novela negra el asunto de la inmigración, presente en varias obras escandinavas de este género, y lo hace conscientemente en un país cuyas autoridades reconocen la existencia de 25 guetos.

Aunque fue en el año 2008 cuando se publicó en España su primer libro, «La casa del alfabeto», este autor comenzó a adquirir notoriedad con los «bestsellers» del Departamento Q no solo en su país sino también en la vecina Alemania. Con la excepción de una, sus novelas, que han llegado a más de cuarenta países, han sido traducidas al español por el donostiarra Juan Mari Mendizábal, también responsable de la versión en euskera de varias novelas de Henning Mankell.

Las historias de los casos de esta división de la policía danesa son absolutamente adictivas debido a la facilidad para atrapar la atención del lector desde sus primeras páginas. Teniendo en cuenta que Mork y Assad, con la inestimable ayuda de Rose, deben resolver casos olvidados y cerrados infructuosamente, en muchas de las novelas la trama sigue líneas narrativas en paralelo con saltos de tiempo entre el pasado y el presente.

Adaptar una obra literaria al cine no es un reto fácil y, salvo contadas excepciones, la conclusión a la que por regla habitual llega el lector/espectador es que la novela es mucho mejor.

En el caso de las complejas tramas del Departamento Q, aunque se simplifican las acciones, el planteamiento de introducir cambios narrativos y en el desarrollo de la investigación resulta inteligente porque las historias no se resienten en absoluto.

El lector que vea la película disfrutará con un extracto matizado de la novela y el espectador que la vea sin conocer el texto, disfrutará de su adaptación y si se decide a leerlo gozará aún más al ver cómo la trama queda complementada.