Sevilla
«Salón Otto», un espacio para pensar sobre la esperanza
Un momento de pausa y reflexión es lo que proponen en «Salón Otto» los integrantes de la compañía Teresa Navarrete, que este fin de semana estrenan este montaje sobre el escenario del Teatro Central de Sevilla. Una obra que quiere ser un paréntesis, un espacio de tiempo para esperar respuestas a través de la combinación de diferentes propuestas estéticas como la pintura, la literatura o la música.
Se trata de un proyecto que surgió hace dos años y que hunde su inspiración en «Con la esperanza entre los dientes», de John Berger, para «captar aquellas cosas pequeñas que nos pasan cada día y que nos sirven para que sea un refugio en la marabunta y caos que nos rodea», señala la propia Navarrete. Un lugar pleno de ideas que confluyen en una puesta en escena que incita al espectador a buscar un espacio que amplía los horizontes de la mera contemplación de la obra. No se trata de un canto a la resignación, porque pese a que se apueste por la espera, por defender una suerte de paciencia frente al desasosiego, hay en el fondo un discurso de lucha «porque para buscar esa esperanza hay que luchar. De todas formas, no se trata de un espectáculo reivindicativo, sino de un trabajo muy orgánico, de buscar sugerencias en los textos con los que hemos trabajado, confiesa la coreógrafa.
Junto a ella están el actor físico Nando Pérez y el compositor Miguel Marín, compañeros de una experiencia artística preñada de vasos comunicantes en la que no hay un discurso uniforme y único. De fondo, la creación musical de «Montgomery», un personaje que bebe su inspiración en los mejores años de la Motown, que ayuda a contar esta amalgama de textos e imágenes Paisajes surgidos de la música de Marín, «que abre ventanas y y ofrece juegos al proyecto». «Salón Otto» busca además servir de hilo conductor a diversas artes plásticas que han servido de inspiración para crear ambientes diversos que enlazan con textos de Agustín Fernández Mallo. Como telón de fondo, la obra «Forest» de la fotógrafa checa Jitka Hanzlová, «porque el que se llame salón no quiere decir que se trate de una obra que está dentro de una casa. Tenemos una mesa y una silla que podían estar en cualquier sitio, no se trata de un salón al uso».
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