Sevilla

Sin niños no hay pensiones

La Razón
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Del futuro de las pensiones dependerá lo que decida el legislador que sea el futuro. Y, si la composición del órgano competente, el Parlamento, depende de los votos recontados en las elecciones, no cabe adivinar otra cosa que se mantengan, sea como sea. La pirámide poblacional, la actual y las siguientes, indica que la mayoría de los ciudadanos con derecho a voto es y será pensionista en lo venidero. Y nadie se dispara un perdigonazo en el pie así porque sí. En el mantenimiento de una población jubilada con dignidad se habla demasiado poco de la natalidad, un factor directamente relacionado con la aportación de los contribuyentes a las arcas de las pensiones. Cuantos menos jóvenes, de menos ingresos dispondrá el Estado para destinar a gasto social, la jubilación entre otros detalles. Ayer estuvo en Sevilla impartiendo una conferencia Alejandro Macarrón, un ingeniero que dedica sus vigilias y sus duermevelas a la promoción de la fecundidad como elemento estabilizador de la sociedad. El investigador insiste en el concepto del «invierno demográfico», que es algo así como la antesala de un «infierno demográfico» con llamas, calderas y niños nonatos berreando en los rincones. Desde Malthus no había tanta alarma con las edades del hombre. Sin niños ahora, con el país menguando en su número de habitantes año tras año, el futuro se antoja precario por menor productividad de la economía, menor fuerza de trabajo y, sobre todo, menos ingresos para las arcas, el verdadero averno del político. ¿Y por qué hay cada vez menos nacimientos? Las causas son múltiples. Una es naturalmente el desprestigio de la maternidad, en lo que algo tiene que ver la corriente antimasculina de una parte de las personas que mañana hacen huelga. Es para reflexionar. Ellas, sobre todo.